ELECCIONES DEL 25 DE MAYO

Elena Valenciano, candidata del PSOE a las europeas

La vicesecretaria general del PSOE y próxima candidata a las europeas, Elena Valenciano, el pasado 31 de enero en unas jornadas organizadas por el PSE en Bilbao.

Lo que había estado durante más de un año en boca de todo el PSOE, y la alternativa que fue cogiendo fuerza en los últimos meses, ya es oficial: Elena Valenciano, la vicesecretaria general, la persona de la más estrecha confianza de Alfredo Pérez Rubalcaba, será la candidata de los socialistas en las elecciones europeas del próximo 25 de mayo. No hay vuelta atrás.

La designación definitiva de Valenciano fue adelantada este domingo a los medios. Mañana el secretario general la postulará ante la ejecutiva federal y, a mediados de marzo, el Comité Federal, el máximo órgano de dirección, ratificará su nombre y aprobará la lista completa. Aunque en la reunión de este lunes no se discutirá sobre el número dos de la candidatura, fuentes del PSOE dan como “muy probable” que se confirme lo que está también en los mentideros del PSOE desde hace muchas semanas: que quien hará ticket con Valenciano será el diputado y exministro Ramón Jáuregui, un hombre de reconocida trayectoria en el partido y muy apreciado por sus compañeros.

Rubalcaba ya advirtió el pasado lunes, en rueda de prensa en Ferraz, de que el cabeza de cartel para las europeas no tardaría mucho en llegar, pero que lo comunicaría una vez lo hubiera hablado “con más gente”. Y así ha sido. En los últimos días, según informaron fuentes de la dirección, el secretario general ha mantenido conversaciones con los barones territoriales y todos ellos, según Ferraz, acogieron “muy bien la propuesta”. La decisión definitiva se precipitó en los últimos días: lo habló primero con Valenciano el jueves por la noche. Esta, que a su vez había escuchado la opinión favorable de los dos únicos presidentes autonómicos socialistas (la andaluza Susana Díaz y el asturiano Javier Fernández), requirió el respaldo de las federaciones. La unanimidad. Y así fue: Rubalcaba cerró la candidatura en una cena de urgencia con los barones el pasado viernes –acudieron todos menos el asturiano Javier Fernández, el extremeño Guillermo Fernández Vara y el vasco Patxi López–, y en la que no observó reticencia alguna. Amarrado el acuerdo, Valenciano lo selló definitivamente con su jefe, según pudo saber infoLibre.

A la par que en otros partidos socialdemócratas

La dirección del PSOE quiere enmarcar su decisión en la “extraordinaria importancia” que concede a los comicios de mayo, por lo que van a suponer para “el futuro de España y de Europa”. Rubalcaba, en efecto, manda a Bruselas a la dirigente que le ha sido fiel en los últimos años, y que tiene un peso político y público que nadie en el partido le niega. Es, por tanto, una apuesta personalísima de Rubalcaba, con la que quiere demostrar que va a luchar por todas para ganar en las urnas al PP y poner fin a un ciclo ruinoso de debacles electorales consecutivas. En Ferraz también se subraya que el PSOE secunda los movimientos de otros partidos socialdemócratas que han ubicado en puestos de salida de las europeas a sus primeros espadas, como Harlem Désir, primer secretario de los socialistas franceses, o Martin Schulz, actual presidente del Parlamento Europeo y el nominado por el SPD alemán y candidato de todos los socialistas europeos.

La decisión, sin embargo, se presentaba envenenada para Rubalcaba. En los largos meses en los que el nombre de Valenciano ha circulado en todos los círculos del partido distintos responsables siempre resaltaban la misma contraindicación: ella es la vicesecretaria general, y su partida a Bruselas, sumada a la más que probable marcha de Óscar López, el secretario de Organización –el número tres en la estructura federal–, como candidato por Castilla y León, podría dar la sensación de desbandada del núcleo duro de Rubalcaba. Se temía, por tanto, sembrar en el PSOE la imagen de falta de timón. Por añadidura, se interpretaba que la salida de Valenciano hacia la Eurocámara podría ser un síntoma inequívoco de que Rubalcaba no competiría en las primarias, convocadas finalmente para el mes de noviembre.

