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El futuro del PSOE

El malestar con Rubalcaba se extiende en el PSOE por no convocar el Comité Federal ni escuchar a los militantes

El PSOE está desconcertado. Nadie es capaz de ofrecer certidumbres, de saber qué pasará a partir de ahora, quién tomará el mando. Pero, de momento, lo que sí se palpa, en muchos dirigentes, es un malestar por cómo Alfredo Pérez Rubalcaba ha conducido el final de su etapa al frente del partido, por cómo ha preferido convocar un congreso extraordinario para el 19 y 20 de julio antes que adelantar las primarias abiertas, por qué no ha requerido la opinión del Comité Federal –su máximo órgano de dirección entre congresos–, igual que se oyen quejas sobre por qué no se ha optado por un cónclave que permita que sea la militancia la que elija al nuevo secretario general, y no los delegados. Y mientras, todos siguen a la espera de un pronunciamiento definitivo de la baronesa andaluza, Susana Díaz, la mujer con más poder orgánico e institucional de todo el PSOE y a quien muchos definen como un "activo" importantísimo. Ella, al margen de si decide o no dar el paso, sí influirá mucho en el proceso. 

El malestar se visualizó primero el lunes, en la ejecutiva federal en la que Rubalcaba comunicó que se iba por los malos resultados, "sin paliativos", de las elecciones europeas –nueve diputados menos, 23% de los votos, el peor dato de la historia reciente–, y que se decantaba por convocar un congreso extraordinario. Aunque al final la dirección avaló su decisión, sí se oyeron voces de bastantes dirigentes que manifestaron que su alternativa era otra, la de anticipar las primarias para elegir al candidato presidencial, en principio programadas para noviembre. Entre ellos, Eduardo Madina –potencial aspirante a las elecciones abiertas–, el exministro y eurodiputado Juan Fernando López Aguilar, Purificación Causapié, Juan Moscoso, Nino Torre, Soraya Rodríguez, Jesús Caldera o Marisol Pérez. Ayer martes, se sumaron a las críticas tres de los posibles aspirantes a la carrera por el liderazgo: Carme ChacónPedro Sánchez y Madina, que volvió a pronunciarse ante la prensa. Y en la reunión del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso –a la que no acudió ni Rubalcaba ni la vicesecretaria general, Elena Valenciano–, varios diputados expresaron abiertamente sus discrepancias. 

Según todas las fuentes consultadas, la decisión del líder de ir a un congreso sólo fue apoyada por la portavoz parlamentaria, Soraya Rodríguez –ella prefería adelantar las primarias, pero en la reunión tuvo que adoptar la posición del partido–, el expresidente andaluz Manuel Chaves y el exministro José Blanco. El resto de intervinientes defendió que era mejor anticipar las elecciones abiertas y después ratificar al elegido en un congreso. Entre otros, los diputados Patricia Hernández, Laura Seara, Leire Iglesias, Pablo Martín Peré, Sofía Hernanz, Magdalena Valerio y Mariví Monteserín. Esta además reclamó que la ejecutiva convocara un Comité Federal, para que se discuta abiertamente la celebración de un cónclave extraordinario y se vote.

"El viaje también es importante"

Los argumentos son semejantes a los oídos en la ejecutiva del lunes: que el partido se comprometió a celebrar primarias abiertas, para invitar a los ciudadanos a que elijan con el PSOE al candidato a la Moncloa, que hay que apostar por la apertura, porque eso es lo que le han dicho las urnas a las formaciones políticas, que ahí radica uno de los "secretos" de la recuperación de la confianza y de la remontada en las urnas, según indicó Madina. Que no hay que buscar "pretextos" para dar la palabra a los ciudadanos y refugiarse en los "métodos de siempre", en expresión de Chacón. A todos los críticos les contestó el secretario de Organización, Óscar López, desde la Ser: si se hubieran hecho antes las primarias, "hay quien diría que la dirección se quedaba para controlar el proceso".

La queja de la asturiana Mariví Monteserín respecto a la necesidad de citar al Comité Federal era "muy generalizada" en el grupo, según apreciaba una diputada de otra federación. "Es que no hay precedentes. Siempre que se ha convocado un congreso se ha opinado en el Comité Federal, y ahora no se entiende por qué no se hace así", abundaba. "Yo puedo compartir ir a Ítaca, pero el viaje también es lo importante. Puedo compartir que elijamos a un secretario general nuevo, pero si el procedimiento falla, lo anula. Alfredo se está equivocando gravemente", lamentaba otra parlamentaria. Aún había quien señalaba que el tiempo precongresual, en pleno Mundial de Fútbol, contribuía a amortiguar el impacto del debate sucesorio.

Ferraz no tiene previsto convocar al Comité Federal. "No hace falta", repiten diversos compañeros de Rubalcaba. Cierto: según el artículo 34 de los estatutos, quienes tienen la potestad para programar un cónclave extraordinario son la ejecutiva federal y el Comité Federal. Y la primera ya lo hizo, el lunes. 

