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Elecciones 24-M

Ciudadanos, UPN y PAR se muestran dispuestos a pactar con el PP tras el 24-M

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, durante el desayuno informativo en Madrid, este 11 de mayo de 2015.

Nuestro pacto es con los ciudadanos”. La frase comodín está en boca de varios candidatos y de distintos partidos, y es la forma de escurrir el bulto a la pregunta recurrente de con quién se tejerán alianzas tras las elecciones autonómicas y municipales del 24 de mayo y, con las luces largas puestas, tras las generales del otoño. Pero lo cierto es que ahora, después de las andaluzas, en menos de dos semanas y a finales de año, se habla y se seguirá hablando de pactos. Forzosamente, porque ese es el paisaje que, al menos por ahora, pintan todas las encuestas. Y aunque los pronunciamientos públicos están bañados de mucha cautela –la que corresponde a las puertas de abrir las urnas–, sí cabe hacer un primer dibujo de la disposición de los distintos partidos. Una de las conclusiones más claras que han ido dejando las declaraciones de los últimos días es que Ciudadanos, por el momento, no cierra las puertas a acuerdos con el PP. Tampoco lo descartan el Partido Aragonés (PAR), socio de Gobierno de Luisa Fernanda Rudi, y UPN, otra vez compañero de viaje del PP desde las últimas generales. La posición de Coalición Canaria ofrece matices. 

Albert Rivera, presidente de C's, expresó su patente disposición a entenderse con el PP, con el PSOE “e incluso con Podemos”, en una entrevista que este lunes publicó el diario El País. Se trataría de pactos concretos, pues “los Gobiernos de coalición no dan estabilidad”. Aunque el líder del partido naranja no es preguntado por sus preferencias en cada territorio, sostiene que aquella formación que gane las elecciones “debe tratar de formar Gobierno”. Rivera añade que la afinidad con PSOE o PP puede venir más “por razones generacionales que políticas”.

Rivera intenta equilibrar. Sabe que buena parte de su electorado procede de exvotantes del PP y, tal vez en menor medida, del PSOE. No quiere dar por cerrada ninguna jugada, reservándose para el 24-M. En todo caso, su dirección se guarda la llave. Será el Comité de Acuerdos Postelectorales el que analice la política de alianzas. C's ya anunció algunas líneas generales tras las andaluzas del 22 de marzo: no pactará con ningún partido que “tenga cargos electos imputados por delitos de corrupción” y no llegará a acuerdos con “formaciones que no respeten los principios democráticos establecidos en la Constitución y las leyes”. Los pactos “siempre deberán contar con la previa aprobación de la ejecutiva nacional”, y el contenido de los mismos “se hará público y su cumplimiento será evaluado periódicamente”. Y C's nunca formará parte de Ejecutivos si no queda como primera fuerza. 

Heridas más suturadas

Quien tampoco dice no de entrada al PP es Unión del Pueblo Navarro (UPN). En la Comunidad foral, la gobernabilidad se presume complicada, y de hecho el CIS auguraba una victoria muy ajustada de los regionalistas (11-12 escaños de un Parlamento de 50), seguidos de Podemos (11). Por debajo quedarían EH Bildu (7), PSOE (6), Geroa Bai (5), Ciudadanos (4-5), PP (3) e Izquierda-Ezkerra (2). Una Cámara atomizada al máximo, con ocho formaciones, y en la que todos se quedarán muy lejos de la mayoría absoluta (26 diputados). Un panorama tan fragmentado que anticipa incluso unas segundas elecciones.

