Periodistas

75 periodistas asesinados y 200 encarcelados en 2013

El periodista de 'El Mundo' Javier Espinosa y el fotógrafo Ricardo García.

Los secuestros de periodistas protagonizan el Informe Anual de la Libertad de Prensa en el Mundo de 2013, presentado la mañana de este jueves por Reporteros Sin Fronteras (RSF).

Durante el pasado año el número de secuestros de profesionales de la información aumentaron un 129%. Con 87 secuestros Siria encabeza el país más peligroso del mundo para los informadores. Los casos de Marc Marginedas, Javier Espinosa y Ricardo García Vilanova personifican la represión que viven los periodistas en la región árabe. “Nuestros colegas españoles son periodistas que han elegido cumplir con su trabajo en el terreno, a pesar de saber los grandes riesgos que esto entraña. Representan el compromiso, la honestidad y el rigor, valores en decadencia en nuestra profesión”, recalcó Malén Aznárez, presidenta de RSF en España.

Filipinas, Somalia, Pakistán y Siria se encuentran entre las regiones más peligrosas del mundo para los reporteros. La represión, censuras y encarcelamientos se suceden también en China, Irán o Eritrea. Brasil remplaza a México como el país latinoamericano más desfavorable para los informadores, registrando el número más alto de periodistas asesinados durante el 2013 en Latinoamérica.

La libertad de información también está en riesgo el continente europeo. Según el informe de RSF, Turquía es una de las mayores cárceles para periodistas, con cerca de 30 profesionales retenidos. La represión sufrida por los reporteros que intentaban informar de las manifestaciones de Euromaidán, en Ucrania, ponen de manifiesto la “involución legal hacia posturas punitivas” en Europa.

España tampoco es en 2013 un escenario idílico para los periodistas. Pepa Bueno, moderadora de la presentación del informe, recordó el cierre de Canal Nou como uno de los eventos más preocupantes para el periodismo español en los últimos tiempos. Se trata del “primer cierre de una radio televisión pública después de que durante años el gobierno autonómico la utilizara como su coto privado de caza malversado el dinero público”, recalcó Aznárez.

Con la aparición de Internet y la consiguiente multiplicación de medios y fuentes “hemos perdido la exclusividad del qué, cuándo y dónde. Pero aún conservamos integras las preguntas del cómo y del porqué pasan las cosas”, explicó Pepa Bueno. En este sentido la periodista apuntó que “el uso profesional de la independencia es lo único que garantiza la supervivencia del periodismo”.

Las amenazas que rodean a la libertad de prensa e información se multiplican en los medios digitales. “Google recibe muchas presiones para aumentar la vigilancia sobre los contenidos que circulan por la red”, explicó William Echikson, director de Comunicación y Asuntos Públicos de Google para Europa, Oriente Medio y África.

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No hace falta irse hasta Corea del Norte o Pakistán para encontrar gobiernos que censuran los contenidos digitales. “Reino Unido estudia un iniciativa de ley para cerrar cualquier proyecto digital que pueda fomentar el terrorismo, pero, ¿quién decide que es apología del terrorismo?”, apuntó Echikson. Siguiendo este planteamiento aparece el caso de Francia donde hace un mes se aprobó una iniciativa para “incrementar la vigilancia digital sobre aquellas informaciones que afectan a la seguridad nacional”.

¿Qué debemos hacer para que Internet siga siendo libre y abierto?”, planteó el director de comunicación del buscador. “El inicio de Internet es fruto de la colaboración de los ciudadanos con asociaciones como Reporteros Sin Fronteras, empresas y gobiernos, y ninguna de estas partes tenía derecho de supervisión o veto sobre otra –recordó Echikson–. Sin embargo, ahora son muchos los gobiernos que quieren controlar Internet. Los gobiernos quieren poner fronteras a la información que circula por la red como si fueran fronteras nacionales”. China, Irán o Corea del Norte son ejemplos de que es posible imponer fronteras para limitar el flujo de información libre.

30 países de los 150 en los que Google tiene presencia limitan el acceso a algunos contenidos. “El problema de esta realidad es que sucede en países democráticos como Brasil”, subrayó Echkson. 

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