Nacido en los 50

El sueño de la sinrazón produce monstruos

El Gran Wyoming

Las vacaciones se parecen cada vez más a un sueño gozoso del que uno no quiere despertar. El regreso es una pesadilla que aguarda a la gente honrada al reincorporarse a la realidad en este magma de mangantes y personal creyente sin alma en el que nos han condenado a vivir.

Lo que hace unos años latía como un rumor siempre negado de intromisión del poder político en la Justicia, anulando la división de poderes, a raíz del nombramiento como presidente del Tribunal Constitucional de un militante del Partido Popular ha quedado confirmado. Señor que faltó a la verdad, como dicen ahora, ante la Comisión del Senado al ocultar no sólo que era militante del PP sino que había asesorado a ese partido en temas delicados durante años, intervenido en ese órgano de creación de ideas llamado FAES y, entre otras cosas, que fue el autor intelectual de la famosa reforma laboral que, por cierto, el Tribunal Constitucional declaró, con tres votos particulares, de toda constitucionalidad, como no podía ser de otra manera dado que el presidente del tribunal era el progenitor de la criatura. Neutralidad, que se llama, al servicio del pueblo. Recomiendo ver la intervención de este señor, que acudió de la mano de Celia Villalobos a esa Comisión, ante la sorpresa del personal, donde declara: “Mi trayectoria profesional que voy a intentar resumir aquí es la de un humilde profesor universitario que ha intentado cumplir con las obligaciones de su cargo…”.

En fin, oculta en ese resumen, como luego se supo, toda actividad que le hubiera inhabilitado para entrar en el Tribunal Constitucional, demostrando una catadura moral impropia de alguien que va a acceder a un órgano que debe mostrarse intachable pues, recordemos, entre sus atribuciones está la de rechazar leyes que salen del Parlamento elegido por los ciudadanos, es decir, que es una estructura suprademocrática, que se sitúa por encima de la voluntad popular que es, teóricamente, la auténtica soberana en este Sistema.

Y digo teóricamente, porque es sólo en teoría, en la práctica basta con poner al frente de la cúpula de la judicatura a personal afín, próximo, militante, y en algunos casos como el que voy a citar a continuación, adicto a la causa, para que la democracia mute en una especie de aristotrincaimpunicracia, en la que las leyes que afectan a los ciudadanos son cada vez más severas, restrictivas, represivas, mientras las autoridades competentes se dotan a sí mismas de una túnica con superpoderes que las convierte en invisibles de cara a la acción de la Justicia. Decía que tamaño cinismo y desprecio a la verdad le inhabilitan no sólo para ese cargo, sino también para ejercer de canguro por horas. Yo no dejaría a unos niños pequeños en sus manos, aunque tampoco le condenaría a la exclusión social ya que, sin duda, pasaría ese casting que hacen en el partido para elegir a los cargos municipales, y también sería un flamante tesorero del partido, donde su condición moral estaría en consonancia con el tradicional desarrollo de sus funciones. A Cospedal le encantaría, que le invite un día a su cigarral y se lo proponga, haría un gran servicio a su partido y a la Justicia.

Esperanza Aguirre, en su delirio, o tal vez tomándonos a todos por tontos como tiene por costumbre, lo calificó en su día de tribunal político. Tiene gracia el descaro si no fuera por lo triste que resulta la certeza de su afirmación. Tiene mucho de político y no puede ser de otra manera cuando los magistrados son elegidos por los partidos a su imagen y semejanza. Ella lo puede decir, incluso cuando ostenta un cargo institucional, cosa sorprendente, y yo estoy de acuerdo en que es así, pero, ya puesta, podría contarnos al servicio de quién están esos magistrados políticos. Yo se lo voy a decir: al de los suyos, señora, al de los suyos, no se preocupe que está todo atado y bien atado.

Así lo dijo el abuelo y así lo hemos ido comprobando con el paso de los años cuando lo que creíamos que sería una evolución por la senda de la libertad se ha convertido en una regresión sin tapujos, sin rubor, hacia aquella España de la que venimos, aquella a la que Fraga, en una de sus intervenciones de cierre de congreso del PP, decía que nunca deberíamos olvidar. Lo decía en plan nostálgico, todos los presentes se pusieron de pie y le aplaudieron durante minutos. Yo, desde luego, no la olvido y con esta gente que nos gobierna la tengo más presente cada día. Todavía no se puede enseñar nuestra historia reciente en los colegios, ochenta años después del golpe de Estado, una vergüenza exclusiva que padecemos los pringados súbditos de esta monarquía constitucionalista.

Esta Semana Santa he estado visitando, porque me pilló de paso, un centro de documentación del Nacional Socialismo que han montado en Obersalzberg, donde tenía su residencia de montaña Hitler, y allí muestran sin rubor sus crímenes. Franco también fue un criminal, pero creo que moriré sin ver un centro oficial donde contemos a las nuevas generaciones y a nuestros visitantes los execrables crímenes y robos de patrimonio que perpetraron los que acabaron con la libertad y la democracia en 1936. La complicidad del PSOE en este silencio se justificaba en su día con la excusa de no reabrir viejas heridas, repetida una y otra vez por sus altos cargos. Los alemanes perdieron mucho con su derrota, su país quedó reducido a cenizas y murieron cerca de siete millones de personas. ¡Claro que sufren todavía con aquellas heridas!, pero no tienen reparo en hablar de ello ni enseñárselo al turista.

