Religión

Cataluña lidera el rechazo a financiar a la Iglesia católica a través del IRPF

Rouco Varela y Renzo Fratini en una asamblea de obispos celebrada en octubre de 2013.

La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha publicado este año por primera vez los datos de su recaudación vía IRPF desglosados por comunidades autónomas. En esa nueva estadística territorializada [puede consultarse íntegra aquí] destaca especialmente el caso de Cataluña, pues en la declaración de la renta correspondiente al ejercicio de 2012 sólo el 19,95% de los residentes en esa comunidad marcaron la X en la casilla correspondiente para el sostenimiento de la institución católica. Fueron en total 696.755 declarantes. La media de todas las autonomías se sitúa en el 34,87%, una cifra que se ha mantenido estabilizada en los últimos años. De hecho, desde 2007, sólo ha aumentado 0,49 puntos.

Por detrás de Cataluña en la lista de autonomías que lideran el rechazo a financiar a la Iglesia a través del IRPF está Galicia, donde sólo el 27,69% de sus contribuyentes marcaron esta casilla, y Canarias, donde lo hicieron el 28,71%. En Gipuzkoa el porcentaje se quedó en el 29,1%. El resto de autonomías que están por debajo de la media son Baleares (30,40%), Euskadi (31,87%), Asturias (32,15%) y la Comunitat Valenciana (32,66%). En el otro extremo se sitúa Castilla-La Mancha, donde casi la mitad de sus contribuyentes (48,64%) apostaron en la declaración de 2012 por contribuir a la financiación de la Iglesia católica. Le siguen Murcia (47,14%), Extremadura (46,17%) y La Rioja (45,65%). 

La autofinanciación de la Iglesia católica –a la que se aludía en los acuerdos entre el Gobierno de Suárez y la Santa Sede en 1979– sigue aparcada. Los Presupuestos Generales del Estado para 2014 preveían que el Estado abonaría 159,6 millones de euros a la jerarquía como anticipo del IRPF. Esa cantidad se complementará con la liquidación de lo recaudado en la declaración de la renta de 2012 –realizada en 2013– y alcanzará los 249 millones de euros. Esta cifra está por encima de los 247 que recibieron los obispos el año anterior. Este dinero es el que se utilizan los católicos para pagar a la Conferencia Episcopal y los salarios del clero, si bien los Presupuestos no recogen la partida global. Colectivos laicistas elevan esta cantidad hasta los 11.000 millones incluyendo exenciones fiscales o conciertos educativos. 

Esta cantidad sale del bolsillo de todos los contribuyentes, pues se detrae del total de la masa fiscal. Los católicos que marcan la X en la casilla correspondiente de la declaración de la renta aportan a Hacienda el 99,3% de su cuota fiscal, mientras que el resto aporta el 100%. En 1987 el Gobierno de Felipe González fijó la asignación en el 0,53%. El de José Luis Rodríguez Zapatero la amplió en 2006 al 0,7% a cambio de que la Iglesia pagara el IVA. No obstante, la Iglesia mantiene otras exenciones –IBI, impuestos de sucesión, donaciones o transmisiones patrimoniales–, aunque no sean exclusivas de esta institución y se extiendan a fundaciones, asociaciones declaradas de utilidad pública, ONG, federaciones y asociaciones sin fines lucrativos.

Aunque con excepciones, este nuevo dato territorializado sobre la financiación vía IRPF arropa otras referencias que, en los últimos años, ya han ido apuntando hacia un proceso secularizador que tiene más fuerza en algunas zonas del país. Es el caso por ejemplo de las bodas civiles. Cataluña lidera aquí también la apuesta por los matrimonios que no se llevan a cabo siguiendo el rito católico. Otro asunto llamativo es el de la demanda de clases de catolicismo en centros educativos públicos. En este punto, Cataluña, País Vasco y Baleares aparecen según los últimos datos publicados entre las autonomías en las que menos estudiantes eligen cursar esta materia. 