El candidato del gobernante UPN, Javier Esparza, se ha mostrado abierto a pactar con aquellos que pueden garantizar la permanencia del modelo institucional de Navarra, que son PP y PSN (con los socialistas ya cogobernó en la primera parte de esta legislatura, hasta que Yolanda Barcina los echó del Ejecutivo). No obstante, Esparza tiene críticas para los dos, porque el PP está “claramente a la baja” por la gestión de la crisis y la “insuficiente” respuesta ante los casos de corrupción, y el PSN lanza mensajes “tremendamente confusos”, al postularse “un día en un sitio y otros en otro”. En definitiva, UPN defiende que las opciones son o la opción regionalista o el independentismo –eso explica el lema de su campaña, Navarrísimo–, y el PP, que presenta a Ana Beltrán, asegura que no pactará con quien no cree en Navarra.

El acercamiento entre los dos partidos no obstante, no es nuevo, ya que durante años UPN era la marca del PP en Navarra. Ambos rompieron en 2008 por la abstención prestada por los regionalistas a los Presupuestos del Estado presentados por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, pero concurrieron juntos en las generales de 2011. Yolanda Barcina dejará de ser presidenta en unas semanas, y dejará así un Gobierno en minoría, del que no ha participado el Gobierno de Mariano Rajoy.

Diferencias Rivero-Clavijo

El PAR sí cogobierna con el PP en Aragón. Aunque antes lo hizo con el PSOE. Desde 1977, año de su fundación, los regionalistas han sido fundamentales para la gobernabilidad de la comunidad en todas las legislaturas, salvo en 1983. El candidato del PAR, Arturo Aliaga, reivindicaba este fin de semana en una entrevista en Efe su condición de partido pactista. “Ahora hay 20 bisagras, pero aquí en Aragón siempre ha habido una centrada y su compromiso con España ha hecho que las cosas hayan sido fáciles”. Aliaga afirmaba que para después del 24 de mayo no excluye “a nadie y nadie tiene derecho a excluir”, ya que debe haber “siempre espacio para el pacto”.

Algo similar ocurre en Canarias. Coalición Canaria ha cogobernado con socialistas y conservadores, pero en la última legislatura lo hizo con los primeros, y mantuvo duros enfrentamientos con el Gobierno de Mariano Rajoy y su ministro de Industria y barón regional, José Manuel Soria, por las prospecciones petrolíferas. El presidente del Gobierno saliente (y expresidente de CC), Paulino Rivero, ya ha subrayado que sería aconsejable reeditar el Ejecutivo CC-PSOE, que "merece continuar". Su cabeza de lista este 24-M, Fernando Clavijo, dice en cambio que no cerrará la puerta a ninguna fuerza política para llegar a acuerdos y rechaza la suposición de que él prefiere aliarse con el PP, cuando "nunca" ha "pactado con ese partido". Según el CIS, PSOE y CC tendrían al alcance de la mano repetir Gobierno, cosa que no sería tan fácil con los conservadores, que se desploman. 

Posición vacilante del PP

El PP, sin embargo, no ha correspondido al ofrecimiento de Ciudadanos. Más bien, la relación de los conservadores con ellos está en un permanente tira y afloja. Mientras desde el Gobierno y desde la sede nacional se carga contra Rivera, oponiendo su “experiencia” frente a los “arrebatos”, las “ocurrencias y experimentos”, algunos candidatos intentan contemporizar, conscientes de que tras el 24-M la formación naranja se convertirá en un interlocutor necesario, a tenor de los datos de los sondeos, incluida la macroencuesta del CIS publicada el pasado jueves. Soraya Sáenz de Santamaría salió este mismo lunes a sacudir a Rivera y responderle por sus palabras en el rotativo de Prisa. “En política no sirve el 'lo mismo da o da lo mismo'. Uno tiene que tener ideas claves de Gobierno y con ese amplio espectro [Rivera] hace pensar que pocas ideas tiene el que lo propone”. Y en un argumentario interno de campaña, denunció que el “único objetivo de la izquierda, la extrema izquierda y los partidos que aún no están definidos es formar coaliciones para que no gobierne el PP aunque haya ganado las elecciones”, informa Europa Press.

