Cine

Un cerdo como imagen de la esperanza

Un fotograma de 'Un cerdo en Gaza'.

Un cerdo caído del cielo sería para muchos un regalo suculento. Para otros, como le ocurre al protagonista de Un cerdo en Gaza, de estreno este viernes, se acerca más a un castigo divino. Tan sufrido y tan apaleado que tiene que vivir en una casa que se mantiene a duras penas en pie, impactada por las bombas, Jafar, humilde pescador palestino, atrapa un día un cochino entre las redes de su maltrecha barca. ¿Qué hacer con él en un lugar –la Franja de Gaza- donde el animal es poco menos que un demonio tanto para musulmanes como para judíos? A partir de la premisa cómica, el fotoperiodista y escritor francés Sylvain Estibal, que firma con esta su primera película, ha compuesto una canción de paz, una oda cargada de esperanza y optimismo para un conflicto cuyo interminable anquilosamiento deja poco pie a la ilusión.

Usted no es israelí ni palestino. ¿Por qué hacer una película sobre el conflicto?

Porque tenía una rabia personal sobre este conflicto, que parece de nunca acabar, parece eterno. Tenía ganas de lanzar un grito de rabia cómico. Es algo que nos impacta a todos, no solo a los que viven en Oriente Medio: todos, de una forma u otra, somos un poco víctimas de este conflicto que contamina el mundo, así que tenía ganas de decir algo y me pareció que el humor podía ser una buena manera de juntar a la gente de ambos lados y mandar un mensaje que sea quizá más fácil de escuchar.

¿Se ha podido ver la película allí?

No. Todavía no, pero hay muchas descargas ilegales que permiten a la gente verla y nos mandan mensajes. De momento sabemos que la ven y que les gusta, porque nos mandan mensajes positivos de ambos lados, pero no hay nada oficial, nadie se atreve a mostrarla oficialmente. Hay un festival en Tel Aviv y no nos quisieron, en Dubai tampoco… tienen miedo. Y es raro, porque Sasson Gabai (el protagonista, que hace de palestino en la película aunque es israelí) es una estrella allí. Pero no parece suficiente para mostrarla. La gente debe pensar que hay más peligro en enseñarla que en no enseñarla, así que prefieren no arriesgarse.

¿Y cómo hicieron para convencer a uno de los actores más famosos de Israel de que participara en la película?

No fue complicado. No había pensado en él al principio, pero hablé con un amigo y me dijo: '¿A quién estás buscando? ¿A alguien como el actor de La banda nos visita?' Y le vi y me dije: claro, es él. Le mandé el guion y me contestó y me dijo que le había gustado mucho, que parecía escrito por alguien de allí, de la región, que le parecía interesante… Así que fui a verle a Tel Aviv y aceptó actuar en la película. Aunque no le gustaba el título, porque es un insulto, pero tuve que convencerle que para nosotros el cerdo no es algo sucio, aunque hemos cambiado el título internacional por When pigs have wings (Cuando los cerdos tengan alas) porque no quería ese título, que es feo pero por lo menos te impacta. Como era un grito de rabia, quería un título también agresivo en ese sentido.

Dice que el humor le parecía un buen vehículo para transmitir este mensaje de paz, sin embargo no hay muchas comedias que aborden este conflicto. ¿Temió ofender en algún momento?

Sí, un poquito. Hemos tenido mucho cuidado de no sobrepasar la línea de la provocación. Estoy jugando con muchos tabúes, pero al mismo tiempo no quería hacer una provocación gratuita sobre la religión. En vez de llegar al máximo pensaba en lo aceptable para ellos, así que hemos tenido cuidado con detalles de la película, pero tampoco quería censurarme. Digo lo que pienso de cada lado de forma ligera, pero sin censurarme. Solo con la religión hemos tenido cierto cuidado, sobre todo en ciertos detalles que no son visibles al ojo de un europeo pero que a ellos les pueden impactar.

¿Por ejemplo?

Son microdetalles. Hay una escena en la que él está en casa preguntando a su mujer que si el cerdo es vietnamita a lo mejor es posible que sea un poco menos sucio, y ella está rezando. Pero no la mostré rezando de verdad, solamente está colocando la alfombra. Antes en el guion estaba rezando, pero me dijeron que hubiera sido demasiado provocativo, así que la puse como si estuviera terminando de rezar. Los árabes saben que está rezando, pero no está rezando. Han sido cosas así. El islamista (uno de los personajes de la película), por ejemplo, no lo enseñé como el típico barbudo, sino más bien como un mafioso, que lo son a veces también, a veces la religión es solo un pretexto nada más, y lo mostré como un mafioso-religioso, pero no obviamente religioso. Pero aparte de esto dije todo lo que yo pensaba, y a veces hay frases muy duras, pero que pasan porque es comedia. Pero son cosas que podrían enfadar a mucha gente.