Ya han pasado ochenta años, soy hijo de vencedores y creo que algún día hay que perder el respeto a los que se sentirían dolidos si se llama a las cosas por su nombre, porque en el encubrimiento de aquel crimen se gesta la actual impunidad. De momento, pagamos con dinero púbico un diccionario biográfico de la Real Academia de la Historia en la que la entrada de Franco se la encargaron a un miembro de la Fundación Francisco Franco cuya función es, precisamente, loar la figura del dictador. ¿Está claro en manos de quién estamos? Esperanza Aguirre, por cierto siempre sale esta mujer a relucir, tiene casi tanto espacio en esa enciclopedia como el mismísimo Franco. ¿Ridículo?, ¿patético?: no, simplemente estúpido. Por cierto, el presupuesto final de la obra parece rondar los 6,5 millones de euros. Tamaño despropósito se firmó entre el presidente de la Academia y el entonces ministro de Cultura, ¡tachaaaán!: Mariano Rajoy. Cualquiera de ustedes puede adquirir la obra al módico precio de 3.500 euros. No manda huevos la cosa, es para hacer como en el cole de mis tiempos cuando te pillaban copiando, que te obligaban a comerte las chuletas. Alguien se debería tragar los 25 volúmenes, página a página, con la tranquilidad de que lo defecado tendría el mismo valor científico, pero su hedor advertiría al incauto lector del peligro de la aproximación a la obra.

Volviendo al tema de la toma de la Justicia, superada la prueba del algodón de poner al frente del Tribunal Constitucional a un adicto al régimen, lo demás es pan comido.

Lo último ha sido nombrar a Fernado de Rosa presidente de la Audiencia de Valencia, que juzgará alguno de los casos relacionados con la trama Gürtel. Este señor, que fue vicepresidente de del Consejo General del Poder Judicial a propuesta de Francisco Camps, de quien fue consejero de Justicia, entró a militar con 23 añitos en AP, aquel partido de nostálgicos del franquismo que se negaban a aceptar las reformas que darían paso a la democracia y que ni siquiera votaron en su mayoría la Constitución, vamos, lo que entonces se llamaban fachas y que acusaban a Adolfo Suárez, ex ministro secretario general del Movimiento, ya ven qué sospechoso radical, de traidor. Un poema de gente, hoy constitucionalista y demócrata militante.

Este señor fue el que se juntó con Rita Barberá y Camps cuando se supo de su imputación por el famoso caso de los trajes. Entonces era vicepresidente del CGPJ y se consideró un escándalo. Según Rita, estuvieron juntos en una sala pero no se reunieron. Debemos entender que cada uno se situó en una esquina y jugaban a probar si había eco. La cosa salió bien y el Tribunal Supremo ratificó aquella sentencia de absolución en la que nadie conocía a nadie a pesar de las escuchas telefónicas en las que se pactaban los regalos de responsables de la trama corrupta, concretamente el conocido como El Bigotes, no sólo con los altos cargos juzgados, Camps y Costa, sino también con sus familiares, charlas en las que decían “quererse un huevo” a pesar de que en la sede judicial afirmaran “no conocerse”.

Pues bien, como la sentencia es firme, debemos disculparnos con ellos y felicitarles por lo bien que les sientan los trajes y demás regalos recibidos, enhorabuena a los ganadores. Tampoco estaría mal que algún estamento público se disculpara con los trabajadores represaliados por declarar como testigos, tal y como era su obligación, y que reconocieron sin la menor duda los hechos de los que se acusaba a estos señores y cómo la empresa obligó a borrar toda huella informática que aludiera al expresidente de aquella comunidad. El dueño de Forever Young, que así se llamaba la empresa, afirmó que nadie pagó los dichosos trajes y que todo se lo inventó un sastre llamado José Tomas. Valiente empresario que no cobra los trajes que se llevan de la tienda. Lo dicho, perdonen señores mandatarios por sospechar injustamente de ustedes, es que estamos paranoicos.

Pues nada, este señor De Rosa, dicho sea con el mayor de los respetos, y sin aludir al tema de la vestimenta que veníamos comentando, que lleva a España y al PP en la sangre, por ese orden, va a ser el encargado de la cosa Gürtel.Gürtel Imagínense que ya siendo vicepresidente del CGPJ acusó a Garzón de prevaricador cuando instruía este caso, dejando una opinión clara de que para él todo esto no es más que una trama política urdida para hundir al PP. Ahora es el juez imparcial que han puesto al frente. ¿Tiene o no tiene huevos la cosa? No sabemos si los imputados harán una mascletá para celebrarlo, o ya están acostumbrados a este paseo por los juzgados para salir de las salas exigiendo la reposición de su honor, aunque allí quede manifiesta para todo el mundo, menos para sus señorías, la desvergüenza con la que usan el poder político para el enriquecimiento de los suyos, que luego se lo tributan cuando se dan la vueltecita por la puerta giratoria. Consejeros se llaman, choris en mi barrio. Inocentes en los juzgados. La RAE tiene faena para incluir nuevas acepciones porque hay definiciones que confunden más que aclaran el significado de las palabras, que no deberían servir más que para entender nuestra existencia.

Lo dicho, vuelta a la realidad. Una pesadilla interminable para el ciudadano honrado tener enfrente, encima, a cargo de lo público, a esta pandilla de… pongan ustedes el adjetivo, que a mí me da la risa. No me queda otra.

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