Así se convirtió Götz Kubitschek en el faro de la ultraderecha alemana

Götz Kubitschek.

Thomas Schnee

Berlín (Alemania) —

En febrero de 2024, Götz Kubitschek inauguró la academia de invierno de su Instituto de Políticas Públicas (IfS) con una expresión sombría en el rostro. El considerado líder del movimiento de la Nueva Derecha alemana suele presentarse como un vagabundo germánico bastante jovial, con las botas plantadas en la tierra grasienta del diminuto pueblo de Schnellroda, en Sajonia-Anhalt. 

Pero esta vez no le hizo mucha gracia que la asamblea a la que había invitado tuviera que llegar bajo protección policial, y a veces enmascarada, al Albergue de los coderitos, que acoge el evento dos veces al año. Asistieron dirigentes de la neonazi Camaradería Libre y del antiguo Partido Nacional Democrático de Alemania (NPD), del movimiento identitario y de las juventudes de Alternativa para Alemania (AfD), así como su amigo Björn Höcke, líder de la rama radical del partido de extrema derecha.

Una manifestación antifascista de entre 200 y 300 personas, con un miniescenario, un concierto de rock alternativo, mesas de prensa y pancartas de "No hay sitio para los nazis", aguó la fiesta. La comitiva se instaló en la calle central del pueblo, punto de encuentro de todos los manifestantes.

"El IfS se esconde en este pueblecito porque sabe que aquí no les vemos. Hoy somos unos cuantos más de lo habitual para hacerles visibles. Este instituto debería cerrarse, porque es donde están jugueteando con la abolición de la democracia e implantando ideologías etnonacionalistas", explica Irina Rudolph-Kokot, sindicalista y miembro de la red antifascista "Leipzig ocupa su lugar". 

Fue sobre todo la política de refugiados de Angela Merkel en 2015 la que impulsó al caballero de Schnellroda. Ante la llegada de cientos de miles de niños, mujeres y hombres, principalmente de Siria e Irak, Kubitschek se convirtió en un converso a las teorías –infundadas– del "gran reemplazo" de poblaciones. Y no tardó en encontrar público en los podios islamófobos de las manifestaciones del movimiento Pegida, especialmente virulentas en 2015 y 2016. 

Una inspiración francesa

Por lo general, en Schnellroda todo gira en torno a Kubitschek. Este antiguo oficial de 54 años, expulsado de la Bundeswehr [fuerzas armadas de la República Federal de Alemania] por propaganda nacionalista, invita a veces a los periodistas a compartir la comida familiar. Pero antes de bendecir la mesa, los lleva invariablemente a visitar la finca y les enseña a ordeñar una cabra. Los fotógrafos están encantados, y los periodistas más relajados. 

En las imágenes también aparece una mujer alta, rubia y atlética. Se trata de Ellen Kositza, con quien Kubitschek tuvo seis hijas y un hijo. Antigua columnista del semanario Junge Freiheit, abanderado del ultraconservadurismo alemán, ahora presenta numerosos debates literarios y políticos en el canal de YouTube de Kubitschek. "Es la única mujer de peso dentro de la Nueva Derecha", afirma el periodista y ultraderechista Andreas Speit.

"Como otros pensadores de este movimiento, Kubitschek se inspiró en el modelo de funcionamiento del Grece, el think tank de la Nueva Derecha francesa, fundado en 1969 por Alain de Benoist", explica el académico francés Stéphane François, especialista en el tema y autor de un reciente libro en el que muestra las raíces indelebles de inspiración nacionalsocialista en el pensamiento de estos movimientos.

Para formar a los cuadros de su revolución, Götz Kubitschek tiene su propio instituto, que funciona como un gran club de reuniones y una incubadora de ideas radicales. Estas ideas impregnan ahora el aparato activista y parlamentario de la AfD, a través de Björn Höcke, Alice Weidel, copresidenta del partido, y muchos otros, como Maximilian Krah, cabeza de lista de la AfD para las elecciones europeas. "Es muy importante que animemos a la próxima generación. Y la próxima generación está aquí mismo", dijo Alice Weidel durante una visita al IfS en 2019.

A principios de marzo, la televisión pública bávara (Bayerischer Rundfunk) reveló que un centenar de personas, identificadas por el servicio de inteligencia interior alemán (BVS) como extremistas activos de movimientos identitarios, neonazis, "ciudadanos del Reich" u otros incluidos oficialmente en la lista negra, eran empleados a sueldo de diputados de la AfD.  

Una editorial y una revista

Para difundir su mensaje al mayor número posible de personas, Kubitschek creó también en 2000 la editorial Antaios, que debe su nombre a la revista cultural conservadora que Ernst Jünger y Mircea Eliade dirigieron de 1951 a 1979. En el escaparate de la editorial hay panfletos de actualidad, como las tesis sobre la "emigración de retorno" del identitario austriaco Martin Sellner, protegido de Götz Kubitschek y Björn Höcke, que lo consideran un brillante recluta. 

