Música

Boots Riley: “Lo que está pasando en España ha inspirado a gente de todo el mundo”

Boots Riley, líder de la banda estadounidense The Coup.

“(...) La realidad es que la violencia está escalando, y no importa de quién es la culpa (...). Las tácticas policiales en Oakland no están funcionando, y en parte esto parece deberse a los desacuerdos entre el alcalde, el jefe de policía en funciones y el sindicato de policía. Esta es una ciudad que ya ha tenido muchos problemas en cuestiones relacionadas con los enfrentamientos entre policía y manifestantes en la última década (al contrario que en décadas previas para la mayoría de los cuerpos de policía de otros estados). El día de hoy sentará precedente en lo que se refiere a esa escalada. Si somos testigos de amplias huelgas generales, la propaganda de los manifestantes está prendiendo y el momento está a su favor”.

“En relación con esto, Boots Riley está allí”.

El texto aquí reproducido (enlace al vídeo incluido) es un extracto de un documento de entre los miles que fueron hechos públicos a través de la plataforma Wikileaks. Boots Riley, para más señas, es el líder del grupo de hip hop, soul, funk y punk estadounidense The Coup, el músico que ha tenido el dudoso honor de ser el primero de su profesión en aparecer en las extensas listas de espiados por el gobierno estadounidense. Pero es que Boots Riley, nacido Raymond Lawrence Riley (Chicago, 1971), ya imaginarán, no es un músico cualquiera. Definitivamente, no uno que haga sentir cómodo al poder.

Poeta, guionista o activista además de cantante y compositor, Riley lleva años en la primera línea de la lucha social, aportando a través de sus letras unas bases teóricas sólidas y coherentes primero para la igualdad racial y también para lo que el llama "un movimiento de masas radical y militante", basado en la repartición democrática de los frutos de la riqueza generada a través del trabajo. De ahí la mención de su presencia en Oakland, la ciudad californiana en la que reside y uno de los principales bastiones del movimiento Occupy, el que fuera la réplica estadounidense del 15-M.

Fundamentadas en un agudo sentido del humor y en una energía desbordante, las actuaciones-discurso de Riley han traspasado la cuarta pared del escenario hasta llegar a universidades y escuelas, donde el cantante imparte muy habitualmente charlas a los estudiantes. Aunque no se asusten, no todo es tan denso: sus canciones con The Coup también tratan sobre problemas cotidianos, sobre las idas y venidas en las relaciones... y, sobre todo, despliegan una amalgama única de ritmos divertidos y pegadizos.

Con siete álbumes a la espalda, el último titulado Sorry to bother you, The Coup visitará España por primera vez en su historia el próximo mes de mayo (ver fechas abajo). En previsiones, hemos abordado vía Skype al líder de la banda, que atiende a infoLibre a las (sus) siete de la mañana con tremendos ímpetu y simpatía a pesar de las horas intempestivas. Tiene poco tiempo, porque justo después de la entrevista se va al aeropuerto a coger un vuelo a Nueva Zelanda, la primera parada de su gira internacional. Pero incluso vuelve a llamar a la periodista después del rato de conversación acordado: no quiere que se le quede nada en el tintero, y tampoco quiere dar la impresión de que todo alrededor de su banda es política. Él (también) ha venido a hablar de su música. 

Pregunta. Hola Boots. Quería empezar hablándote de España. Este país necesita urgentemente un cambio, algún tipo de revolución. ¿Vienes a ayudarnos?

Respuesta. (Se ríe) Todos nos ayudamos los unos a los otros. Porque lo que está pasando en España ha inspirado a gente de EEUU y de todo el mundo, y ese es el objetivo, que la clase obrera se apoye mutuamente. Yo no estoy en una posición de experto como para decir qué podéis hacer en España, pero puedo ofrecer mi perspectiva.

P. ¿Y cuál es esa perspectiva, cómo ves los nuevos movimientos que han surgido, como Occupy en EEUU o el 15-M en España? ¿Hacia dónde crees que van?

