Los correos secretos de Blesa

Blesa le buscó a Aznar un contrato como comisionista de una empresa que vendía armamento a Venezuela

El expresidente José María Aznar, durante su intervención en el Foro ADEA, organizado por la Asociación de Directivos y Ejecutivos de Aragón, este miércoles en Zaragoza.

Los correos secretos de Miguel Blesa, a parte de los cuales ha tenido acceso infoLibre y que por primera vez salen a la luz pese al intento del Tribunal Superior de Madrid (TSJM) por mantenerlos ocultosconfirman sin ningún género de dudas un hecho inédito y de gran relevancia política: en octubre de 2008, José María Aznar negoció para sí mismo un contrato de comisionista con la empresa española Einsa, que participa en el programa del avión militar Eurofighter y que ya entonces vendía equipos militares a la Venezuela de Hugo Chávez, bestia negra del PP durante la etapa de gobierno de Zapatero. Una vez recuperado el poder tras las elecciones de 2011, el PP imprimió un viraje drástico a su posición. Hugo Chávez, llegó a decir en el verano de 2012 el ministro de Defensa, Pedro Morenés, era un “gran amigo de España”. Entonces ya se sabía que Venezuela había frenado el desplome de la venta de armas españolas. Lo que nadie intuía siquiera es la relación directa de Aznar con una de las empresas del sector.

Tras confirmar la veracidad de los correos en fuentes jurídicas, este periódico intentó ayer, con reiteración, conocer la versión de Aznar y la del consejero delegado de Einsa. Ninguno de los dos, ni sus portavoces, accedió a atender las llamadas de infoLibre.

Con la ayuda del expresidente español, Einsa buscaba abrir también mercado en la Libia de Muammar el GadafiMuammar el Gadafi y en Argelia. Fue Miguel Blesa, amigo de Aznar y entonces presidente de la hoy extinta Caja Madrid, quien hizo de puente entre Einsa y el hombre que dirigió el Gobierno de España entre 1996 y 2004. Los correos constatan que el consejero delegado de Einsa informaba con asiduidad y detalle a Blesa sobre cada paso de la compañía.

Dos meses después de que, en octubre de 2008, el consejero delegado de Einsa (Equipamientos Industriales de Manutención SA), Pedro Rodríguez Pla, enviara a Aznar un correo para resolver sus dudas “con relación al borrador de contrato”, el exjefe del Gobierno le informó de sus avances en el norte de África y al otro lado del Atlántico. Y, de inmediato, Rodríguez Pla dio cuenta de ellos a Blesa: “Hablé ayer con el presidente y me confirmó que empieza a tener estructura (…) Me confirmó que ya está en marcha en Argelia. Me dijo también, por propia iniciativa, que se pone en marcha en Estados Unidos”. Ese correo, dirigido por el empresario Rodríguez Pla a la dirección electrónica que Miguel Blesa usaba en la extinta Caja Madrid, quedó fechado con día y hora: llegó a su destino el 16 de diciembre de 2008 a las 09.05 de la mañana.

De que Venezuela era un objetivo prioritario para Einsa deja constancia otro correo enviado por Rodríguez Pla a Blesa meses antes, el 11 de abril de 2008: “El negocio sigue muy bien”, escribió el empresario, que reportaba de continuo a Blesa como si, más que un financiero amigo, fuese un accionista significativo de Einsa: “Venezuela confirma una extraordinaria urgencia en tener operativa su aviación de combate y transporte (están operativamente a cero y por ello y por la confianza que les tienen, han pedido ayuda a nuestros amigos de la aviación cubana)”. El correo continúa así: “En la negociación actual (a tres bandas) con Carlos [un directivo de Einsa] le han propuesto, dada la enorme urgencia que tienen de recibir equipos y cursos de formación, firmar un precontrato con las condiciones básicas”.

La negociación con Venezuela fue más que satisfactoria para Einsa. En otro correo igualmente enviado por Rodríguez Pla a Blesa, este el 15 de abril de 2008, el consejero delegado de la empresa de suministros bélicos se congratuló así: “Carlos, que sigue en Venezuela, me acaba de confirmar que mañana firma un contrato por importe de 27.5 millones de euros (el más grande de nuestra historia)”.

Los correos sugieren que la relación entre Einsa y Aznar se remonta como mínimo a 2006. Pero fue el 3 de octubre de 2008 cuando a las dos y cuarto de la tarde el consejero delegado de la firma, Pedro Rodríguez Pla, envió a Aznar un correo electrónico con el que pretendía disipar sus dudas sobre la fórmula contractual y en el que, entre otras cosas, decía lo siguiente: “No hay ningún problema en que el contrato sea a una persona física o jurídica; si quieres ser titular del acuerdo como persona física, para nosotros sería un honor”.

