El saqueo de Telemadrid

Los responsables del ERE ilegal de Telemadrid no se plantean dimitir

Ibon Uría

El Tribunal Supremo infligió este miércoles un correctivo a Telemadrid al confirmar la improcedencia del expediente de regulación de empleo (ERE) promovido por la cadena pública controlada por el Gobierno de Ignacio González. El fallo del Supremo concuerda así con la resolución dictada el 9 de abril de 2013 por el TSJ de Madrid, que señaló el expediente como contrario a derecho, si bien no obliga a la empresa a readmitir a los 861 trabajadores despedidos. Telemadrid se ha limitado a decir que cumplirá la sentencia, pero ninguno de los directivos que diseñaron y ejecutaron un ERE ilegal se han planteado dimitir.

Consultadas por infoLibre, fuentes de los extrabajadores aseguraron que la negociación posterior al ERE fue un "simulacro", criticaron que el expediente fuese diseñado por una unión temporal entre la consultora Deloitte y el bufete Cuatrecasas –donde trabaja una cuñada de Ignacio González– y señalaron a los principales directivos responsables: Ángel Martín Vizcaíno, subdirector y hombre de máxima confianza del presidente de la Comunidad de Madrid; José Antonio Sánchez, director de Telemadrid y antiguo número uno de RTVE en la etapa de Alfredo Urdaci; Tomás Morales, director económico y financiero de la cadena pública; y Agustín de Grado, director de informativos y acusado por los sindicatos de montar una auténtica "redacción paralela" integrada por informadores afines.

José Antonio Sánchez

Sánchez, director general de la cadena pública madrileña, es un periodista largamente vinculado a Luis María Anson. Licenciado en Ciencias de la Información por la Complutense, ha trabajado en la agencia Efe y en los diarios Abc y La Razón. En 2002 pasó unos meses como director general de la filial de Telefónica para el negocio de los medios de comunicación justo antes de ser nombrado, a propuesta del Gobierno del PP, director general de RTVE.

Así, Sánchez fue el número uno de RTVE hasta las generales de 2004, un periodo breve y durante el que acumuló numerosas críticas de la oposición. El PSOE llegó a presentar una proposición no de ley en la que exigía su destitución y lo acusó de "imponer la censura" en la cadena, de provocar un "desprestigio histórico" del medio y de vulnerar el constitucional derecho a la información. Fueron los meses, por ejemplo, del ya famoso "ce-ce-o-o" de Alfredo Urdaci.

Tras su salida del ente, Sánchez regresó a Telefónica, de donde fue rescatado siete años después para suceder a Isabel Linares al frente de Telemadrid. En su contra votaron PSM e IU, pero los apoyos de la mayoría absoluta en el consejo de administración de Telemadrid del PP (diez votos a siete) bastaron para salvarlo de las acusaciones de la oposición, a saber, que había sido nombrado a dedo.

Sánchez sigue en su cargo. Recogió una Telemadrid ya a la baja –8% de cuota de pantalla en 2010, 6,4% en 2011– en la que la sangría no ha cesado. Más bien al contrario. La pública madrileña cerró febrero de este año con un 4,1% de share. Más de un tercio de los espectadores la han abandonado desde que accedió a su puesto.

Su gestión también le ha traído problemas con la Justicia. Sánchez fue imputado en abril de 2013, tras admitirse a trámite una querella de CCOO en la que se le acusaba de prevaricación y malversación entre otros delitos. Tres meses después declaró y, hasta hoy, no hay novedades. La querella de CCOO vino motivada por la contratación de una filial de Telefónica –empresa de la que es empleado en excedencia– para la producción de las emisiones.

Ángel Martín Vizcaíno

Martín Vizcaíno es subdirector de Telemadrid desde hace más de una década. Fuentes de los trabajadores consultadas por infoLibre no dudan en apuntar que, en la mesa de negociación del ERE ilegal, llevaba "la voz cantante". El de Vizcaíno fue un nombramiento decidido en enero de 2004 y ejecutado directamente por Manuel Soriano, director general entre 2003 y 2007.

Antes de su llegada a Telemadrid, donde cobra en torno a 135.000 euros anuales, Martín Vizcaíno ocupó desde agosto de 2002 la dirección del Gabinete del Secretario de Estado para la Extranjería e Inmigración. Antes, había pasado por la dirección de Relaciones Institucionales de Quiero Televisión y por la de Televisión Española.

Esa, la de TVE –donde protagonizó un meteórico ascenso: fue nombrado director al mes de llegar a TVE– fue su primera experiencia en el sector audiovisual. De hecho, Martín Vizcaíno es funcionario del Ayuntamiento de Madrid y licenciado en Económicas. Durante ocho años (1989-1997) fue jefe del departamento de Tesorería del área de Hacienda y Economía del Consistorio de la capital.

Tomás Morales

Morales es director económico y financiero de Telemadrid. Accedió al cargo en junio de 2008 y formó parte de la mesa de negociación del ERE, donde los sindicatos aseguraron haberse encontrado con un auténtico muro y un cerrojazo al diálogo que impidió alcanzar un acuerdo.

Antes de recalar en la radiotelevisión pública madrileña, Morales, que cobra un salario que ronda los 115.000 euros anuales, estuvo vinculado al sector de la seguridad privada. Entre 1984 y 2000 fue consecutivamente director de finanzas en Ausysegur –que acabó diluida en Securitas– y contable en Prosegur. Después, ejerció de director de administración y finanzas en France Télécom (2000-2008).

Agustín de Grado

De Grado ocupa el cargo de director de informativos de Telemadrid. Llegó a la cadena pública en 2004, proveniente de la subdirección del diario La Razón, de cuyo equipo fundador formó parte. Su nombramiento fue una de las primeras decisiones de Manuel Soriano, otrora director de la cadena y anteriormente jefe de prensa de Esperanza Aguirre en su etapa como ministra de Educación.

De Grado cobra ahora unos 125.000 euros. Anteriormente –además de en La Razón– trabajó en los diarios Ya y Abc. Como director de informativos ha sido reiteradamente acusado de crear "una redacción paralela" formada exclusivamente por periodistas ideológicamente afines a sus tesis y contratados a dedo, al tiempo que ha apartado a informadores más veteranos poco dispuestos a someter su criterio profesional a sus directrices.

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