Desde la tramoya

¿Quién tomó Caracas ayer?

Cuando tu manifestación ha sido raquítica, pero quieres que parezca masiva, tomas las fotos desde abajo. Unos cuantos centenares de personas pueden parecer millones si tomas imágenes repletas de manifestantes, que no dejen espacios sin gente.

Por el contrario, sólo querrás exhibir fotos aéreas de tu convocatoria si estás seguro de que quien cuente manifestantes por los procedimientos homologables (cuatro, tres, dos y uno por metro cuadrado, de cabecera hacia atrás) dará una cifra que cuadre en tus expectativas.

Pues bien, la Mesa de la Unidad Democrática, es decir, la oposición venezolana, convocó de manera unitaria para el jueves día 1 de septiembre una "gran toma de Caracas" para pedir algo que la Constitución del país prevé y que Chávez utilizó en su día: un referéndum revocatorio para que los venezolanos voten la continuidad o la salida de Maduro. Exigen que se celebre en 2016, porque si pasa a 2017, la ley fija que quien tomaría el poder en caso de rechazo del presidente, sería el vicepresidente, hasta el final de la Legislatura.

Las fotografías de la manifestación están ya en los medios de comunicación. En twitter, los convocantes ya desde el comienzo fueron publicando las imágenes bajo la etiqueta #GranTomaDeCaracas. La lectora o el lector puede mirar y comprobar el tono y las imágenes de la convocatoria. Masiva, pacífica (hasta el mediodía de allí en el día de la manifestación, que es cuando yo estoy escribiendo).

Para competir con la Mesa, el chavismo convocó también su propia "avalancha roja", que debería haber ocupado la Avenida Bolívar de Caracas. Las fotos también pueden verse bajo la etiqueta oficial de los convocantes en #PuebloComunicador. El lector o la lectora puede hacer la misma comprobación sobre el tono y las imágenes de la pretendida avalancha. Fotos desde abajo, por simplificar.

Zapatero, en silencio y sin boato, se ha esforzado más que nadie en que ambas partes, oposición y Gobierno, se entiendan al menos en lo esencial, y la sangre no se derrame. Lo tiene muy difícil porque las posiciones son irreconciliables, pero si no hubo violencia el 1 de septiembre, ha sido en buena parte gracias a sus buenos oficios. Los chavistas han colgado de la oposición, y especialmente de quien en este momento es más fuerte en su conglomerado, el partido Voluntad Popular, y en su líder hoy encarcelado, Leopoldo López, el sambenito de violentos golpistas. Pero el equipo de López no ha parado de insistir en que su acción es pacífica, no violenta y democrática. Justo antes del comienzo de la marcha, por ejemplo, los líderes de Voluntad Popular distribuyeron un vídeo recordándolo en las redes sociales. Por supuesto, los medios oficiales del país, que son casi todos, ignoraron las llamadas a la paz, como también suprimieron casi por completo la información sobre la marcha.

El Gobierno de Maduro puede ponerse como se ponga, controlar los medios de comunicación (acusándolos de fascistas o de intervencionistas), justificar su fracaso inmenso en una conspiración de la CIA o de la oligarquía internacional, encarcelar a disidentes, hacerse la víctima o financiar a "embajadores" en buena parte del mundo. Pero la realidad es tozuda. El país está hecho una mierda, no queda ya nada de la mítica y el encanto del primer Chávez en esa su caricatura que es Maduro, y el número de los que no aguantan más a su gobierno es mucho mayor ya que el de los que lo apoyan aún.

Los argumentos de los revolucionarios no se sostienen ya. Leopoldo López es un golpista y un terrorista, dicen. Pero lo cierto es que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha condenado a Venezuela por su encarcelamiento por motivos políticos. En lo que respecta al juicio que se le abrió en el propio país, resultó ser una pantomima tal que hasta el fiscal reconoció más tarde - desde el exilio - que inventó argumentos y pruebas en contra de López.

Venezuela es una democracia, dicen los chavistas. Pero cualquiera que visite el país un rato sabe que sólo formalmente lo es. Se ha ido degradando de tal modo, que aquello ya sólo es un régimen semidictatorial en el que se tratan de controlar - sin éxito en ningún caso - la economía y el pensamiento.

La OEA condena la "brutal represión" en una concentración opositora en Caracas

Yo entiendo el romanticismo que aún puede quedar en algunos, cuando recuerdan la controvertida, pero también épica y democrática llegada de Chávez al poder. A muchos en la izquierda aquel líder nos parecía excéntrico y autoritario, pero se podía justificar su gobierno en la pobreza de un país que siendo tan rico en recursos había generado una extrema desigualdad entre sus gentes. O cuyos gobiernos anteriores apestaban a corrupción. En muchas conversaciones con Leopoldo y sus jóvenes lugartenientes, ellos mismos reconocían esa virtud renovadora del líder de la camisa roja.

Pero la Venezuela de hoy no tiene nada que ver con la de hace una década. Es sólo un país en decadencia con un gobierno que se resiste a reconocer el fracaso de esa revolución que hoy ya no tiene ningún futuro. Cuanto antes lo acepte el Gobierno, antes podrá adaptarse a las nuevas circunstancias. Quién sabe si liberando a los presos políticos, convocando ya el revocatorio, adelantando las elecciones y presentándose de nuevo a las elecciones con un aspecto renovado, incluso podría ganar a la oposición.

De momento, quien tomó Caracas el jueves y quien provocó una auténtica avalancha, no fue el degradado chavismo, sino sus adversarios políticos.

Más sobre este tema
stats