Mariano Rajoy, a su vez, se refirió en el arranque de la campaña el viernes pasado, en Tarragona, a los “adanes”. Idea que completó la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, al advertir de que la recuperación no se puede poner en riesgo “ni por independistas ni por populistas”, y aunque C's se “revenda como nuevo”, es un partido “viejo con recetas viejas y cambiantes”.

Cristina Cifuentes y Esperanza Aguirre, candidatas del PP a la Comunidad y al Ayuntamiento de Madrid, o Juan Vicente Herrera, presidente de Castilla y León y y aspirante a la reelección, sí han cortejado más abiertamente a C's. La primera, por ejemplo, ha subrayado que sería una "equivocación" y un posible "fraude" a los electores que se extendiesen por norma los pactos entre Rivera y el PSOE. Cifuentes se ha mostrado "partidaria" de llegar a alianzas. "Se puede y se debe llegar a esos acuerdos", manifestaba el pasado 4 de mayo. Este lunes, el valenciano Alberto Fabra se sumó al cortejo y subrayó que su formación cuenta con"muchas coincidencias" con C's, por lo que cree que podrían pactar. 

Otros candidatos son mucho más duros en sus valoraciones hacia C's. El balear José Ramón Bauza llegó a afirmar que el de Rivera es un partido "de izquierdas" porque propone "subir los impuestos" y "legalizar las drogas blandas", mientras que Podemos es una formación "radical" que busca "la ruptura del sistema". 

Sin consigna general

C's, UPN o PAR son la excepción a la norma. La mayor parte de formaciones ya han adelantado su no al PP. El primero, el PSOE. Ya lo había manifestado la dirección en múltiples ocasiones, pero el propio Pedro Sánchez ya subrayó el pasado sábado en La Sexta Noche que su partido es capaz de tender puentes con Ciudadanos, IU o Podemos, pero no con el PP ni con Bildu. Horas más tarde, en un encuentro informal con periodistas, de camino a su mitin con Ángel Gabilondo en la localidad madrileña de Fuenlabrada, el secretario general advirtió de que no habrá una consigna general única para fijar pactos después de los comicios de mayo en todo el país. Se verá caso por caso, y dejará a los barones territoriales que forjen los acuerdos que entiendan necesarios. 

Gabilondo, precisamente, no ha sido tan explícito respecto a la política de pactos, aunque en su entorno siempre han explicado que era una estrategia para no generar rechazo en el exvotante del PP al que busca atraer. El candidato ha seguido la máxima de no "descalificar" a ningún partido. Sus condiciones para pactar con otras formaciones, como reiteró el domingo en Fuenlabrada, es la defensa del "deber cívico, las instituciones justas y las políticas públicas".

El diktat de que no habrá pactos con el PP está muy interiorizado dentro del PSOE. Sus candidatos y dirigentes entienden que no cabe ninguna gran coalición, por mucho que se empeñe en ella el poder económico y mediático. Y menos aún en feudos históricos de los conservadores que ahora podrían cambiar de manos, como Madrid o Valencia. 

Tampoco UPN

El no incluye también a UPN, ya que según sentenció su secretaria general y candidata, María Chivite, los foralistas quedan "invalidados" por el "mimetismo" que han hecho de las políticas del PP. "Pedro Sánchez apuesta por el cambio y si apuesta por el cambio es que no cuenta con UPN para ello", decía este mismo lunes, al tiempo que rechazaba toda entente con Bildu. 

IU no ha cambiado su doctrina general respecto a los pactos: no facilitar gobiernos del PP ni por acción ni por omisión. De hecho, la abstención que abrió a los conservadores de par en par las puertas del Ejecutivo extremeño no contó nunca con el amparo federal. Este mismo lunes, el coordinador, Cayo Lara, machacó que votar al PP el 24-M es asumir "la corrupción como animal de compañía", y el objetivo de la federación es "derrotar al PP en las urnas porque se ha convertido en una suma de bandas para trincar y corromper las estructuras de este país". 

