ELECCIONES EUROPEAS

La candidatura de Ribera trastoca los planes del PP y marca la agenda en clave climática para el 9J

La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, durante un encuentro con el Secretario General del PSE-EE y candidato a lehendakari, en la sede del PSOE, a 20 de marzo de 2024, en Bilbao

El Partido Socialista ha decidido apostarlo todo a Teresa Ribera. La ministra de Transición Ecológica y vicepresidenta tercera, uno de los principales activos políticos del Gobierno, liderará la lista del PSOE a las elecciones al Parlamento Europeo de junio en lo que se interpreta como un órdago para contrarrestar el discurso negacionista de la extrema derecha y el Partido Popular. Mandar a Ribera a Bruselas supondrá perder a una de las ministras mejor valoradas del Ejecutivo para, a cambio, aspirar a que sea nombrada Comisaria Europea de Clima o de Energía, o incluso vicepresidenta de la Comisión.

La carrera de Ribera ha estado ligada al medioambiente desde la década de los 90 y ahora aspira a continuar esa labor desde Bruselas. Allí se enfrentará a una legislatura clave en la que se deben aterrizar las líneas del Pacto Verde firmado en 2020 y en la que el continente empezará a sufrir más que nunca los impactos del cambio climático. Es alrededor de este discurso donde Ribera se ha labrado un nombre en las instituciones europeas en los últimos cuatro años y también es su mejor baza para atraer el voto femenino y joven. Además, es una de las voces más sosegadas del PSOE y en los últimos meses se ha reunido con hasta cuatro presidentes autonómicos del PP para tratar de buscar acuerdos sobre medioambiente más allá del ruido del Congreso.

Los socialistas no llegan con las encuestas a su favor a las elecciones, donde el Partido Popular Europeo (PPE) apunta a ser el claro ganador, según las encuestas, y podría formar mayoría con los partidos de extrema derecha Conservadores y Reformistas Europeos (ECR, por sus siglas en inglés) e Identidad y democracia (ID). Los sondeos muestran que precisamente son estos dos partidos los que más crecerán frente a los comicios de 2019. De hecho, todo apunta a que España volverá a ser el país que más eurodiputados aporte al grupo socialista en la Eurocámara, como ya ocurrió en las elecciones pasadas, de ahí que Sánchez ponga tanto empeño en movilizar al electorado en los próximos 40 días.

Una lista liderada por Teresa Ribera evidencia que la campaña electoral de la izquierda girará en torno a la emergencia climática, que en las elecciones comunitarias siempre gana protagonismo en comparación con los comicios nacionales. Más aún con el pretexto de que el año pasado fue el más cálido de la historia reciente. Se espera que la derecha conteste con la defensa del sector primario y la criminalización de las leyes climáticas con el argumento de que frenan el crecimiento económico. Los expertos también creen que las políticas migratorias coparán parte de la campaña electoral del PP y Vox, y de sus equivalentes europeos. El propio Alberto Núñez Feijóo, líder de los populares, dedicó parte de su discurso en el congreso europeo de su partido celebrado en marzo a la defensa del campo: "El PP Europeo es el partido de los agricultores, de los ganaderos y de los pescadores. No hay otro que los represente mejor", en alusión a los partidos situados a su derecha.

El mejor ejemplo fueron las manifestaciones de los agricultores del pasado mes de febrero y marzo que recorrieron las calles de decenas de ciudades europeas para presionar la Comisión a deshacer algunas de las medidas agrarias del Pacto Verde Europeo, como la estrategia del Plato a la Mesa. A las protestas se sumaron políticos de extrema derecha y del PPE, que denunciaron que las medidas ambientales son un atentado contra la soberanía alimentaria y la cultura agrícola y rural europea, con el foco puesto en atraer el voto del 20% de la población europea que vive fuera de las ciudades. En realidad, apenas hay unos 9 millones de europeos que viven de la agricultura y la ganadería, el 2% de la población, pero es un discurso que también resulta atractivo para el votante de ciudad, que a menudo tiene familia o antepasados en el sector primario.

La brecha política es todavía mayor con las medidas ambientales y el año pasado se vieron fuertes enfrentamientos entre los socialistas y el PPE en votaciones como la ley de Restauración de la Naturaleza, la propuesta para reducir los pesticidas, la directiva calidad del aire, o el reglamento para recortar las emisiones de las granjas. El último Eurobarómetro publicado el pasado miércoles, muestra sin embargo, que las preocupaciones de los europeos van en otra línea. Las tres primeras son la pobreza, la salud y la economía, mientras que el cambio climático ocupa la quinta posición y la agricultura la novena. Por otra parte, recogió que el 60% de la población están interesados en los comicios, frente al 50% de los comicios de 2019.

Un vacío en el Ministerio de Transición Ecológica

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La salida de Ribera del Gobierno español no será inmediata, aunque el calendario lo decidirá la propia vicepresidenta, según explican desde Transición Ecológica. En teoría, el 16 de julio se celebrará el primer pleno de la nueva Eurocámara y en el momento en el que tome su acta como eurodiputada deberá haber abandonado su escaño en España por incompatibilidad. Un secreto a voces es que la intención del Gobierno es proponer a Ribera como Comisaria de Clima, como fue antes Arias Cañete, aunque también encajaría como Comisaria de Energía, tras haber sacado adelante la reforma del mercado eléctrico europeo durante la presidencia española del Consejo de la UE en 2023. El siguiente paso sería incluso aspirar a una vicepresidencia de la Comisión, siguiendo los pasos de Frans Timmermans, que coordinó el Pacto Verde Europeo. Si efectivamente el PPE resulta ganador de las elecciones europeas, la alemana Ursula von der Leyen repetirá, salvo sorpresa, como presidenta de la Comisión, y será la encargada de asignar cada cartera de a los comisarios, por lo que tendrá la última palabra.

Ribera ha escalado en menos de cuatro años hasta ser uno de los más influyentes ministros en Bruselas y de la política climática global. Llegó a su puesto en enero de 2018 con la idea de elaborar una política intensa en medioambiente, pero se encontró en 2021 con la mayor crisis energética del continente en décadas. Desarrolló la excepción ibérica para abaratar la luz, un mecanismo exclusivo de España y Portugal, y fue uno de los primeros políticos en proponer una reforma integral del mercado eléctrico europeo, que finalmente fue mucho menos ambiciosa de lo que reclamó Ribera. En España, cerró las minas de carbón y recondujo la política energética para impulsar las renovables. En el área de medioambiente, ha desarrollado planes para recuperar el Mar Menor y Doñana, abolió la caza del lobo y se ha comprometido con proteger el 25% de la superficie marina del país para 2025. Entre sus logros internacionales destacan la organización de la Conferencia del Clima de la ONU de 2019 en Madrid (COP25) y sus aportaciones durante más de dos décadas acudiendo a estas cumbres.

Ribera es licenciada en Derecho y desde los 26 años es funcionaria de primer nivel tras aprobar la oposición del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado y en 2008 comenzó a coordinar políticas ambientales desde la Oficina de Cambio Climático bajo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. En 2011 se afilió al PSOE y en 2016 ya formaba parte del 'gobierno en la sombra' de Pedro Sánchez, hasta que en 2018 su partido ganó las elecciones y ascendió a ministra de Transición Ecológica. Según su currículum, habla inglés y francés y vivió durante unos años en París, donde fue directora ejecutiva del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI) desde 2014.

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