R. Los veo como el principio de una nueva era de los movimientos radicales. Veo que se está agitando la estética de los viejos movimientos para encontrar nuevas formas de actuar. Por ejemplo, yo al principio era escéptico con respecto al movimiento Occupy, porque no era lo que yo pensaba que tenía que ser. Y creo también que era tan caótico porque todo el mundo pensaba que podía adherirse, porque no había profesionales, profesionales revolucionarios. No había nadie que pareciera tener las respuestas, así que todo el mundo pensó: esto está tan desorganizado que puedo formar parte de ello. Yo visité la plaza Sintagma, y visité también Barcelona, aunque no visité esta plaza (Sol). Cuando llegué a Sintagma, y aunque los medios hegemónicos decían que un 65% de la población griega quería organizar la sociedad de la manera en que se estaba organizando en Sintagma, cuando llegué allí, nadie sabía qué hacer, nadie tenía las respuestas. Pero aunque eso pueda ser frustrante, también te dice que hay mucha gente que quiere que se den unos cambios básicos, y este tipo de movimientos son capaces de prosperar por eso… Ahora mismo, en EEUU, el movimiento Occupy, al menos en nombre, ya no existe. Mucha gente todavía sigue haciendo cosas, pero de manera separada, algo que creo que no es tan bueno, pero volverán a unirse.

P. Ese es el problema aquí también: que la izquierda no consigue unirse.

R. En los últimos cincuenta años, así es como ha sido en EEUU. Para nosotros esa tendencia empezó con la Nueva Izquierda, en los sesenta. Entonces, los radicales se alejaron de la organización de las cuestiones que atañen a la clase obrera. Sí que reflexionaban sobre cuestiones políticas, pero al final estaban alejados de lo que es la revolución, que es distribución de los recursos, el control de la gente sobre la riqueza que crean con su trabajo. Los radicales se mantuvieron alejados de esas cuestiones durante demasiado tiempo, y por eso, por intentar crear otros movimientos en vez de quedarse en los movimientos que habían estado centrados durante mucho tiempo, estos movimientos se han quedado atascados en las ideas y a veces incluso en la semántica, en vez de construir cosas que vayan hacia un movimiento de masas capaz de cambiar los estándares de vida. Yo diría que esa es la historia reciente de EEUU, aunque no sé qué es lo que ha pasado en España. Por eso Occupy fue diferente, porque la gente se reunía para hablar con un lenguaje coloquial sobre la economía, y creo que aquello fue un soplo de aire fresco, y es por eso por lo que en ese corto periodo de tiempo la gente trabajó unida. Un montón de gente que ya eran radicales antes de esto opusieron resistencia, porque aquello no se parecía a lo que existía antes, pero es que lo que existía antes era disfuncional. Pero los que querían lo disfuncional ganaron, y las cosas empezaron a romperse, a dividirse. y lo peor es que hay gente que se toma ese sectarismo casi como una filosofía, como si eso fuera lo importante, como si la gente tuviera que dividirse cada vez que no se pone de acuerdo. Por eso ahora las cosas se están moviendo en círculos. Los comunistas y los anarquistas han ido en círculos durante mucho tiempo, y esa tendencia se ha exponenciado.

P. Aquí, además del problema de la desunión, tenemos el problema de la represión: las protestas se reprimen cada vez con más violencia, y además se dan casos como el de un rapero que ha sido condenado a dos años de prisión por decir en sus canciones cosas como que quería ver a los políticos muertos. ¿Has vivido tú algo parecido? ¿Y qué te dice de la situación de un país que alguien sea condenado por hablar?condenado a dos años de prisión

R. Cada vez que tengo la oportunidad en los medios siempre abogo por un movimiento de masas, así que intentan mantenerme alejado de los medios lo máximo posible. Aunque la verdad es que desearía que algo así me pasara, para que la atención se desplazara hacia la música que hago. Creo que la mayor parte de mi música hace un análisis de clase completo, y mucho de lo que digo ha generado controversia en el pasado, pero no he sido arrestado. Aunque anoche mismo di un discurso en una universidad en Michigan, y como la policía dijo que yo era un peligro para la seguridad, tuve que hablar fuera del campus. Pero no me arrestaron, y el sitio a donde fui a hablar estaba justo al lado del campus, así que todo se quedó en que no me proporcionaron una sala para hablar en el campus. Wikileaks ya demostró que las empresas dedicadas el espionaje industrial me han estado observando (en su caso Stratfor), y obviamente tienen más archivos sobre mí, gente que son exagentes de la CIA y cosas así, así que saldrán más cosas. Pero nunca han tratado de arrestarme, porque sería demasiado obvio: haría que música pareciera algo muy importante, así que no creo que lo hagan. Pero sí que nos han intentado mantener apartados…

