"No podemos ser cómplices": la Universidad de Barcelona rompe con Israel y marca el camino a otros campus

Estudiantes durante una sentada en el Edifici Històric de la Universitat de Barcelona, este 6 de mayo de 2024.

Quieren romper todos los lazos que puedan unir, de cualquier modo, la universidad española con Israel. Las acampadas de protesta en apoyo al pueblo palestino y contra la masacre de Israel en Gaza tienen un objetivo muy claro, según explican los estudiantes y profesores implicados en las movilizaciones: no quieren colaborar con lo que tachan sin medias tintas de "genocidio". "Deseamos expresar nuestro desacuerdo y preocupación ante la falta de acción concreta por parte de la administración universitaria", señalaron en Barcelona. "Por la ruptura de relaciones de nuestros gobiernos y universidades", añadieron desde Madrid. "Os animamos a tomar los espacios universitarios para exigir el fin de la colaboración con el Estado genocida de Israel", completaron desde València. Pero, ¿a qué se refieren exactamente?

Todas las protestas —que también están presentes ya en el País Vasco, Málaga y Alicante— coinciden en el formato de protesta, en seguir el ejemplo de Estados Unidos y, también, en el enemigo a batir. Desde sus comunicados lo han dejado claro desde el primer momento. Y los profesores consultados por infoLibre inciden en esa necesidad. Hablan de acabar, por ejemplo, con los proyectos de investigación que unen a los centros españoles con los israelíes, algunos de los cuales, señalan, participan activamente con el Gobierno de Benjamin Netanyahu. "Muchas, por ejemplo, participan en proyectos de investigación financiados con fondos europeos para el desarrollo de tecnología que luego tiene una aplicación militar", señala Ana Sánchez, de la Red Solidaria con la Ocupación de Palestina (Rescop).

En Barcelona ya lo han conseguido. Fue este miércoles, cuando el claustro de la Universitat de Barcelona aprobó una moción de apoyo a Palestina en la que exige a su Consejo de Gobierno romper todas las relaciones institucionales y académicas con Israel hasta que detenga el "genocidio". Aun así, los estudiantes seguirán, según han manifestado en un comunicado. "No pararemos hasta que se rompa la cadena de complicidades internacionales que hacen posible que Israel cometa el genocidio con impunidad, violando todas las leyes y tratados del derecho internacional", señalaron los alumnos acampados. Hasta ahora, como denunciaron desde Grup Palestina UB y Universitat Amb Palestina, la institución, además de tener un convenio vigente con la Universidad de Tel Aviv, coordinaba el proyecto EVA de la Comisión Europea —que pretende crear un archivo digital del siglo XX— junto a la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Para la comunidad de la UB la decisión ha supuesto "un triunfo del movimiento estudiantil" que, recuerdan, continúa muy activo en otros campus que, ahora sí, tienen un ejemplo a seguir. Porque ejemplos de colaboraciones no faltan. Los docentes de la Universitat de València han recogido varios de investigaciones en colaboración con Israel: un estudio sobre cómo aplicar la inteligencia artifical en el cáncer —en el que invierte 341.000 euros y en el que participa la Universidad Ben-Gurion— u otro sobre cómo la vigilancia de la dieta puede combatir enfermedades no transmisibles —en el que colabora con 562.000 euros y está presente el Instituto Tecnológico Israelí.

No son los únicos. Profesores de la Universidad de Granada, por su parte, han mostrado su "preocupación" porque su centro participe en proyectos de investigación que cuentan entre sus socios con el Ministerio de Salud Israelí y mantenga colaboraciones en investigaciones con universidades como Technion, Ben-Gurion, la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad de Tel Aviv, con quien de hecho suscribieron un nuevo acuerdo el pasado 25 de enero —ya después del ataque de Hamás que derivó en la ofensiva israelí.