Una frase especialmente dura, no sé si en ese sentido, es cuando la mujer, que escucha que les van a llevar a la cárcel por tener un cerdo, dice que ya viven en la cárcel. Eso se muestra con unos soldados que viven en la azotea de la casa de los protagonistas, constantemente pegados a ellos. ¿La gente realmente vive así?

Eso lo vi: unos soldados que vivían en la azotea de la casa de unos palestinos. Es algo que vi, en la película yo agregué una comunicación entre ellos, pero lo que vi no era así: los soldados israelíes vivían en el tejado, y había palestinos disparando a la casa de esos palestinos, por los soldados de arriba. Así que era peligroso para ellos vivir en su casa porque los de su propio lado les estaban disparando. Hay situaciones absurdas.

Pero la película acaba mandando un mensaje muy positivo.

Sí, quería dar una visión de la esperanza de dos pueblos heridos, porque eso es lo que sentí cuando estuve allí. Se sienten víctimas los dos, por eso también es complicado llegar a la paz, porque cuando te sientes víctima es difícil dar un paso adelante hacia el otro. Pero no es nada más que una visión, una metáfora, aunque es importante abrir una ventana de esperanza en la cabeza de algunos para tener una perspectiva. Claro que no es la realidad, pero yo quería mostrar que esto no es solo una comedia ligera, quería dar un mensaje de reflexión, dejar al espectador un sentimiento de algo que no está cumplido.

Usted es fotoperiodista: ¿ha sido el salto al cine un paso natural?

Sí, la imagen me gusta y trabajo con ella. También escribí unos libros.

¿Es la ficción la prolongación del trabajo del periodista?

Sí, totalmente. Quería una película que fuera realista, periodística en cuanto al lugar y lo que está pasando, y agregar una parte de ficción. Para mí era muy importante no traicionar a la gente que vive allí haciendo algo totalmente desconectado de la realidad. Esa es la base de mi película, con detalles e ideas periodísticas que tenían que entrar en mi guion, que añade una capa de ficción cómica.

¿De dónde sale la idea de usar un cerdo como instigador de la trama?

Yo conocía el dato de que existía la crianza de cerdos en Israel, porque hay inmigrantes judíos rusos que comen cerdo, y allí lo llaman carne blanca. Sabía que cuando un cerdo entra en Israel lo hace a un metro de altura sobre el suelo. Cuando me lo dijeron fue como: qué gracioso y qué tonto. Pero bueno, es lógico al mismo tiempo. También había un rabino que dio luz verde a la crianza de cerdos en la colonia, porque si están entrenados pueden oler las bombas mejor que un perro. Después fui a vivir a Uruguay y allí en Montevideo vi barcos que salían con miles de corderos en dirección a Oriente Medio para el Aïd (la fiesta musulmana), y creo que eso también me impactó de una manera u otra, porque me vino después la idea de un cerdo que llega por mar. Para mí también era gracioso que el más pequeño punto en común entre palestinos e israelíes es el rechazo al cerdo.

¿Cómo se tomaron los actores trabajar con un cerdo?

(Se ríe y niega con la cabeza) De verdad que no les gustan nada los cerdos, es algo impuro para ellos, y además, el cerdo vietnamita que hemos elegido es muy salvaje, muy fuerte, y además hay que tener mucho cuidado porque tiene un corazón muy frágil, así que solo podíamos hacer una toma o dos y los actores tenían que adaptarse. Ellos estaban siempre en segundo plano, el animal era la estrella de verdad, así que para ellos no era tan agradable. Para mí sí era más gracioso, tener a cinco cerdos esperándote, la estrella, que es una hembra, un doble para las escenas de riesgo y tres de reserva en caso de problemas.

¿Dónde se rodó la película?

Un cerdo para unir a palestinos e israelíes, lo más destacado de la semana

Lo más destacado de la semana

En Malta los exteriores y en Alemania los interiores.

¿No pudieron grabar en Gaza?

Quería, pero me dijeron que era muy complicado. Hacer entrar cinco cerdos en Gaza ya era una aventura complicada, y me dijeron que iba a ser demasiado complicado en caso de acción militar, porque cerrarían la Franja, y después con la población, que no sabía nada, hacer una película con cochinos… demasiado complicado. Fuimos a Malta, y yo al principio no quería, pero me convencieron y vi que sí era parecido, además al hacerlo dentro de la UE recibíamos una ayuda de Eurimages, el programa europeo.

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