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Andalucía

La oposición andaluza restriega a Díaz en el Parlamento su derrota en las primarias

Susana Díaz interviene en la primera sesión de control tras su derrota en las primarias socialistas.

Aunque las temperaturas frisan los 40 grados en Sevilla y el cielo luce un azul sin mancha, dentro del Parlamento andaluz estaba previsto un chaparrón. La oposición lo tenía en bandeja: Susana Díaz, presidenta de la Junta, comparecía en sesión de control tras su sonada derrota orgánica ante Pedro Sánchez, el mayor revés de la carrera política de una dirigente que presume de ganar. En efecto, la sesión de este martes abundó en pullazos, ante los que la presidenta respondió con una sonrisa y reiterando una y otra vez su compromiso con Andalucía, que la oposición ve como un compromiso "porque no le queda otra". Los portavoces de los grupos de la oposición –salvo Ciudadanos, socio de investidura del PSOE– restregaron a Díaz su frustrado ascenso a la secretaría general del partido del puño y la rosa, aunque sólo Juan Manuel Moreno Bonilla (PP) convirtió la cuestión en elemento central de su intervención. Los grupos no pidieron su dimisión –como había hecho el PP en días pasados–, pero le pidieron que aprendiese de la derrota y cambiase de rumbo y de actitud. El portavoz de IU, Antonio Maíllo, reclamó a Díaz que acometa un cambio de gobierno. Díaz afirmó: "Para mí no es una deshonra haber perdido una votación", afirmó Díaz.

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Moreno Bonilla traía preparada una ristra de frases punzantes para arrojarle a la cara a su adversaria: "En Andalucía se agranda la brecha social y económica con España pero a usted sólo le preocupa otra brecha: el 36% de socialistas andaluces que no la han votado"; "Nadie quiere mirarse en el espejo del socialismo andaluz"; "¿Por qué vamos a darle aquí un crédito que no le dan ni sus compañeros de partido, que le han dado con la puerta en las narices?". Díaz le afeó a Moreno Bonilla que aprovechase la pregunta de control al Gobierno para cuestiones internas del PSOE y le recordó que con él el PP pasó de los 50 diputados que logró Javier Arenas en 2012 a los 33 que logró él en 2015. "Aprovecha una pregunta sobre convergencia en Andalucía para dar rienda suelta a sus frustraciones. Su única obsesión es que yo me marche para no tener que enfrentarse a mí", le dijo Díaz. Mario Jiménez, portavoz del PSOE, abundó en esta línea: que Moreno Bonilla "rezaba" para que Díaz ganase, en la confianza de no tenerla más como rival electoral. "Y está bien, no pasada. Pero que no se le note tanto", dijo Jiménez, para carcajada de la bancada socialista. Díaz también mantuvo la sonrisa durante toda la mañana. Es uno de los mensajes de estos días en las dolidas filas del socialismo andaluz: cabeza alta y mirar hacia delante. Hasta tal punto la vio crecida Moreno Bonilla que le dijo a Díaz: "Hablar de frustración precisamente hoy no es lo más adecuado. Pero usted es así, tiene esa soberbia, sólo falta que diga yo he perdido porque he querido perder. Y usted está aquí, simple y llanamente, porque no la han querido en su partido". Los diputados del PP también se rieron. Era un día para ajustar cuentas.

Antes Díaz había debatido con Antonio Maíllo (IU) y Teresa Rodríguez (Podemos) sobre autonomía municipal y ecología, respectivamente. Ambos habían dejado también sus picotazos. "Dice usted que ahora le toca Andalucía, porque antes no tocaba. Usted está aquí porque no le queda otra", le dijo Maíllo, que le pidió a Díaz un cambio de gobierno, porque éste –a su juicio– "está desfasado y obsoleto y es conservador". Y le reclamó también un cambio de actitud, a su juicio falta de "humildad". Teresa Rodríguez hizo referencia a la expectación que –suponía– habría por un posible "duelo" de ella con Díaz centrado en las primarias socialistas. Pero no tocó el tema. Simplemente se limitó a cerrar su intervención dejando dicho que no haría "leña del árbol caído", lo que era como abordar el tema diciendo que no lo abordaba. Díaz se levantó como un resorte con una risa. "Leña del árbol caído no sé, pero gritar, grita usted mucho", le dijo, subrayando el tono alto que suele utilizar Rodríguez en sus intervenciones. A Maíllo –a quien siempre lo presenta como líder de una formación "entregada" a Podemos con armas y bagajes– le dijo que quizás él estaba acostumbrado a que desde otra formación le dijeran lo que tenía que hacer, pero que ése no era el caso de "los socialistas", que deciden en "su casa".

Así fue la mañana. Los unos recordándole a Díaz que se acabó el cuento de la ganadora y la otra manteniendo la sonrisa para no mostrar debilidad ante los ataque. Sólo el portavoz de Ciudadanos, Juan Marín, que tiene la promesa de Díaz de acelerar el cumplimiento de su pacto de investidura ahora que toca "centrarse en Andalucía", dejó las primarias al margen de su intervención. La presidenta necesita ahora reforzar su asociación con Ciudadanos para garantizarse una legislatura tranquila. Los demás le van a recordar una y otra vez que, de haber podido, hoy estaría en otro lugar. Díaz afirma que el problema de la oposición es que preferirían que, de verdad, se marchase de Andalucía. Este mismo jueves ha bromeado con el asunto ante un murmullo durante una de sus intervenciones: "Veo malestar hoy en la oposición. Será por mi permanencia aquí".

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