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Plaza Pública

El comandante sin límites

José Manuel Martín Medem

Ha muerto Fidel Castro pero vivirá de otra manera durante mucho tiempo por las consecuencias de su poder absoluto en el manejo de la Revolución Cubana. El desarrollo democrático del proyecto cubano de socialismo no fue posible por la combinación del bloqueo y del terrorismo imperial de Estados Unidos con la supuesta necesidad del autoritarismo del Comandante para salvar a Cuba. La asignatura pendiente en la isla es una defensa de la soberanía nacional que no impida la autodeterminación personal de los cubanos. Porque puede haber democracia sin socialismo pero no socialismo sin democracia.

De Fidel Castro, en su doble dimensión cubana e internacional, sabemos tanto como ignoramos. Y una gran parte de la izquierda ha hecho el peor acompañamiento del proceso revolucionario cubano al imponer el abrazo incondicional contra la solidaridad crítica. Habrá que hacer a partir de ahora, cuando se apaguen los elogios absolutos y las descalificaciones perversas, un análisis en profundidad y bien documentado sobre su dimensión histórica con los aciertos, los errores, los excesos y las barbaridades de su comandancia sin límites. Probablemente su prestigio no resistirá el conocimiento a fondo del espectáculo con el que fusiló al general Arnaldo Ochoa.

Ha muerto inmediatamente después de la firma del Acuerdo de Paz en Colombia. Nunca canceló la doctrina de la lucha armada como la única vía para la liberación nacional pero al final recomendó la desmovilización a las guerrillas que había engendrado. No es la menor de sus contradicciones.

Nunca reconoció que Salvador Allende tenía razón a pesar de que mediante las urnas se establecieron los gobiernos de la década progresista en América Latina que obligaron a Estados Unidos a restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba.

Ahora que Washington mantiene su política contra Cuba pero cambia de procedimiento, apostando por la penetración económica y la contaminación cultural, se mantiene la incertidumbre sobre la soberanía y la seguridad nacional. Si los herederos de Fidel Castro van a ser el Partido Comunista y las Fuerzas Armadas en lugar de la autodeterminación del pueblo cubano, pocas garantías hay de que los negocios de los uniformados y los intereses personales de los rancios dirigentes del partido sintonicen con las aspiraciones y las necesidades de la gran mayoría de los cubanos.

Hay en la isla un sector del PCC que reclama desde hace por lo menos veinte años reformas económicas y políticas para la democratización, la descentralización y la participación popular. Pero lo que queda de la Revolución los mantiene aparcados en la periferia del sistema sin que puedan todavía influir sobre el futuro de la isla. Raúl Castro asegura que en 2018 dejará la Presidencia y nadie sabe que va a pasar en 2017. ¿Para qué se utilizará la invocación de Fidel Castro?

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Ha muerto el Comandante después de que Barack Obama viajara a la isla para reconocer el fracaso de Estados Unidos en su política de acoso y aislamiento. Pero no ha visitado Cuba un rey de España y TVE cerró su corresponsalía en La Habana cuando la historia exigía más y mejor información.

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José Manuel Martín Medem fue corresponsal de TVE en La Habana y es autor del libro 'El secreto mejor guardado de Fidel: los fusilamientos del narcotráfico'

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