Ahora bien, si un tercio de los 280 miembros del Comité lo pide, hay una reunión extraordinaria. Ayer, se comentaba en el Grupo Socialista que el malestar con la actitud de Rubalcaba era evidente, pero todavía no se había pasado a la acción. No se habían recogido firmas ni se habían coordinado movimientos. Un diputado próximo a Chacón sí manifestaba su deseo de que se pudiera "coordinar" algún tipo de respuesta política conjunta con el resto de posibles candidatos a las primarias. Pero era un deseo, no pasaba de ahí ni se había desplegado ninguna operación. 

Sin embargo, algunos responsables consideraban que era mejor no provocar un Comité que visualizase otra vez la "división interna", con un PSOE ya muy debilitado. Además, conseguir un tercio de las firmas y ganar la votación contra Rubalcaba es prácticamente imposible: en el máximo órgano de dirección se residencia el poder de las federaciones, que son las que apoyan que haya congreso y no primarias anticipadas. Singularmente, Andalucía, pero no sólo. También Valencia o Madrid respaldan a Rubalcaba. "Los ciudadanos lo que nos pidieron es lo que ayer [por el lunes] hizo el secretario general del partido, al que hay que agradecerle haber navegado en un desierto después de unos procesos electorales muy duros. Me consta que lo ha hecho de la mejor manera que ha podido y que ha sabido", dijo el madrileño Tomás Gómez, uno de los barones habitualmente críticos y que ahora prefiere no hacer leña del árbol caído.

Las limitaciones estatutarias

La fórmula de un congreso en el que el secretario general sea aupado por el voto directo de las bases –eso fue lo que ocurrió en Galicia en septiembre de 2013– no se antoja como viable, según diversos dirigentes. La razón es que eso ya se votó en el anterior cónclave, el de Sevilla, y en la Conferencia Política se dejó la cuestión para el siguiente congreso ordinario. Los matices son importantes, porque un congreso extraordinario, por su propia naturaleza, sólo sirve para designar nuevo líder y nueva dirección, pero no para modificar los estatutos. Desde Ferraz se argumentaba anoche que no había "nada decidido" y que se irá viendo en los siguientes días. El propio Óscar López avaló este formato hace un año y prometió que la cúpula federal intentaría implantarlo. De nuevo, los defensores de la convocatoria del Comité Federal recordaban que este órgano podía aprobar unas reglas ad hoc para el cónclave del 19 y 20 de julio. 

La apuesta por un congreso a la gallega –o a la vasca, porque ese sistema también figura en los estatutos del PSE y así se organizará el que releve a Patxi López en septiembre– fue defendida públicamente por varios notables socialistas. Ejemplos: la cordobesa y extitular de Medio Ambiente Rosa Aguilar en declaraciones a los periodistas –"Cuanta más participación de los militantes, mejor; este congreso debe ser distinto, no al uso"–, o los diputados que lo pidieron en la reunión y en los pasillos del Congreso y lo reclamó en Twitter la exministra Cristina Narbona

Fuentes de la dirección del grupo calificaban de "surrealista" la discusión de ayer, porque a fin de cuentas es el secretario general quien ha decidido marcharse, así que la convocatoria de un congreso es inmediata, y dejar el partido en manos de una gestora –como algunos proponían– habría introducido una sensación de "desgobierno" en el PSOE. Soraya Rodríguez insistió ante sus diputados que las primarias no tienen vuelta atrás, y se celebrarán. También el presidente asturiano, Javier Fernández, un fiel rubalcabista, remachó que quiere que haya elecciones abiertas para elegir al candidato presidencial, "transparentes" y en los plazos previstos. Emiliano García-Page, secretario general de los socialistas manchegos, subrayó que su federación "va a apostar por que no se dejen de lado las primarias". 

"Lo que quedaba raro es que todos los que hablaron en la reunión del grupo eran como los representantes de Fagor, Bosch y Miele. O sea, los representantes de Carme, Edu y Pedro, y están defendiendo más intereses personales. Además, Edu está en otra dimensión, porque él sí tiene apoyo orgánico y puede ganar un congreso, mientras que Carme y Pedro no", analizaba un alto cargo del grupo, de obediencia rubalcabista. 

"No es una roca inmutable"

El encuentro en el Congreso hirió de refilón a federaciones como la valenciana y la balear, cuyos responsables protestaban a la salida por las palabras de Blanco y Chaves, que vinieron a decir que las primarias no son tampoco ninguna panacea, y que en ambos territorios los resultados en las europeas no han sido mejores que en el resto. "Nosotros creemos en el proceso y además hemos recortando mucha distancia con el PP, aunque no podamos darnos por satisfechos", alegaba un máximo representante del PSPV con escaño en Madrid. 

"Al final estamos discutiendo sobre el método cuando lo importante y lo que estamos esperando es qué va a hacer Susana. Si ella da el paso, dará igual si se va a congreso o a primarias, porque todos iremos detrás", manifestaba un diputado muy buen conocedor del aparato, molesto con el cariz que está tomando el debate interno. 

