Andalucía

Absueltas por el ‘coño insumiso’: “Nos eligieron para reprimir al movimiento feminista”

“No vamos a pedir perdón por el 'coño insumiso' porque no hemos cometido ningún delito”

Cuando Pilar Ordóñez, la jueza que lleva el caso de la procesión reivindicativa del llamado coño insumiso, pidió amparo al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), algunos en el movimiento feminista enarcaron la ceja con desconfianza. "A mí me entró mucha inquietud", recuerda Antonia Ávalos, una de las mujeres ahora absueltas. Lo que ocurrió fue que el Ayuntamiento de Sevilla aprobó en febrero –con el apoyo de PSOE, Participa e IU– una moción apoyando el archivo del caso, lo cual fue considerado por el PP y Ciudadanos una injerencia en el poder judicial y llevó a la propia jueza Ordóñez a pedir amparo al CGPJ. El gesto de la magistrada incrementó el desasosiego de los imputados, a los que estos meses se les han hecho "muy largos", en palabras de Ávalos.

Por eso el auto que absuelve a los cinco imputados –tres feministas y dos sindicalistas a los que se atribuía un delito de ofensa a los sentimientos religiosos– provocó este miércoles un alivio aún mayor. "¡Bien por nuestros coños libres!", celebraba Antonia Ávalos nada más descolgar el teléfono tras conocerse el auto. "Esto ha sido un intento de reprimir al movimiento feminista, pero no lo han conseguido", resume Ávalos, que admite su "miedo y angustia" desde su imputación en noviembre de 2015. "Nunca pretendimos ofender a nadie, es la verdad", señala, admitiendo que jamás imaginó las "consecuencias" que podía tener aquella procesión reivindicativa en el contexto de un Primero de Mayo, Día del Trabajador. La denuncia fue interpuesta por la Asociación Española de Abogados Cristianos.

El auto de la jueza Ordóñez no se basa en cuestiones formales ni pasa de puntillas por el supuesto conflicto entre libertad de expresión y respeto a los sentimientos religiosos. La resolución establece que "las investigadas promovieron y participaron en una manifestación el dia 1 de mayo de 2014 que discurrió por algunas calles de Sevilla portando lo que al parecer simula una 'vagina' [las comillas son del auto], mientras gritaban frases como 'La Virgen Maria también abortaría', observándose cómo llevaban unos velos negros, simulando ir vestidas de mantilla ante una procesión con signos o notas católicas". La jueza es consciente de que ello pudo "afectar los sentimientos" de personas religiosas, pero no ve "un claro propósito doloso y la finalidad de afectar a los derechos de matiz religioso o herir estos sentimientos", algo necesario para aplicar el controvertido artículo 525 del Código Penal.

Burla, quizás; humillación, no

Para que se produjera el delito, dice el auto, "se necesita un dolo específico o ánimo deliberado de ofender los sentimientos religiosos legalmente tutelados". Y no hubo esta voluntad de ofender, según la jueza. "Las investigadas intentaron exteriorizar opiniones contrarias o discrepantes con la Iglesia católica y para apoyar los derechos laborales de la mujer", añade la resolución judicial, que asume que pudo haber una "burla", pero que ésta no se hizo "con el fin de menoscabar, humillar o herir los sentimientos religiosos" de nadie. Y cierra con una sentencia obvia, pero de interés en un contexto de vivo debate sobre los límites de la libertad de expresión en España: "El no creer en los dogmas de una religión y manifestarlo públicamente entra dentro de la libertad de expresión".

El caso también afectaba, además de a mujeres feministas, a sindicalistas de la CGT, que se manifestaron el 10 de abri de 2014 en Sevilla en la llamada "procesión del santísimo coño insumiso y del santo entierro de los derechos sociolaborales". También quedan absueltos. Ni en una ni en otra manifestación –ni el 10 de abril ni el 1 de mayo de 2014– "se utilizaron medios violentos ni coativos".

Activistas implicadas

Antonia Ávalos, de 53 años, lleva desde su declaración en febrero "sin saber nada, esperando". "Cuando vimos que la jueza se molestaba por la moción del Ayuntamiento, nos angustiamos mucho", afirma. Considera que ha vivido una situación "absurda" e "increíble", pero no le quita importancia. Al contrario. "Es grave. Nos eligieron para reprimir al movimiento feminista", señala. Según Ávalos, "la única explicación" de que sus nombres surgieran en la investigación es que la Policía tenga "una lista negra" de mujeres feministas implicadas en el activismo, como lo estuvo ella de manera destacada contra la reforma de la ley del aborto que impulsó Alberto Ruiz Gallardón en su etapa como ministro de Justicia. "Si no hay una lista negra, es imposible que nos hubieran llamado sólo a nosotras", afirma Ávalos. "Las tres que fuimos imputadas y llamadas a declarar hemos tenido participación política activa. No es casualidad", señala Ávalos, que subraya que ella no organizó, sólo participó en la procesión reivindicativa del 1 de mayo de 2014.

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"Un país de miedosos"

Ávalos es mexicana y lleva ocho años viviendo en España, donde se trajo a su hija, mayor de edad. En su país de origen sufrió maltrato y precisamente vino a España buscando seguridad y libertad. Es presidenta de la Asociación Mujeres Supervivientes, que combina la intervención con mujeres maltratadas con el activismo político. "Yo, más que la cárcel, tenía miedo a que me devolvieran a mi país", explica Ávalos con alivio, confiada en que no haya ningún recurso contra el auto de archivo que alargue aún más su incertidumbre.

A su juicio, es "increíble" que haya quien se "alarme" por una procesión reivindicativa como la del coño insumiso, pero no "ante el uso de la mujer como objeto sexual, su precariedad, los abusos, asesinatos...". "Con el coño insumiso reivindicábamos la libertad de nuestro cuerpos, de los que nadie tiene derecho a apropiarse", afirma. ¿Lo volvería a hacer? "Sí. Volvería a hacerlo. No sé si a alguien puede sonerle como un desafío, pero es la verdad. Si no luchamos por nuestros derechos, si no nos atrevemos a decir lo que queremos, ¿qué seríamos? Un país de miedosos. No puede ser. Sí, lo haría", responde, convencida de que los "poderes patriarcales" esperan precisamente que haya miedo para imponer su modelo de mujer y de sociedad.

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