Podemos descarta igualmente entendimientos con el PP, contra el que ha sido tremendamente duro y al que sitúa como su adversario. Madrid "no aguanta a más mafiosos ni a más traidores", decía ayer Pablo Iglesias en Móstoles, localidad del sur de la Comunidad, su zona cero y la que espera que sea el exponente de sus resultados el 24-M.

La formación morada está en su pugna por el espacio del cambio y de lo nuevo con C's. Ha insistido en que el partido de Rivera es sólo el "recambio", y así lo recalcó este domingo en Viajando con Chester, en Cuatro. Es el "plan B de las élites". "Parece que la fundación FAES hace el programa electoral del PP y el de Ciudadanos, y cuando escuchas a Esperanza Aguirre diciendo 'me gusta Albert Rivera', dices: 'Claro, si es que podría presentarse en las listas de tu partido perfectamente'", aseguraba en el programa de televisión. El secretario general volvía a esa idea de homologar PP y C's en Móstoles: "Hay que preguntarle a todo aquel que dude en los bares, en los centros de trabajo o en la cola del paro: '¿Y tú con quién estás? ¿Con Rato, con el del yogur naranja del recambio, o con el cambio?'".

Revilla también dice 'no'

En las comunidades también se perciben recelos hacia el PP en las formaciones territoriales. Eso ocurre, por ejemplo, con Foro Asturias, el partido fundado y liderado por Francisco Álvarez-Cascos, exministro de los Gobiernos de José María Aznar. Las relaciones siempre han sido muy tensas y difíciles, y de hecho Cascos tuvo que disolver el Parlamento menos de un año después de las autonómicas de 2011 al no tener apoyos, ni siquiera los de su antigua fuerza. Cascos llegó este domingo a acusar a Sánchez de "mentir a los asturianos" al advertir de que no acordará con el PP "cuando llevan cuatro años pactando". 

En Cantabria, el Partido Regionalista de Cantabria (PRC) del expresidente Miguel Ángel Revilla –segunda fuerza, según el CIS– cogobernó con conservadores y socialistas, pero ahora sigue sin ver entendimiento con los primeros. Revilla descartó hace unos días todo tipo de pactos "con el actual PP". "No hay más opciones, el que está [Ignacio Diego, el presidente, del PP, y candidato a la reelección] o el que estuvo (él)". 

El rechazo al PP llega asimismo de Compromís (Comunitat Valenciana) o de MÉS (Baleares), formaciones con ADN de izquierdas y con importante presencia en sus comunidades. 

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Madrid y Barcelona

Por último, dos ciudades. Madrid y Barcelona. Ahora Madrid, la candidatura municipalista encabezada por la jueza Manuela Carmena, que podría ser segunda fuerza en el Ayuntamiento, descarta por completo pactos con Esperanza Aguirre, que además ha situado a la magistrada como su objetivo número uno. Es más, cualquier política de alianzas en el Consistorio se reduce a dos opciones para Carmena: o acordar con la corrupción o no hacerlo. 

Barcelona en Comú, liderada por la exportavoz antidesahucios Ada Colau y primera fuerza en el Ayuntamiento, según el CIS, también repudia de entrada todo acuerdo con CiU, que gobierna la ciudad condal desde 2011 con Xavier Trias al frente de la Alcaldía. El pasado sábado, Colau advirtió de que los ciudadanos tendrían que elegir "entre la mafia y la gente, entre CiU y Barcelona en Comú". Sin más matices. 24 horas después, fijó como "línea roja" para cualquier pacto postelectoral el no a las privatizaciones de los servicios municipales, ante lo instó a ERC y PSC a "definir claramente" su modelo. Los republicanos contestaron este lunes. Su cabeza de lista, Alfred Bosch, dijo compartir la medida de remunicipalizar servicios, pero pidió saber primero, de Barcelona en Comú y de CiU, qué postura tienen sobre la independencia de Cataluña. 

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