El empuje de la Conferencia y de la Ley del Aborto

Sin embargo, en las últimas semanas las percepciones han cambiado sensiblemente. La presencia pública de Valenciano ganó enteros con la Conferencia Política y, sobre todo, con su implicación personal en la lucha contra la Ley del Aborto de Alberto Ruiz-Gallardón. Ella ha sido la cara y la voz del rechazo del PSOE al anteproyecto. En paralelo, Rubalcaba ha ido comprobando que el nombre de su número dos suscitaba un amplio consenso. En las últimas semanas, ha estudiado la posibilidad que finalmente se ha impuesto: que Valenciano marche al Parlamento Europeo, sí, pero que al tiempo compatibilice su escaño con su cargo de vicesecretaria general. Precisamente para sortear la imagen de desgobierno. Distintos dirigentes apuntaban asimismo que, a fin de cuentas, Bruselas está a dos horas de Madrid, y la actividad se concentra en pocos días a la semana, por lo que ella podría seguir llevando las riendas del partido. Rubalcaba ha hecho caso a esas voces: la elige para encabezar las europeas y la mantiene en su cargo. Es más, según la lectura de Ferraz, Valenciano “se refuerza en su papel al frente de la Vicesecretaría General”, al mando de las relaciones europeas e internacionales, una “responsabilidad que mantendrá hasta el próximo congreso federal del partido”, previsto (si no hay adelantos) en febrero de 2016. "No tenemos sensación de que comience la huida del equipo de Alfredo. Si queremos dar dimensión a las europeas, Elena es la mejor opción", apuntaba esta tarde un prominente barón del PSOE.

Valenciano es el báculo en el que se viene apoyando Rubalcaba desde hace años. Madrileña, de 53 años, diputada en el Congreso, dirigió su campaña de las generales de 2011, continuó a su lado de cara al congreso de Sevilla que le dio la victoria frente a Carme Chacón y él la aupó a la Vicesecretaría General, cargo que ya ocuparon en el pasado José Blanco y Alfonso Guerra. Su puesto ha sido clave en estos dos años de frecuentes turbulencias internas y, pese a que otros dirigentes del aparato se han oscurecido, ella ha ganado protagonismo, especialmente tras el fiasco de Ponferrada, tras el cual asumió más labores de coordinación. A todos los efectos, como Valenciano dijo de ella misma, ha ejercido y ejerce de vicepresidenta de Rubalcabavicepresidenta.

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La incógnita de Rubalcaba y las primarias

Otro punto a favor de Valenciano es el profundo conocimiento que esta tiene de la política europea. Fue eurodiputada durante nueve años (1999-2008), hasta que José Luis Rodríguez Zapatero la repescó para su última ejecutiva federal, en la que desempeñó el cargo de secretaria de Internacional. Tras el cónclave de Sevilla, ha mantenido las riendas del área, y desde octubre de 2012 ocupa la vicepresidencia del Partido de los Socialistas Europeos (PES). Ella, además, nunca ha ocultado que le sigue motivando la política europea. En los últimos meses sólo condicionaba su partida a la decisión de Rubalcaba y al mantenimiento de sus funciones como número dos del PSOE.

Ahora están por ver los siguientes movimientos internos en el PSOE. Primero, quién más acompañará en la lista de las europeas a Valenciano. Si, para empezar, se desvela la incógnita de Jáuregui y, para continuar, si la dirección se mantiene firme en su determinación de ir a la grande y no dar la impresión de que su lista se convierte en un cementerio de elefantes, porque hasta ahora han sonado nombres como los del exministro José Blanco, Diego López Garrido o el cabeza de cartel de 2009, Juan Fernando López Aguilar. Segundo, si Rubalcaba buscará compensar el hueco que, de alguna manera, dejará su número dos en el día a día. Y tres, y lo más importante, si el secretario general se quita de en medio de la carrera por las primarias. En el partido son legión los que sospechan que todo dependerá del resultado que el PSOE obtenga en las europeas de mayo. Si, como se espera, se pierden escaños (ahora tiene 23), pero queda por delante del PP, los datos podrían empujarle a dar la batalla. Si, por el contrario, el PSOE se hundiera, sus posibilidades se arruinarían, las convulsiones internas regresarían y, quién sabe, cabría la opción hasta de convocar un congreso extraordinario. El PSOE, pues, tiene aún muchas incertidumbres por despejar

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