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Clientelismo político

Mario Martín Lucas

Se suele decir que una persona, a lo largo de su vida, puede cambiar de opinión en muchas cosas, pero que los colores del club deportivo al que quedó vinculado desde su más tierna infancia, no son una esfera modificable; algo así parece pasar con las filiaciones políticas en España, donde sonados casos de corrupción cómo el de los ERE en Andalucía, la trama Gürtel en Madrid y Valencia, los casos Pujol, Pallerols o Millet en Cataluña, parecen no condicionar demasiado los votos que reciben los partidos políticos afectados, sea el PSOE en Andalucía, el PP en Madrid y Valencia, o CiU en Cataluña.

Tras las elecciones andaluzas, es bastante previsible que Mariano Rajoy haya extrapolado los resultados allí obtenidos por el PSOE, en el sentido de que si después de 37 años de gobierno socialista y con lo que se sabe sobre el masivo desvío de fondos públicos, con los dos anteriores presidentes de la Junta encausados (Chaves y Griñán), el resultado del voto ciudadano parece no castigar en exceso esa corrupción. ¿Por qué lo iba hacer en clave autonómica en Madrid, Valencia o cualquier otra actualmente presidida por el PP?, ¿por qué le tendría que afectar en las municipales o, incluso, en las generales?

En cualquier caso las cosas que pasan en España, se nos antojan imposibles en otros países de nuestro entorno. ¿Podríamos llegar a imaginar lo que sucedería en Reino Unido si un periódico británico reprodujera en su portada un sms de su primer ministro, a un imputado por cohecho, fraude fiscal y blanqueo de capitales, con la frase: “Luis be strong"? ¿Cuánto habría tardado en dimitir aquel? ¿Alguien podría imaginar a un ex presidente de un land alemán, bajo cuya responsabilidad se hubieran difuminado más de 1.000 millones de euros de cursos de formación, que siguiera aferrado a sus cargos públicos? ¿Tenemos capacidad para imaginar a un ex presidente de una región italiana, como confeso evasor fiscal, utilizando sus comparecencias en la cámara autonómica para deslizar amenazas del tipo “si cae una rama, al final caerá el árbol entero”?¿Sería imaginable que el juez que investiga un fraude en un banco francés acabara juzgado él, con sentencia en contra, antes que el responsable del presunto fraude?. 

Tras cuatro décadas desde la transición es tiempo que todos, en nuestra sociedad, seamos conscientes de la situación y demos un paso adelante, las organizaciones políticas son endogámicas y tienden a la metástasis, pero la vida continúa, nada, ni nadie, nos garantiza la infalibilidad, ni la ausencia de errores, pero eso es una cosa y no ser capaces de romper con los colores de nuestra “vieja camiseta infantil” es otra. Es hora de pasar de la teoría, a los hechos.

Mario Martín Lucas es socio de infoLibre

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