Encabezado con un “respetado presidente” y remitido al correo de una de las dos secretarias de Presidencia de Fundación FAES, santuario de Aznar desde su cese como jefe del Gobierno en la primavera de 2004, el texto comienza así: “Estos días pasados estuve con Miguel [Blesa] y me comentó que tenías algunas dudas con relación al borrador de contrato de referencia. Lamento que estas dudas se hayan producido; voy a intentar aclararte en las próximas líneas algunas de las dudas comentadas”.

A partir de ahí, Rodríguez Pla desgrana las condiciones aplicables a Aznar y cómo se gestionaría su “compensación” –término utilizado en otros correos referidos a terceros– por los trabajos para Einsa. Lo que el expresidente del Gobierno tendría que hacer para la empresa de armamento quedó explicitado en los párrafos “a”, “b” y “c” del punto 2.

El párrafo a) quedó redactado así: “Ayudarnos a llegar a un acuerdo con los fabricantes de aviones (solo para RUSIA) para que vendan nuestros equipos de apoyo junto a sus aviones; en este caso el beneficio de la operación para los fabricantes de aviones sería la diferencia entre el precio compra (sic) a nosotros y el de venta a sus clientes (este sistema es el que estamos aplicando, como ya te informamos, en ciertas operaciones con EADS, MBDA y BGE); los ejecutivos de esas compañías se conforman con que el beneficio se quede en 'sus' compañías”.

El párrafo designado con la letra b exponía la posible participación de lo que podría denominarse conseguidores secundarios. Pero Rodríguez Pla lo planteó de forma que Aznar no pudiera pensar que sus ingresos iban a verse disminuidos si esa fórmula se aplicaba: “Si el sistema anterior no llena las expectativas de negocio de los contactos en el país, la operación puede hacerse como está indicada en el párrafo anterior, pero introduciendo un intermediario entre nosotros y los fabricantes de los aviones; el importe de la comisión para este intermediario sería negociada, independiente y complementaria a la de nuestro acuerdo personal, que en ningún caso resultará afectada por la misma”.

El texto elaborado por Rodríguez Pla y enviado a Aznar emplea –y así se lo aclara él mismo al destinatario de su correo– la terminología del borrador de contrato que había suscitado las dudas del expresidente. En ese borrador, Aznar figura como “la PROMOTORA”, escrito así, todo en mayúsculas. Y el empresario reservó para el párrafo nombrado como c) la tarea de más sencilla de las que quedarían encomendadas a Aznar como abrepuertas: “En países distintos a Rusia nuestra colaboración queda un poco simplificada, puesto que la misión de la PROMOTORA se reduciría a seleccionar, a través de sus contactos, a un Agente Local que nos represente, con quien negociaríamos también una comisión adicional complementaria, en procedimiento similar al indicado en el punto anterior”.

Un contrato "a gusto de todos"

Por si en Aznar todavía anidaba alguna reserva sobre las condiciones del pacto con la empresa armamentística, Rodríguez Pla añadió el siguiente epílogo: “El documento que te hice llegar es un BORRADOR de contrato muy simple y que, por tanto, se puede modificar a gusto de todos. Por ello te ruego que me hagas llegar cuantas dudas tengas o aclaraciones necesitas. Quedo a tu entera disposición”.

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Los mails corroboran otros tres datos clave: que fue Miguel Blesa, entonces presidente de Caja Madrid y amigo de la infancia de Aznar, quien hizo al líder conservador de puente con la empresa de armamento Einsa; que el ex jefe del Gobierno llegó a hacer gestiones para Einsa en Argelia, y así se lo contó a Blesa su consejero delegado; y que el responsable de la empresa armamentística reportaba a Blesa de manera constante.

InfoLibre intentó ayer, sin éxito, recabar la versión de todas las personas que tuvieron algún papel en este cruce epistolar. La portavoz de Aznar en la Fundación FAES, a la que este diario informó de lo que desvelan los correos, no ofreció ninguna respuesta. Tampoco fue posible contactar con la secretaria de Aznar en FAES a quien iba dirigido el correo sobre el borrador de contrato con Einsa, Alejandra L. El consejero delegado de Einsa, Pedro Rodríguez Pla, no devolvió ninguna de las tres llamadas cursadas a su empresa. Por último, también resultaron fallidos los intentos por localizar a Blesa o a su abogado, Carlos Aguilar.

Miguel Blesa fue consejero de Einsa entre marzo de 1991 y enero de 1997. Este periódico no ha podido averiguar si durante su etapa al frente de Caja Madrid (1996-2009) siguió participando en la empresa ni si la entidad de ahorro concedió créditos a esa compañía.

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