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Planas rebaja las exigencias ambientales a los agricultores mientras las ONG piden a Ribera no ceder

Agricultores de la comarca de la Vega Baja del Segura protestan en San Isidro de Albatera, Alicante, este viernes.

Las tractoradas mantienen al Gobierno entre la espada y la pared. Si España ha sido uno de los mayores defensores del Pacto Verde Europeo, las exigencias de agricultores y ganaderos para rebajar las nuevas obligaciones ambientales han surtido efecto. Este jueves, el Ministerio de Agricultura lanzó un paquete que incluye paralizar algunas de las condiciones ambientales necesarias para recibir las ayudas de la PAC, aunque la última palabra la tendrá Bruselas. Los ecologistas temen una ola de desregulación verde en el campo y este viernes se reunieron con Transición Ecológica para recordar al Gobierno que una parte de la sociedad no está de acuerdo con este viraje.

"Hoy se abre un camino y cosas que antes no se podían hacer, que eran imposibles, ahora se llevan a cabo", resumió este jueves de manera irónica Miguel Padilla, secretario general de la organización agraria COAG. Se refirió, entre otros cambios, a las cinco modificaciones de las llamadas Buenas Condiciones agrarias y Medioambientales (BCAM), unos requisitos que los agricultores y ganaderos deben cumplir para acceder a las subvenciones anuales de la PAC. De media, estas ayudas inyectan 5.000 euros a cada agricultor y ganadero, aunque las grandes explotaciones llegan a recibir cientos de miles de euros, por lo que nadie en el sector se puede permitir incumplir sus cláusulas.

Las BCAM se endurecieron en 2023 tras la entrada en vigor de la PAC 2023-2027 con criterios ecológicos mucho más exigentes que en los años anteriores, y desde su actualización el campo reclama acabar con algunas exigencias que a su juicio "solo enfadan" al agricultor, en boca de Pedro Barato, presidente de la organización Asaja. Hay ocho prácticas obligatorias que cada profesional debe cumplir en función del cultivo o ganadería que tenga, como evitar sembrar a cinco metros del margen de un río o la obligación de rotar su cultivo cada cuatro años para dejar que el suelo se recupere.

La puerta a esta relajación de las exigencias para el campo la abrió la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, cuando hace dos semanas anunció que retiraba la propuesta para reducir el consumo de insecticidas agresivos un 50% para 2030, una de las grandes obligaciones para el campo que traía el Pacto Verde europeo. La mandataria anunció también que todos los planes agroecológicos que está planificando Bruselas se posponen para ser consensuados antes con los profesionales, y no son pocos. La Comisión tiene pendiente publicar su propuesta en bienestar animal (regulación de las jaulas y el sacrificio), la revisión del uso de aditivos en los piensos, o el empleo de materiales reciclados para envasar alimentos (que encarecen la producción), entre otras cuestiones.

Los cinco principales grupos ecologistas se reunieron este viernes con la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, para trasladar su preocupación sobre las cesiones que está consiguiendo el campo en cuestión de días. Las ONG apoyan muchas de las reivindicaciones de las tractoradas, como el problema de la inflación, la falta de relevo generacional, o la presión de la agroindustria y los supermercados, pero insisten también en que ese enfado no puede ir acompañado de un retroceso en la protección del ecosistema.

"Los agricultores saben que las medidas que promueve la Comisión no resuelven el problema. Necesitamos un cambio de modelo valiente que reduzca el regadío y proteja el suelo, porque sin tierra ni agua no hay agricultura", señala Eva Saldaña, directora de Greenpeace España. Sobre el paquete anunciado por el ministro de Agricultura, Luis Planas, critica que mantenga las ayudas al combustible agrícola. "Nos reunimos con él hace dos semanas y nos dijo: 'Sin rentabilidad no hay sostenibilidad'. Yo le doy la vuelta: sin sostenibilidad no hay rentabilidad", resume Saldaña.

Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF, asegura que Teresa Ribera coincide con los ecologistas en que estos días se está produciendo un retroceso medioambiental en Europa, y Olmo recuerda que Agricultura no es la única cartera con competencias en estos asuntos. "Transición Ecológica es el responsable de resolver el problema cuando los acuíferos se contaminan con nitratos y pesticidas, y es quien da la cara ante Bruselas cuando llegan las sanciones", añade.

¿Qué prácticas agroecológicas quiere paralizar Planas?

El día 26 de febrero, Planas defenderá ante el resto de ministros de Agricultura europeos la necesidad de suavizar algunos de estos requisitos verdes para facilitar el trabajo a los profesionales, y sobre todo para aumentar la rentabilidad de los cultivos. Por ejemplo, pedirá que en 2024 las plantaciones de regadío queden exentas de la rotación de cultivos y de la obligación de mantener un 4% de las tierras en barbecho para promover la biodiversidad. También quiere recuperar el permiso para arar la tierra durante el verano, que ahora está prohibido hasta septiembre para que el suelo se regenere.

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Javier Alejandre, técnico de la organización agraria UPA, explica que los cambios que propone Planas son una petición de los agricultores desde hace meses. Explica que obligar a rotar un cultivo de regadío supone un perjuicio económico demasiado grande porque hay que rentabilizar una inversión en tecnología y en permisos de riego, y rotar cultivos siempre tiene un coste. Lo mismo ocurre con dejar un 4% de la tierra en barbecho, que reduce la producción.

Por el contrario, Joan Pino, catedrático de Ecología de la Universitat Autònoma de Barcelona, cree que relajar estas exigencias "no es el camino". Argumenta que el barbecho está relacionado con la conservación del ecosistema y la atracción de insectos, lo que ayuda a que haya un equilibrio natural en la explotación. Mientras que la rotación de cultivos es un arma natural contra el crecimiento de malas hierbas, y permite reducir el uso de herbicidas en el campo. "Parece que los científicos tenemos un discurso naif desde nuestro despacho, pero insisto en que la biodiversidad es el canario en la mina y nos indica el estado del medio. Si vemos un declive de los polinizadores, lo que vemos en realidad es un declive del ecosistema", afirma el también director de Creaf, el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales.

Luis Planas mandó este miércoles una carta al Comisario europeo de Agricultura, Janusz Wojciechowski, para reclamar la paralización de estas prácticas agroecológicas con el argumento de que "la nueva Política Agraria Común es uno de los principales motivos del descontento" entre el sector primario, y le reclama "respuestas contundentes en el menor plazo posible". Aunque Planas defendió la reforma de la PAC hace dos años, pide ahora a la Comisión que escuche sus reclamaciones "sin prejuicios previos ni limitaciones, incluso si como consecuencia de estas demandas se precisa realizar cambios importantes en la política recientemente diseñada", sugiriendo que no es tarde para dar un giro a la PAC vigente.

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