Lo que está claro es que nadie pierde de vista lo que haga la presidenta andaluza. Muchos dirigentes la ven como el referente indispensable, la capitana con un liderazgo asentado en tiempo récord (ocho meses) que puede poner en orden al PSOE y salvarlo del desastre, la única que sería capaz de "aglutinar" a todas las familias bajo su mando. No obstante, su nombramiento tendría objeciones –no es diputada en el Congreso, se correría el riesgo de perder el fortín histórico del socialismo por una carrera hacia la Moncloa que no es segura– y plantearía muchos interrogantes: qué hacer con la Junta de Andalucía, cuándo convocar elecciones autonómicas, cómo compatibilizar las tareas de liderazgo del partido y del Gobierno... Un puzle muy complicado de casar y con un calendario que no favorece a Díaz, porque ella, como argumentan diversas fuentes, necesitaría primero legitimarse en las urnas antes de dar el salto a Madrid

Patxi López se aleja de la carrera

Díaz reunió ayer martes a su ejecutiva regional y a los secretarios provinciales, y a todos les trasladó lo que dijo brevemente ante los medios, que su "prioridad" es Andalucía y que ya llegará el momento de abordar el papel de la federación en el congreso de julio. Altos cargos de su Gobierno recordaban cuál es siempre la estrategia de la presidenta: medir bien los tiempos –cualidad que le inculcó su mentor, José Antonio Griñán– e ir "partido a partido, paso a paso" y "no precipitarse". "Ella no se toma las cosas a la ligera y las cosas hay que madurarlas. Su compromiso es con los andaluces, pero no es una roca inmutable. Hace falta que se pase el duelo, que esto repose", aseguraba a infoLibre un dirigente que trabaja muy cerca de ella en la Junta. Díaz mantendrá su primera comparecencia pública este miércoles a las 12 de la mañana, en la reunión con su Grupo Parlamentario. 

"No estamos en esa dinámica. Sólo hemos analizado resultados, estamos satisfechos con la recuperación de la confianza de los ciudadanos andaluces y nuestra disposición a contribuir en el congreso. ¿Por qué los que pierden las elecciones nos tienen que marcar la agenda y los ritmos a quienes las ganamos?", se preguntaba un secretario provincial, mirando a aquellos que vuelven su mirada hacia Díaz, empujándola para que acepte el reto. Desde el PSOE andaluz aunque se reconoce que su opción preferida era el congreso y no adelantar las primarias, se niega que la presidenta hubiera pactado con Rubalcaba que este le cediera la silla y se insta a los posibles candidatos a las primarias a que se resitúen y se decidan, si quieren, a competir en el cónclave. Pero esa tesis parece poco probable: si Díaz diera el paso, sería casi imposible que encontrara rival, por su enorme poder orgánico, electoral (el 26% de los votos socialistas el 25-M salieron de Andalucía) e institucional. Sólo desde el círculo de Madina se insiste en que el diputado decidirá presentarse "al margen" de lo que haga la jefa de la Junta.

Hay apuestas para todos los gustos: que se opte por un modelo a la alemana (que el secretario general sea distinto al candidato), que se busque un secretario general de transición, que las primarias se hagan, pero para más adelante... De cualquier modo, ella tendrá un peso enorme en la nueva dirección. Si no es ella la líder, seguramente aupará a la ejecutiva a una persona de su confianza. "El congreso puede que se celebre en Madrid, pero se hará en Sevilla", verbalizaba con ironía una dirigente muy visible del Grupo Socialista para ilustrar gráficamente hasta qué punto influirá Díaz en el proceso. 

Los barones territoriales están guardando de momento bastante prudencia y no se han decantado por ningún nombre. Quizá quien más se salió del guión fue el madrileño Tomás Gómez. "Con Susana, al fin del mundo", verbalizó, efusivo. El vasco Patxi López fue algo más comedido: "Es un gran activo de este partido, un gran referente político" que "ha demostrado una capacidad enorme para coser el partido, para hacer recuperar la ilusión a la militancia, para ganar elecciones y ella tendrá mucho que decir y decidir personalmente, pero tampoco hay ningún guión fijo". Felipe González, que hasta hace poco tiempo la trataba con desdén –"No la conozco, soy muy mayor para saber quién es"–, subrayó ayer su "empuje" y añadió que aunque su "ámbito de realización" es Andalucía, "a lo mejor algún día supera esa frontera, depende de ella". González, además, avaló la hoja de ruta de Rubalcaba y su decisión de convocar un congreso, para "devolver al partido su soberanía para decidir".

El dirigente que ya parece más alejado de la carrera congresual y por las primarias es, precisamente, Patxi López. Ayer anunció que, dados los malos resultados en Euskadi en las europeas (14 puntos de caída, un 13,78% de los votos), convocaba un congreso extraordinario en el PSE al que ya no se presentaría. Aunque él no quiso responder si tiraba la toalla en la competición nacional, desde su entorno más cercano repetían que "en coherencia" con su decisión en el País Vasco, no resultaría lógico que aspirase a dar el salto a Madrid. Pero hasta esa afirmación tiene matices, porque él "siempre estará a disposición de lo que el partido le pida". Diversos dirigentes analizaban ayer que López se quitaba de en medio en la carrera por el liderazgo del PSOE. Aunque claro, nada es seguro. Porque nada lo es ahora mismo en un partido con muchas más preguntas que respuestas

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