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Muros sin Fronteras

Migrantes por la esperanza

Me gusta la palabra migrante porque reúne a los que se van y a los que vienen. La Europa del hambre y de las guerras del XIX y comienzos del XX fue migrante: ayudó a construir EEUU, Canadá y algunos países de América Latina. España es migrante: lo fue hacia Alemania, Francia y Suiza durante la postguerra y lo fue hacia México, Argentina y Venezuela tras la victoria franquista. Y lo sigue siendo hoy con la generación expulsada. Todos somos migrantes, pero sin memoria.

Agosto ha sido el mes de los migrantes que vienen; escapan como escapábamos nosotros. Primero fueron las imágenes de su llegada a las islas griegas (más de 50.000 solo en julio); después, las de su paso por Macedonia y Serbia hacia su 'El Dorado', pero aquí les espera la Europa madrastra, la Europa egoísta.

En lo que llevamos de año han muerto 2.373 personas al tratar de cruzar el Mediterráneo, según la Organización Internacional para las Migraciones. Cada muerto tiene un nombre, una historia, un sueño. No son solo cifras, son vidas que se perdieron. Berlín espera que el número de inmigrantes que llega a Europa alcance a final de año un récord de 800.000.

En esta información de la BBC titulada “Why is EU struggling with migrants and asylum?” hay varios gráficos con datos de Frontex, la agencia de UE, que explican las diferentes rutas utilizadas y los países de procedencia. La mayoría vienen de Siria e Eritrea. Uno de los puntos claves de paso es Libia. Quédense, por favor, con el nombre de estos tres países: Siria, Eritrea y Libia. También pueden consultar la página de Frontex directamente. O las últimas estadísticas europeas, que van un poco retrasadas sobre la realidad de este verano.En este enlace tienen las mejores fotos reunidas por la sección 'In Focus' de la revista estadounidense The Atlantic.

Todas las informaciones relacionadas con la inmigración conllevan dos peligros: que sirvan para agitar pasiones xenófobas en busca de rédito electoral, que tiene como efecto los ataques racistas contra centros de inmigrantes o que ministros irresponsables, como el español de Interior, lo utilicen para vincular inmigración con terrorismo islamista. El problema no los que huyen de las guerras sino los yihadistas que regresan de Siria. Estos no saltan la valla de Ceuta o Melilla, entran por los aeropuertos con su pasaporte español.

Para evitar manipulaciones, The Guardian publica el texto: “Diez verdades sobre la crisis de migración en Europa”. Les adelanto dos datos de esta información: el 62% de los migrantes que llegan no escapan de la pobreza o el hambre, sino de la guerra y las dictaduras. Son potencialmente refugiados políticos.Según  Si pensamos que son muchos, Líbano acoge a 1,2 millones de refugiados sirios cuando su población nacional no sobrepasa los 4,5 millones. La población de la UE supera los 500 millones.

Les pedí que recordaran tres nombres: Siria, Eritrea y Libia. Podríamos añadir también Afganistán, otro exportador de refugiados.

Existe una gran responsabilidad occidental en la creación y desarrollo de la guerra civil en Siria. Primero favorecimos al Ejército Libre de Siria, al que entregamos armas y mucho ánimo para que derrocara al régimen de Bachar el Asad. Pero nunca se les dimos el apoyo suficiente, faltó armamento pesado y voluntad política.

Este grupo al que llamábamos moderado quedó superado ante su incapacidad por otras milicias cada vez más radicalizadas. El Frente Al Nusra, que rinde obediencia a Al Qaeda, parece moderado frente al Estado Islámico, cuya irrupción ha desplazado a los demás. Ahora, el problema afecta a una parte importante de Siria e Irak, y los civiles de los dos países, así como los defensores de los derechos humanos a los que no quisimos socorrer. En los últimos tres años la mitad de la población siria ha tenido que abandonar sus casas. Son desplazados o refugiados. Lo que sucede es la consecuencia de nuestra incompetencia.

Erdogan juega con fuego

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Lo mismo ocurre Libia. ¿Qué problema había con un dictador hijo de puta que nos vendía petróleo y compraba armas? Se decidió sustituirlo sin otro plan que salir en la televisión y decir que apoyábamos las primaveras árabes. Muamar el Gadafi, un dictador sanguinario, fue reemplazado por varios dictadores sanguinarios que se disputan el territorio.

Libia es un punto de paso de la inmigración hacía Europa, ahora sin control. Hay otros dictadores con credenciales parecidas. Con ellos no nos metemos, pese a su doble juego político. Algunas de estas dictaduras son financiadores del Estado Islámico, nuestro teórico enemigo planetario. Sobre el presunto entusiasmo con las primaveras árabes habría que recordar el apoyo al golpe de Estado y actual represión en Egipto, un país amigo. O la inacción en Bahréin, sede de la V Flota.

Si quieren saber más sobre Eritrea, les recomiendo este video y la lectura de este reportaje del The Washington Post:"The brutal dictatorship the world keeps ignoring". Y una canción dedicada a los que se juegan la vida y a los que intentan ayudar.

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