Muy fan de...

Muy fan de... Montoro

Llega el verano y todos nos enfrentamos a nuestros miedos. A mí, por ejemplo, se me da fatal tirarme de espaldas en la piscina, cada año me lo propongo, me armo de valor, me coloco en el bordillo muy dispuesta, respiro hondo, imagino que voy a hacerme un Jane Fonda en El estanque dorado y… y al final me rajo y acabo bajando por la escalera como una madre setentera –solo me falta el gorro de goma lleno de flores–. A ti, Montoro, ya te he leído en la entrevista de El País, se te da fatal subir impuestos. Pobre. No somos nadie. Si quieres vamos juntos a terapia de grupo. Te imagino en el centro de un círculo de sillas, confesando tu agobio natural ante la idea de subir los tributos al paisanaje y todos gritándote al final de tu exposición: “¡Te queremos, Cristóbal!”. Muy fan.

Algunos expertos en el comportamiento humano sostienen que cuando a uno se le da fatal lo que sea, jamás hay que esquivar ni eludir la posibilidad de hacerlo porque lo que no se afronta, no se supera. Muy al contrario, ellos aconsejan luchar contra el fantasma, dar la cara una y otra vez ante la dificultad, intentarlo, repetirlo e insistir para que, a fuerza de hacerlo, uno acabe por desactivar el acojone. ¡Claaaro, eso es lo que has hecho tú, pillín! ¡En dos años has aumentado las cargas tributarias como nadie y eso que se te da fatal! ¡Qué tío, qué sabio, no era por fastidiar al personal, como creían los más críticos, era para perder el yuyu que te provoca la cuestión! Me quito el sombrero –o el gorro floreado piscinero, en este caso– y me prosterno ante vos.

También te digo una cosa, en este mundo discrepante por naturaleza, ni los psicólogos se ponen de acuerdo. Siempre hay distintas escuelas que defienden armas diferentes contra los mismos males y hay quien dice que si una actividad se te da fatal –como a ti lo de subir impuestos– lo mejor es que te dediques a otra para la que seas más hábil. Mi amiga Susana, por ejemplo, cocina tan mal que una invitación a comer en su casa es el primer paso para animarse con el ayuno asceta, ahora, los gintonics los borda la tía –y sin ponerles verdura en juliana como hacen ahora–, así que no dejamos que pise la cocina hasta el momento de las copas. Pues tú igual, Cristóbal, si lo de subir los impuestos no es lo tuyo, podrías dedicarte a lo que se te da de perlas, por ejemplo…¡el humor!

Ya sabemos que tú eres un fiera contando chistes, tienes una gracia que no se puede aguantar –estoy segura de que envidia tu arte hasta el mismísimo Chiquito de la Calzada–. El último tuyo: “El ajuste en España se ha hecho sin tocar el gasto social”.  Me lo envió mi amigo Dani por Whatsapp: “Mira qué bueno el chiste de Montoro, ja,ja,ja, cuando lo leí creí que me iba a mear de la risa, casi me caigo de la silla de ruedas”. Y remató el mensaje con el emoticono de la flamenca.

A ver, que si lo del humor te parece poco serio, también podrías dedicarte al negocio de la profecía, que tampoco se te da mal: “Estamos entrando en el circulo virtuoso de la economía española de crecimiento y creación de empleo”, has dicho. “El círculo virtuoso”, ¡qué maravilla! Desde que Carlos Jesús dijera: “Al mundo vendrán, dentro de poco, trece millones de naves de una confederación intergaláctica de Ganímedes, de constelación Orión, de Raticulín…” no había oído nada tan potente. Espectacular.

Y si ni lo de humorista ni lo de profeta acaban de convencerte, siempre puedes intentarlo con la telepredicación, el mundo está muy necesitado de mensajes energéticos que nos refuercen la fe: “El pueblo español cuando se levanta, empieza a asombrar al mundo y a llamar su atención. Los analistas del mundo miran a España con admiración y sorpresa”. Y nos levantamos todos en plan coro Godspell: “¡Oh sí, nos admiran señor, sobre todo en Suiza, aleluya!”

También se me ocurre que se te daría genial hacer de copiloto de rally: “Ya vemos la luz al final del túnel”, has asegurado. Eso gritándolo muy convencido y cerrando con un “A ras” te queda niquelao.

¿Y qué me dices de protagonizar el remake de la serie de “Manos a la obra”? Mariano y tú paseando preocupaos y tú diciendo eso de…

– Sería gravísimo que nos hubiéramos equivocado con la reforma fiscal.

Y Mariano en su línea de escapista por la tangente:

– ¿Y quién inventó el gotelé? Por esa regla de tres…

El alcalde de Valladolid

Aunque lo que bordarías del todo es el papel de madre atacada en una comedia familiar, porque lo de que las indemnizaciones por despido vayan a cotizar en el IRPF es como cuando te caes en el parque, viene tu madre, te pega dos gritos, te da dos azotes por haberte dejado las rodillas en la arena y te lleva arrastrando hasta casa.

– ¡Y no llores que todavía te escondo la Wii una semana!

Resumiendo, Cristóbal, si lo de subir los impuestos se te da fatal, pasando, que tienes muchísimas otras habilidades. Tú a lo tuyo, ponte el mundo por Montoro y a vivir.

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