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Comunidad de Madrid

Cifuentes llega al 2 de mayo con el aguirrismo desactivado

Cristina Cifuentes en una imagen reciente.

"Cuando lleguemos a ese río, cruzaremos ese puente". Así respondía Cristina Cifuentes a todo aquel que le preguntaba, cuando asumió las riendas de la gestora del PP de Madrid tras la marcha de Esperanza Aguirre hace ahora más de un año, si tenía en mente postularse para presidir el partido. El río llegó. Y la presidenta de la Comunidad fue proclamada líder del PP de Madrid hace unas semanas. Así, Cifuentes llega este martes al día grande de la Comunidad de Madrid con todo el poder administrativo y orgánico que en su día tuvo su antecesora Esperanza Aguirre y con el aguirrismo prácticamente desactivado.

La dimisión de todos sus cargos de la ya exlíder del PP en el Ayuntamiento de Madrid, acorralada por los escándalos de corrupción protagonizados por quienes fueron sus dos hombres de máxima confianza, Ignacio González y Francisco Granados, abre una nueva etapa en el partido. Los fieles a Esperanza Aguirre han ido cambiando de bando en los últimos años a medida que la lideresa iba perdiendo poder. "Terminado el aguirrismo llega el cifuentismo", señala un dirigente regional del PP madrileño con ironía.

Cifuentes no es nueva en el PP de Madrid. Ha trabajado a las órdenes de Aguirre y de Alberto Ruiz-Gallardón y conoce perfectamente el partido que ahora preside. Fue elegida por Mariano Rajoy para encabezar la lista electoral a la Comunidad de Madrid en mayo de 2015 cuando Génova creyó que era demasiado seguir entregando a Aguirre y a sus fieles todo el poder institucional. La otra opción era Ignacio González. Y aunque el partido no le suspendió de afiliación hasta que se conoció que había sido detenido hace ahora casi dos semanas, a Rajoy ya le habían llegado noticias de su presunta relación con algunas tramas corruptas.

En los meses previos a que la dirección nacional del PP elaborase las listas electorales algunos de sus compañeros que elaboraban quinielas de candidatos señalaban algo que, en teoría, debía pesar en contra de que Rajoy apostase por ella para la Comunidad: el no pertenecer a ninguna familia política clara dentro del partido. El no tener padrino.

Había sectores que apuntaban a que era muy próxima a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Otros defendían que estaba avalada por la secretaria general, María Dolores de Cospedal. Ahora todos sus compañeros creen que podría desempeñar un papel clave en el futuro de su partido más allá de Madrid.

Recortar poder a Aguirre

En todo caso, en su ascenso político –venía de ser delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid– tuvo mucho que ver con el intento de Génova de recortar poder a Aguirre y a los suyos para hacer del PP de Madrid una organización más permeable a la dirección nacional.

En los últimos años habían sido varios los intentos de Rajoy de tomar el control del PP de Madrid para frenar los casi continuos desafíos de la lideresa. Fueron varias las veces que se la amenazó con instaurar una gestora y siempre reaccionó tan indignada que la dirección nacional apostó por lo que consideraban el mal menor: aguantar el tirón, mantener a Aguirre.

Si el pasado lunes fue la corrupción de la operación Lezo la que le hizo dar un paso atrás en el Ayuntamiento, en 2016 fue la Púnica la que le hizo dejar el PP de Madrid. 

En este contexto, ahora y hace más de un año, Cifuentes emerge como la baza del PP nacional para dar un portazo a la era Aguirre y limpiar a las siglas en Madrid de los escándalos de los últimos años. Se trata de una baza que la presidenta de la Comunidad de Madrid ha sabido aprovechar.

Los corruptos "no tienen cabida"

Este jueves, el PP de Madrid celebró su primer Comité Ejecutivo Regional tras la marcha de Aguirre. Cifuentes coló en un momento de su discurso que la que fue su jefa dejaba "el listón muy alto". Pero a ninguno de los que la escucharon le quedó duda de que estaba cerrando de forma definitiva su etapa. Marcando diferencias y subrayando que desde que ella se había hecho con las riendas del partido las cosas habían cambiado. "En este PP de Madrid no tienen cabida los corruptos", dijo.

