¿Juguetes para todos? Papá Noel y los Reyes encuentran menos para niños con discapacidad y gastan más

Imagen de archivo de una juguetería.

A pesar de que la incidencia del virus esté en aumento constante y de que las restricciones hayan vuelto a nuestras vidas, las Navidades de este 2021 serán diferentes a las de 2020. Para empezar, porque los españoles han hecho más planes que hace un año; y para terminar, porque el gasto ahora será un 22% mayor. Así lo constata una reciente encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) que, sin embargo, detalla que Papá Noel y los Reyes Magos se gastarán más o menos lo mismo que siempre. La media será de 348 euros, de los cuales 173 irán a parar a los regalos de los más pequeños. De ellos, 114 euros serán solo para juguetes. No obstante, la cosa cambia si en la familia hay un niño o una niña con algún tipo de discapacidad. En ese caso, será más difícil encontrar el regalo perfecto. Y si se consigue, además, habrá que desembolsar más dinero.

La Declaración de los Derechos del Niño, firmada en el año 1959, recoge en su principio número 7 el derecho de los niños y niñas a jugar, equiparándolo con el derecho a la educación. "El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, los cuales deben estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación; la sociedad y las autoridades públicas se esforzarán por promover el goce de este derecho", recoge. Sin embargo, no funciona para todos los niños igual.

"El mercado de los productos accesibles para los niños con discapacidad es muy pequeño. De hecho, es prácticamente marginal", critica Daniel-Aníbal García Diego, miembro de la Junta directiva de la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Cocemfe). Según recuerda, lo fundamental para un niño o una niña es que pueda jugar "de la manera más autónoma posible", y eso no sucede si el pequeño tiene algún tipo de discapacidad.

Pablo Busó es coordinador del área de investigación infantil del Instituto Tecnológico de Producto Infantil y Ocio (AIJU) y recalca que lo importante no es tanto que existan juguetes específicos para niños con diversidad funcional, sino juguetes que puedan ser jugados por todos los niños. Es decir, que sean "juguetes accesibles" y "adaptables". "No hay que desarrollar juegos específicos, lo que hay que hacer es adaptarlos y fomentar la integración. Lo ideal es que el niño que tiene la diversidad funcional juegue con el resto de niños", explica.

Sin embargo, según la Guía del Juguete que cada año realiza la organización, tan solo un 45% de los juguetes es accesible para los niños y niñas con diversidad visual y sólo un 19% lo es para aquellos con algún tipo de discapacidad motora. Por el contrario, un 95% lo es para los pequeños con diversidad auditiva. Para aquellos que sufren las tres, solo se adapta un 17% de los juguetes. Los resultados, según explica Busó, son producto de la herramienta TUET, un proyecto europeo que se dedica a estudiar la accesibilidad de los juguetes. "Para nuestro instituto, esta es una de las principales líneas de investigación", dice.

No obstante, afirma que la situación ha mejorado, algo que también constata García-Diego. "Es cierto que la situación es diferente, aunque no es suficiente. Hemos pasado de cero a 'algo", dice.

Aun así, la concienciación de los consumidores en general sigue siendo mejorable. Según una entrevista realizada por AIJU en 2020 a 1.000 consumidores de cinco países europeos (España, Italia, Francia, Reino Unido y Alemania), el 38% no se había planteado la importancia de los juguetes inclusivos y el 25% se mostraba despreocupado por este asunto.

Otro problema, añade García Diego, es que ese "algo" que se ha avanzado tiene unos precios "prohibitivos". "Por poner un ejemplo. En un aula pequeña que tenemos dedicada a niños con discapacidad en un centro, hemos comprado cinco tablets y un par de juguetes. Todo por un precio de 9.000 euros", lamenta.

El "sobrecoste" de la discapacidad

"Hay un sobrecoste económico asociado a la discapacidad que siempre repercute en cualquier bien de consumo", lamenta Pilar Villarino, directora ejecutiva del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi). Según el informe El mapa de la pobreza severa en España. El paisaje del abandono, publicado este año por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN), en el año 2020 el 9,6% de los adultos con discapacidad estaba en situación de pobreza severa, una cifra un punto superior al 8,5% que se registra entre el total de personas en ese mismo grupo de edad.

Además, según Unicef, "la pobreza y la discapacidad están estrechamente relacionadas, pues la primera es un factor determinante de la segunda y, a su vez, la discapacidad muchas veces atrapa a las personas en la pobreza". "En comparación con sus pares, es menos probable que los niños, niñas y adolescentes con discapacidad tengan una adecuada nutrición, accedan a servicios de salud, asistan a la escuela, participen expresando su opinión y sus necesidades sean tenidas en cuenta en la planeación y respuesta a emergencias y crisis humanitarias", añade el organismo.

El reflejo de las personas con discapacidad a través de los juguetes

Pero no todo es la adaptación de los juguetes, algo vital, insiste Busó, en la "integración" de las personas con discapacidad desde que son pequeñas. Como resalta Villarino, también es importante que esa integración llegue por parte de quienes no tienen ningún tipo de discapacidad. Y también desde la infancia. Para ello cada vez son más frecuentes los muñecos y muñecas que reflejan algún tipo de discapacidad. Por poner algún ejemplo, el fabricante español Miniland ha creado una muñeca con un implante coclear y Barbie ha desarrollado muñecas en sillas de ruedas o con prótesis en las piernas.

"Al final, un juguete también es una manera de ayudar a la toma de conciencia. Una muñeca que refleja a una niña con discapacidad es importante para que se tome conciencia de la diversidad humana", dice Villarino, que lamenta que existe un gran "desconocimiento" hacia la discapacidad, algo que, al final, lleva al rechazo. "Esto es bueno para cualquiera, porque enriquece y es importante que se normalice de alguna manera el mero hecho de ser diferente", añade.

Lo comparte García-Diego, que critica que los muñecos y muñecas reflejen "arquetipos" sociales, algo que contribuye "a crear estereotipos y sesgos", también relacionados con la desigualdad de género. Para luchar precisamente contra este tipo de estereotipos, el Ministerio de Consumo lanzó la semana pasada la campaña Huelga de juguetes para sensibilizar sobre la importancia del juego en el desarrollo de la infancia y el impacto negativo de la publicidad sexista. "Los estereotipos sexistas son peligrosos y afectan negativamente tanto a ellos como a ellas. El juego es básico para la configuración de su personalidad, sus habilidades y sus capacidades, por lo que una elección de los juguetes y juegos libre de estereotipos de género es clave para el desarrollo de una población que, a través del juego, aprende a conocer cómo es la vida", argumentó el secretario general de Consumo y Juego, Rafael Escudero.

En este sentido, todas las fuentes consultadas aseguran que la oferta de juguetes que reflejan la diversidad también ha aumentado, pero de poco sirve si el público en general no se decanta por estos productos. Sin embargo, Villarino se muestra optimista de cara al futuro. "La labor que hace la sociedad, las organizaciones y las personas que la conforman creo que está ayudando mucho a la toma de conciencia social. Yo creo, sin duda, que pese a los mazazos que nos encontramos a veces, se está avanzando en esto", celebra.

Por ahora, AIJU ha creado la herramienta Childtizens, algo que, explica Busó, creará una escala de juguetes que reflejan la diversidad. "El año que viene ya se aplicará a la industria", sentencia.

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