También hay clásicos de la literatura conservadora y de extrema derecha, así como recopilaciones de cuentos infantiles, con autores como Joachim Fernau, corresponsal de guerra de las SS y propagandista militar, metido entre Selma Lagerlöf y Karl May.

Con la revista Sezession, el "pensador" Kubitschek ha creado por fin una herramienta que debería permitirle intervenir en el debate "metapolítico", es decir, donde se configuran las ideas y el espacio político, según las teorías sobre la conquista de la hegemonía cultural del filósofo marxista italiano Antonio Gramsci. 

Una guerra civil intelectual está en marcha

Götz Kubitschek

"Kubitschek no es un pensador original, sino más bien un activista y mediador. Su talento reside en la organización y el trabajo en red. Pero, como todos los autores de su entorno, es muy bueno extrayendo de los textos y pensamientos de los demás lo que es útil para sus propios fines", afirma el historiador Volker Weiß, que sigue de cerca a la Nueva Derecha alemana. 

Y el ex militar está más que nunca sentado a la mesa de las decisiones en un momento en que Alemania parece vivir una especie de despertar democrático desde la publicación, el 10 de enero, de unas revelaciones del sitio web alemán de investigación Correctiv que preocupan a la extrema derecha alemana y europea, hasta el punto de que Marine Le Pen ha pedido aclaraciones a Alice Weidel. 

"Está en marcha una guerra civil intelectual", advirtió Götz Kubitschek en su discurso del 18 de febrero, llamando a la asamblea a prepararse para la batalla. "No es difícil burlarse de los líderes ecologistas y pensar que es fácil ganar a estos adversarios, pero el aparato que se esconde tras estas máscaras es poderoso y profesional", explicó.

Para el público, la referencia es clara. De hecho, la AfD se ha radicalizado tanto en los últimos años que la inteligencia interna ya ha clasificado a sus federaciones regionales en Turingia, Sajonia y Sajonia-Anhalt, así como a la organización juvenil Junge Alternative (JA), como "organizaciones confirmadas de extrema derecha". Hoy se habla incluso de clasificar así a todo el partido. También se está produciendo un intenso debate sobre si abrir o no un procedimiento para prohibir la AfD, de acuerdo con los procedimientos establecidos en la Constitución alemana.

Esta etiqueta permite al BVS intensificar sus recursos de vigilancia, y también se aplica al IfS de Kubitschek. Según Kubitschek, el "cártel de los viejos partidos" que ha esclavizado a la República Federal despliega los inmensos recursos policiales, legislativos y mediáticos de que dispone para aplastar a la extrema derecha y seguir destruyendo la "historia y la homogeneidad del pueblo alemán".

Extrema derecha

Defender la etnicidad alemana, denunciar la decadencia de la sociedad moderna y abogar por un cierto autoritarismo han sido las batallas de Götz Kubitschek desde que, a los 20 años, descubrió la obra del historiador suizo Armin Mohler y sus libros sobre "la postura fascista" y la "revolución conservadora alemana" de los años veinte. 

Este movimiento difuso, nacido como reacción a la República de Weimar, amalgamaba tendencias revolucionarias y etnonacionalistas (völkisch), antiliberales, antiburguesas y antidemocráticas. Entre sus representantes figuran el escritor nacionalista Ernst Jünger, que siempre odió a Hitler, el filósofo Martin Heidegger, que apoyó al NSDAP antes de retirarse, y el jurista Carl Schmitt, racista y nazi que creó un principio jurídico central del nacionalsocialismo, el "Führerprinzip" (principio del líder supremo) querido por Hitler. 

Los intercambios franco-alemanes que se desarrollaron en torno a la revolución conservadora alemana, de Armin Mohler, antiguo corresponsal de prensa en Francia, también merecen un vistazo: "Fue Mohler quien dio a conocer a Alain de Benoist, fundador de la Nueva Derecha francesa, a los autores revolucionarios-conservadores. Benoist teorizó un etnodiferencialismo inspirado en particular en el pensamiento 'völkisch', que hoy está en la raíz de un movimiento identitario originario de Francia, pero que funciona muy bien en Alemania", explica Stéphane François.

El verano pasado, Götz Kubistchek explicaba así su fascinación por Mohler: "Es el eslabón principal entre la vieja derecha anterior a 1945 y la Nueva Derecha. Ha abierto un mundo en el que se puede ser de extrema derecha sin tener ningún vínculo con el nacionalsocialismo. Como si hubiera encontrado un argumento imparable para justificar la propaganda con la que sueña dominar algún día el juego político, pero que en realidad sigue siendo tan parda como siempre.

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