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¡Necesitamos una superheroína cincuentona!

La portada de 'Miss Fifty'.

Puede que no se haya dado cuenta, pero esta mañana, ayer por la tarde, hace un año quizás… pasó ante sus mismas narices una auténtica superheroína. No la vio, claro, porque a sus cincuenta y tantos, esta mujer que es la vez muchas mujeres, casi todas las mujeres, adquirió hace ya unos añitos un súperpoder: el de la invisibilidad. Esto es broma, claro, pero una que, depende de cómo se mire, no tiene demasiado chiste. De esa cualidad, y de otro amargo don que viene muchas veces asociado con la edad, el de la enfermedad, habla —en este caso sí, con mucha gracia— la nueva novela de la escritora Rosa Ribas, Miss Fifty (Reino de Cordelia). Una aventura protagonizada por una trabajadora de la delegación de Hacienda de Barcelona cuya súperfuerza, supervalentía y súperhumor le hacen mucho más llevadera —y ajetreada— la recuperación tras meses de quimio y radioterapia para tratar su cáncer de mama, momento en el que descubre que esa invisibilidad que ya sabía que poseía en realidad no era en absoluto una metáfora.

“La novela surgió a raíz de una conversación con una amiga enferma de cáncer”, recuerda Ribas (El Prat de Llobregat, Barcelona, 1963). “Visitándola en el hospital, nos pusimos a habla del tema de las actrices de más de 40 años, de cómo a partir de esa edad no existen hasta que pasan los años y hacen roles de abuelitas. De ahí pasamos al tema de los cómics, en los que no hay superheroínas mayores de treinta años. En ese momento, mi amiga hizo el gesto de Superman y dijo: ¡Necesitamos una superheroína cincuentona! ¡Necesitamos a Miss Fifty! Así que cuando salí del hospital, me fui con la sensación de que tenía un encargo”.

La ilustradora María Espejo y la escritora Rosa Ribas.

Dicho y hecho, Ribas se puso a escribir sobre una superheroína capaz de volverse invisible, con un carácter inspirado en el coraje y la alegría de su amiga. Solo que no lo hizo sobre el papel, sino en la hoy cerrada plataforma sigueleyendo.es, donde en 2012 fue publicando la novela por entregas, una cada miércoles. “Por eso, tiene recursos narrativos como el gancho al final de cada capítulo, un continuará” que se ha mantenido en la versión en papel, en la que se recoge la misma historia que se presentó online solo que “más pulida”. “Se han corregido las incoherencias, temas que no se habían cerrado o se han cambiado cuestiones de estilo”, explica la escritora, versada en la novela negra y la histórica, con títulos como El pintor de Flandes o los incluidos en la serie de la comisaria hispanogermana Cornelia Weber-Tejedor.

“El género policiaco tiene unos patrones formales muy establecidos y una voz narrativa muy estrecha”, apunta Ribas, mientras que este nuevo formato, plagado de humor, le ha dado “a hacer lo que quiera: puedes dar rienda suelta a la imaginación”. Por eso no ha permitido que su protagonista, conocida de incógnito como Marta Ferrer y con un pijama de cuadros por uniforme, sea el único personaje con súperpoderes. Al contrario, ha llenado las calles de Barcelona de héroes anónimos con las más variopintas capacidades: está Monsieur T, un profesor de francés que se teletransporta, Alina Plastilina, la mujer elástica, o Serrat, el hombre cuya fuerza reside en que “le gusta a todo el mundo”.

No hay, obviamente, superheroína que se precie de serlo sin su correspondiente súpervillana. La de Miss Fifty se llama Yodaína, por el yodo que toma para tratar su problema de tiroides, y además es su vecina, una señora que tiene la capacidad de cambiar de estado como el agua, solidificándose o licuándose para sumergirse en las tripas de las cañerías. Cuando se encuentra en su estado humano, Yolanda, que así se llama esta particular némesis, tiene la fea costumbre de cotillear e incendiarse por dentro con la envidia al ver cómo los demás disfrutan con lo que ella no tiene. “Es el reflejo de las personas negativas, venenosas, que no tienen brillo propio”, abunda la autora. “Son personas que son como satélites, que solo viven porque tienen un enemigo”.

Superheroína… e ilustrada

Cada capítulo de la novela va acompañado de ilustraciones de María Espejo quien, como apunta Ribas, ha sido capaz de “encontrar el punto de mezcla entre un fondo serio y el humor”. “Cundo tienes un material bueno, tienes mil ilustraciones en la cabeza”, dice Espejo, devolviendo el halago. “Me apetecía hacer a todos los personajes, pero hice solo los que pensé que eran los más importantes en la historia”, abunda la ilustradora, “y quería que se vieran todos sus aspectos: que se viera que estamos hablando de cáncer, pero haciéndolo desde la cotidianidad de una mujer deteriorada por la enfermedad pero que también se ve atractiva, regodeándome en lo bonito de la edad y de haber pasado por esto”.

Residente en Alemania desde hace casi 25 años, Ribas ha alumbrado también al personaje de Cornelia Weber-Tejedor, mitad gallega mitad alemana, cuyas peripecias son más conocidas en el país germano que aquí. “Son historias que transcurren en Alemania pero que están escritas por una extranjera”, señala, “y gracias a eso son novelas que dan otra visión del país, a lo que se incluye el tema de la interculturalidad”. Su Miss Fifty no viaja tan lejos, vive en el barrio de Sants. Pero como todo el mundo, sea de donde sea, tiene una debilidad. Su particular kriptonita, comprensiblemente, es el temor a recaer en la enfermedad. "Después de la terapia, tienen que pasar cinco años para poder decir que estás curado, así que cada control es un momento de terror", apunta Ribas. Marta, la protagonista, "lo supera con sentido del humor", algo que, al final, "es lo que te ayuda a vencer el miedo". 

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