Son estas cuatro universidades, no obstante, las que están presentes en otras instituciones españolas. Concretamente, en forma de acuerdos para la movilidad de estudiantes o profesores. Pasa así, por ejemplo, en la Universidad de Sevilla. "Se firmaron unos convenios marco con estos centros a partir de los cuales ya se pueden realizar los intercambios", explica la docente María José Lera. O en la Universidad Complutense de Madrid, que incluye a esos campus israelíes en su programa 2022-2025 de Erasmus+.

Boicot a las empresas que participan del "genocidio"

Pero el mundo universitario no sólo se apunta a él mismo. Desde las acampadas también se ha hecho hincapié en ir un poco más allá y en efectuar un boicot a todas aquellas empresas que tienen cualquier vínculo con Israel. Y que se haga desde todos los frentes.

Este miércoles, de hecho, el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, ha tratado de recoger el testigo de esta demanda enviando una carta a varias compañías españolas con intereses en Israel para pedirles que garanticen que su actividad no contribuya a "las flagrantes vulneraciones de derechos humanos" en la Franja de Gaza. No han especificado quiénes han sido los receptores de la misiva, pero desde la universidad sí apuntan, con nombres y apellidos, a compañías e instituciones concretas.

Desde la Universitat de Barcelona, por ejemplo, señalaron a Abengoa, Carrefour, Siemens, AXA, HP, Telefónica o Banco Santander, la entidad también señalada por la Junta de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, que el pasado 26 de abril pidió a través de un escrito la suspensión de la cuenta de la institución por "financiar la industria armamentística implicada en el genocidio sobre Gaza". En concreto, la Facultad recordó un informe elaborado por las organizaciones internacionales PAX for peace e International Campaign to Abolish Nuclear Weapons (ICAN), que señaló que la entidad ha financiado entre 2021 y 2023 con más de 1.500 millones de dólares a la empresa Boeing, "responsable de dotar de cazas y helicópteros al ejército israelí".

La Universidad del País Vasco (UPV/EHU), por su parte, añadían a ese listado a la empresa vasca Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF).

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Pero, ¿cuáles son los motivos para señalar en concreto a estas compañías? No son casualidad. Todas las empresas que los estudiantes movilizados han situado en la diana están también en el punto de mira del movimiento global Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), surgido en el año 2010, seis años después de que los propios palestinos lo plantearan la comunidad internacional como forma de castigo a Israel. El 7 de noviembre de 2023, tan sólo un mes después del ataque de Hamás que derivó en los cruentos ataques del Ejército de Benjamin Netanyahu, la organización elaboró un listado: "¿Qué debemos boicotear ahora para ayudar a parar el genocidio actual de los palestinos de Gaza?", se preguntaron. Entre las respuestas figuran compañías señaladas por la universidad: Siemens (empresa a la que definen como "contratista del conector EuroAsia, un cable eléctrico submarino israelí-UE previsto para conectar los asentamientos ilegales israelíes en los territorios palestinos ocupados con Europa"), Carrefour (por haber apoyado a los soldados israelíes con regalos) o AXA (por invertir en bancos israelíes).

En España, el movimiento BDS cuenta con el respaldo de la Rescop, desde donde Ana Sánchez explica por qué apuntar también a HP. "No sólo hace ordenadores, sino que también desarrolla software para los checkpoints que vulneran el derecho a la libertad de movimiento de la población palestina", denuncia. "CAF, por su parte, es una empresa que conecta asentamientos ilegales que pasan por territorio palestino", añade. Y defiende este modo de protesta como "fundamental". "Las empresas, al final, son actores clave en apoyar y mantener el apartheid israelí de distintas maneras. El boicot a estas compañías no es meramente simbólico porque muchas son centrales en el desarrollo de la maquinaria de la guerra promoviendo, por ejemplo, tecnología para la represión de la población palestina", señala.

Además, no se trata de campañas inocuas. El propio movimiento relata sus victorias, entre las que se encuentra, por ejemplo, el cese de actividad de la marca multinacional de helados Ben & Jerry's, que dejó de operar en Israel en 2022. O la retirada de G4S, "la mayor empresa de seguridad del mundo", de Israel.

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