Los diablos azules

Un suplemento de libros

Se llamaba Los diablos azules un bar de Madrid que ahora cierra sus puertas. Durante años se celebraron en él tertulias literarias y sesiones de narrativa y de poesía. La nostalgia de lo que se acaba nos invita a abrir un espacio nuevo para seguir conversando de libros. Consideramos que hablar de libros es tanto como hablar de la vida, la sociedad, los asuntos políticos y las inquietudes del ser humano. Pero en otro tono y con otros tiempos.

Los lectores de infoLibre suelen participar con solvencia en los foros que surgen en este diario. Más allá de las intervenciones crispadas, tan extendidas por desgracia en las redes sociales, las opiniones de los lectores tienden aquí a defender puntos de vista, matizar o discrepar en un libre intercambio de opiniones. El suplemento que se pone en marcha ahora pretende situar el mundo de los libros en este foro, ya que la lectura sigue representando uno de los mejores ámbitos de diálogo. Los autores y los lectores habitan con sus conciencias individuales el espacio público de los libros.

En su ensayo Cómo leer literatura (Península, 2016), el crítico inglés Terry Eagleton afirma que “la tradición de lo que Nietzsche llamaba lectura lenta corre el peligro de extinguirse para siempre”. Fernando Savater, por su parte, sostiene en Aquí viven leonesAquí viven leones (Debate, 2015) que “la literatura no es sólo caviar sino también sardinas en escabeche: un surtido de alimentos espirituales que hace gozar a gente muy distinta y atiende necesidades diferentes sin dejarse coartar por criterios excluyentes de los inquisidores del buen gusto”. Estamos de acuerdo con los dos.

La mejor manera de reivindicar el pensamiento y las humanidades frente a los dominios de la telebasura es alejarse a la vez de todas las falsas dinámicas de los debates culturales propios de sociedades que viven en la sala de urgencias: es absurdo confundir la utilidad con el mercantilismo, como es absurdo un enfrentamiento entre las humanidades, la ciencia y la técnica, como es absurdo identificar la democracia con el orgullo de los analfabetos, como es absurdo que la desconfianza en los dogmas del pensamiento libre deba desembocar en el relativismo cínico de los que no quieren aceptar ningún vínculo con su sociedad. El elitismo no supone calidad y, del mismo modo, la libertad y la democracia no suponen falta de responsabilidades individuales a la hora de decir lo que pensamos sin pensar lo que decimos.

Este suplemento convoca a escritores, críticos literarios, profesores, editores, libreros, bibliotecarios, periodistas y clubs de lectura para hablar de libros en un espacio que quiere ser atento a lo que ocurre en nuestro diario vivir, pero que evita someterse al vértigo de la actualidad. Se trata de reclamar un poco de tiempo más allá de las urgencias.

El significado en Perú de la expresión los diablos azules tiene que ver con el delirio que sufren algunas personas después de una ingestión excesiva de alcohol o de drogas. La vida entra en las palabras, las cambia y acomoda su significado con la experiencia de los días. Para nosotros Los diablos azules es ya un lugar habituado a la conversación y al intercambio de opiniones, un refugio lleno de libros y de puertas y ventanales que dan a la vida.

El azul del cielo modernista se funde con la realidad diabólica del malditismo para señalar la convivencia de un mundo que no quiere vivir ni en las nubes ni en los infiernos. Al final puede y debe salirse con la suya el demonio socrático que Antonio Machado llevó siempre en el equipaje para que le advirtiera de sus contradicciones, enseñándole a dudar de sí mismo y a escuchar los otros argumentos. En un mundo con el alma en perpetuo borrador, en el que abundan las voces, las mentiras y los gritos, nada resulta más útil que aprender a escuchar.

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