caída en la Demanda de la materia de Religión

La educación sigue siendo uno de los aspectos bajo el que la Iglesia católica sigue intentando mantener su influencia. A pesar de que la nueva ley educativa impulsada por el ministro José Ignacio Wert incluye viejas reivindicaciones de la jerarquía católica como que la calificación de la asignatura de Religión cuente para hacer media y para acceder a becas –esto no ocurría desde 1990– y que ésta tenga una alternativa fuerte, la demanda de esta asignatura experimenta un progresivo descenso. De hecho, en la última década la cifra de alumnos matriculados en centros públicos ha descendido 14 puntos en Primaria, 17 en Secundaria y 23 en Bachillerato. 

En este punto Cataluña también lleva la delantera. Según el último Anuario Estadístico publicado por el Ministerio de Educación, sólo un 23,2% de los alumnos de centros públicos de Primaria en esta comunidad escogieron en el curso 2011-2012 la asignatura de Religión católica. Es la comunidad en la que hay menos demanda de esta materia. Le siguen País Vasco (30,5%) y Baleares (55%). A mayor distancia, aunque también por debajo de la media nacional de alumnos matriculados en clases de catolicismo, se sitúan Madrid (60,3%), Comunitat Valenciana (60,5%) y Navarra (62,2%).

Es llamativo el hecho de que ni Galicia ni Canarias, donde menos del 30% de sus habitantes deciden financiar con sus impuestos a la Iglesia católica, aparezcan por debajo de la media del porcentaje de alumnos que opta por estudiar Religión en sus primeros años de formación, que se sitúa en España en el 65%. En cambio, un 83,8% de niños canarios y un 75,2% de los gallegos recibe clases de Religión. 

En el caso opuesto están Extremadura (con un 89,6% de alumnos), Andalucía (85,9%) y Canarias (83,8%), que lideran las comunidades con mayor porcentaje de escolares de centros públicos que cursan la asignatura de Religión. En Secundaria, donde los porcentajes de matrícula en Religión caen significativamente, Cataluña (con un 9,2% de alumnos matriculados en esta asignatura), Baleares (13,5%) y Euskadi (19,5%) repiten como autonomías con menos estudiantes que optan por esta materia.

declive de las bodas católicas

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Otro de los aspectos que ejemplifican bien cómo España camina de manera lenta aunque constante hacia la secularización es la pérdida de supremacía de la Iglesia en una práctica tan ligada a la tradición católica como es el matrimonio. En 2012 sólo el 37,2% de las bodas celebradas se hicieron siguiendo los ritos católicos. El 62,3% fueron ceremonias exclusivamente civiles. 

En 2005, las bodas civiles superaron por primera vez a las católicas en Cataluña. Entonces, según datos del Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat), representaban ya más del 54% del total. Los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) afianzan con fuerza esta tendencia. En 2012 se celebraron en Cataluña 26.509 bodas, de las que sólo 5.360, es decir, un 20,22%, se hicieron siguiendo el rito católico. Las uniones civiles fueron 20.925, un 78,94% de todas las celebradas. En este punto destacan por ejemplo los casos de Barcelona (19,4%) y Girona (19,8%), donde el número de enlaces católicos se sitúa al nivel de Ceuta (19,7%) y Melilla (18,4%), ciudades que cuentan con importantes comunidades musulmanas. En Baleares, que también está por debajo de la media en cuanto a financiación de la Iglesia católica vía IRPF, las bodas canónicas sólo fueron el 21% de todas las celebradas durante 2012. Le sigue Canarias, donde fueron el 27,75%. En el País Vasco la deriva es similar, en 2012 sólo el 30,6% de las bodas fueron católicas. 

En el otro extremo, Jaén es la provincia en la que, en porcentaje, más uniones católicas se celebraron en 2012, el último año del que hay datos disponibles. Fueron el 64,9% del total. Le siguen Córdoba (63,9%), Badajoz (59,5%) y Ciudad Real (59,6%). 

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