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Racismo

España ignora a la ONU y apoya el criterio racial en las identificaciones policiales

Inmigrantes y policía

Ibon Uría

Las identificaciones policiales en España se basan en criterios raciales y étnicos pese a las reiteradas advertencias de organismos internacionales como la ONU y el Consejo de Europa, que desaconsejan por discriminatoria esa práctica. Es la conclusión del estudio hecho público este jueves por la Universidad de Oxford y el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Valencia. Según los expertos, las personas extranjeras tienen, en la actualidad, 8,7 veces más posibilidades de ser identificadas que las nacidas en España. Africanos (13,7), rumanos (10,8) y marroquíes (8,5) se llevan la peor parte.

El análisis se basa en una encuestra elaborada por Metroscopia y concluye que "la Policía española controla desproporcionadamente a las personas pertenecientes a minorías étnicas". Así, mientras que apenas 1 de cada 16 españoles dijo haber sido parado por un agente en los últimos dos años, la respuesta de 1 de cada 4 andino-latinoamericanos fue afirmativa. Más aún fueron los afro-latinoamericanos (39%), magrebíes (45%) y gitanos (60%) que admitieron haber sido identificados en ese espacio temporal.

Además, los investigadores han constatado que no existe una relación entre la nacionalidad y los niveles de criminalidad: "No se observan diferencias sobre el número de detenciones realizadas o multas impuestas a las personas con distintos rasgos étnicos, nacionalidades o religiones", apuntan. Es decir, que "el uso de perfiles étnicos por parte de la Policía no resulta efectivo a la hora de mejorar la seguridad ciudadana".

Advertencia internacional

Fuera de España, organismos como Naciones Unidas y el Consejo de Europa han advertido sobre estas prácticas en varias ocasiones y han mencionado expresamente a España. Así, el 11 de marzo de 2011, el Comité para la Eliminación de la Discriminación de Naciones Unidas consideró "preocupante" la información sobre el sesgo racial de las identificaciones en España e instó al Estado a "erradicar la práctica de controles basados en perfiles étnicos y raciales".

Ese mismo año, la Comisión Europea contra el racismo y la intolerancia resaltó en su Cuarto Informe la "preocupación por el aumento de los controles de documentos de identidad sin claro motivo que tienen lugar en los barrios en los que existe una fuerte concentración de extranjeros", y exhortó a las autoridades españolas a asegurar "una prohibición efectiva de todas las prácticas en materia de perfiles étnicos".

En respuesta a esos toques de atención, el Ministerio de Interior emitió la Circular 2/2012. En ella, se señalaba que debían evitarse "aquellas [identificaciones] que se consideren innecesarias, arbitrarias, abusivas (...)", se instaba a actuar de igual forma con los ciudadanos extranjeros y se resaltaba "la improcedencia de trasladar [a inmigrantes] a las dependencias policiales por el mero hecho de que en la diligencia de identificación se constate su estancia irregular en España".

Sobre los efectos de la orden de Interior, el Relator Especial sobre las formas contemporáneas de racismo de la ONU, Mutuma Ruteree, denunció en enero, tras visitar a España, que "el uso de perfiles étnicos persiste desde la entrada en vigor de la nueva circular". Antes de la orden de Interior se identificaban a 2,26 no españoles por cada 1.000 habitantes. Después de su emisión, 2,61. También aumentó ligeramente la proporción entre los españoles, por lo que el resultado final es que antes de la Circular los extranjeros eran identificados 9,8 veces más que los españoles y que tras su entrada en vigor la tasa de desproporción ha caído a 8,7 a 1.

Una mala jugada

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Más allá de la opinión de los expertos y de las consideraciones de Naciones Unidas, los autores del documento también advierten sobre otra clase de consecuencias de estas prácticas. En la parte final del estudio se apunta que, en la actualidad, las personas extranjeras dan menos importancia al trato que reciben por parte de la Policía cuando son identificados. Eso, sostienen, supone un colchón amortiguadorcolchón amortiguador, de tal forma que a día de hoy no se registren diferencias importantes en la valoración que los españoles y los inmigrantes condecen a los cuerpos policiales.

Pero todo cambia a medio plazo, porque los encuentros policiales se saldan con una "percepción negativa" en la mayoría de casos: "La experiencia de ser parado daña la confianza. Ni siquiera las paradas consideradas satisfactorias tienen un efecto positivo", dice el informe, y ello "tiene efectos colaterales en la confianza y en la legitimidad de la Policía". Si el nivel de confianza en los agentes desciende, la predisposición a cooperar con la Policía baja, se añade.

En lo referente a la población foránea, se sostiene que el "desproporcionado enfoque" de las actividades policiales hacia los grupos minoritarios "corre el riesgo de socavar el mencionado amortiguador". Y esto, concluyen, "puede dar lugar a un aumento de los conflictos entre las distintas comunidades y la Policía, como ha ocurrido, por ejemplo, en Reino Unido, Francia o Suecia".

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