Junto a estos mensajes, Cifuentes trazó su relato. Un relato de lo ocurrido en el que ella aparece como una de las máximas responsables de la investigación que ha llevado a Ignacio González a la cárcel. "Decidimos entonces, hace ya un año, revisar la política de inversiones del Canal [de Isabel II], cesar a determinadas personas que han sido ahora detenidas, y trasladar a la Fiscalía un informe relativo a hechos que podían ser constitutivos de delito", dijo.

"Mienten aquellos que desde otros partidos pretenden erigirse hoy en promotores de la acción de la Justicia, o afirman que colaboramos con ella porque no nos quedaba más remedio. Ha sido este Gobierno, un Gobierno del Partido Popular, el que ha buscado la ayuda de la Justicia para limpiar y sanear las instituciones madrileñas", sentenció.

Llamada al orden

El relato de Cifuentes había sido previamente asumido por la dirección nacional. Nada más estallar la operación Lezo hubosectores del PP que veían con malos ojos que la presidenta madrileña se arrogase parte de los resultados de la investigación. "No se puede presumir de que compañeros de tu partido estén en la cárcel, máxima cuando ella también fue consejera en el Canal", se quejaban algunos. Pero el lunes, horas antes de que dimitiera Aguirre, Rajoy dio orden a su Comité de Dirección de defender a la recién elegida líder de los conservadores madrileños. El partido no podía permitirse que este mazazo judicial viniese acompañado de división interna.

Así, en rueda de prensa, el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, respaldó la actuación de la presidenta de la Comunidad de Madrid a la hora de poner en conocimiento de la autoridad judicial cualquier atisbo de irregularidad detectada en la gestión de los recursos públicos. "Es importante enviar un mensaje inequívoco de que el PP es el máximo perjudicado si estas informaciones se demuestran ciertas", apuntó. La esencia de este mensaje sería días después defendida por el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, y por el propio Rajoy.

"Proyección nacional"

Ninguna de las fuentes consultadas pone en duda que, políticamente, Cifuentes ha sido una de las grandes beneficiadas de esta operación, algo que, sostienen, dota de "mayor proyección nacional" a la presidenta madrileña.

En el PP no está abierta la sucesión de Mariano Rajoy. Pero si siempre se ha hablado de Cospedal, Santamaría o el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, como posibles candidatos, ahora también se incluye a Cifuentes.

En una reciente entrevista concedida a SModa, la presidenta madrileña era preguntada sobre si se veía presidiendo el Gobierno: "No. Desde que tuve el accidente [de moto], jamás pienso en el futuro. Para mí solo existe el presente. No miro la vida a largo plazo, ni siquiera a medio. Ahora soy presidenta de la Comunidad de Madrid y me gusta. Como mucho, me planteo acabar la legislatura", aseguraba.

Rivalidades internas

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El hecho de que Cifuentes haya sido incluida ahora en la carrera sucesoria no está exento de riesgos para la presidenta madrileña. Esto implica que a partir de ahora habrá más focos sobre ella, políticos y mediáticos, con los riesgos que ello conlleva. "No hay peor enemigo para un político que los compañeros de su propio partido", mantiene un parlamentario recordando un episodio de ahora hace un año.

En abril de 2016, el diario El Mundo desveló una batalla entre Moncloa y Génova cuyo origen estaba en la forma de responder a los escándalos de corrupción. En un sector del Gobierno no sentaba nada bien la dureza con la que algunos de los vicesecretarios respondía a estos casos. "Cifuentes, con tanto discurso regenerador, puede acabar provocando un efecto similar", añade la citada fuente.

En el entorno de la presidenta de la Comunidad insisten en que ella vive el "día a día" y en que está volcada en su labor de Gobierno y en tener la maquinaria del partido a punto para ganar las autonómicas y municipales de 2019.

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