P. Pero no de manera oficial, ¿no?

R. Bueno, una vez, cuando aquí se celebró una convención nacional  republicana, y nosotros teníamos una actuación, se avisó a la policía para que nos mantuviéramos lejos de allí, porque decían que hay muchos radicales que escuchan mi música, que van a las manifestaciones... Pero estos eran solo la policía local, y no sabían qué iba a pasar si la gente iba a nuestro concierto. Así que sí que nos han pasado cosas de este tipo, pero nada oficial… Pero bueno, aquello de Wikileaks ya fue suficiente, porque demostraron que conocían mi música muy bien.

P. Y qué pasó con aquello, ¿recibiste alguna explicación cuando se supo que habías sido espiado?

R. No, no, qué va...

P. ¿Nada en absoluto?

R. No, ellos no te tienen que dar ninguna explicación.

P. Y ahora que estábamos hablando de tu música, y de cómo están detrás de ti… ¿Crees que sirve de algo, que la música puede cambiar las cosas?

R. Creo que lo único que puede cambiar las cosas es un movimiento de masas. Y específicamente en EEUU, creo que estamos en un punto en el que necesitamos un movimiento de masa radical y militante que use la retención del trabajo como una de sus tácticas primarias. Creo que son movimientos como esos los que cambian las cosas, y que la música comunica ideas. Yo puedo comunicar ciertos pensamientos y en ese sentido ser parte de esos pensamientos, pero no soy una de esas personas que piensan que la música puede cambiar el mundo. Creo que la música puede ser una parte de la discusión, porque lo es, porque permite a la gente sentir una unidad, hace que te sientas conectado a un cantante. Si tú estás de acuerdo con ese cantante, probablemente cientos o millones de personas también estarán de acuerdo, y eso hará que no te sientas solo, que es lo mismo que lo que hacen los movimientos. A la gente le gusta la música que les hace sentir conectada al mundo, y eso es lo mismo que hacen los movimientos: te hacen sentir que formas parte del mundo y que lo puedes cambiar. Esa es la única manera en la que puedes formar parte de algo, interactuar con ello. Participar no significa ver el mundo pasar en Facebook o mirar vídeos de Youtube sobre cosas que están pasando en el mundo: significa afectar la situación material. Ahora mismo los individuos no tienen mucho poder, pero tenemos mucho poder juntos, así que pienso que los movimientos cambian el mundo, no la música.

P. Ahora mismo me estabas diciendo que una solución es retener el trabajo, entiendo que eso quiere decir huelga general.

R. Sí, huelga general. Obviamente para llegar a ese punto las cosas tienen que pasar antes por acciones más pequeñas, y movimientos… Básicamente, los radicales tienen que involucrarse en las cuestiones que han dejado en manos de los liberales. En EEUU, el movimiento sindical no está gestionado por los radicales en absoluto: para empezar, solo el siete por ciento de la población participa en los sindicatos. Esto significa que los radicales tienen todo un campo abierto para organizarse. La razón por la que la gente en EEUU no se afilia a los sindicatos es porque estos han dejado que los liberales impusieran tantas normas y leyes que ahora simplemente no son eficaces. Y cuando digo radical, quiero decir que sus aspiraciones no se pueden reducir solo a por ejemplo el aumento de los salarios o lo que sea, sino que tienen que estar conectadas en palabra y en obra a un movimiento revolucionario mayor. Está claro que la mayor contradicción del capitalismo es la explotación, y los radicales no han abordado esa contracción primoridal.

P. Así que, por lo que entiendo, las soluciones están en el anarcosindicalismo o en el anarcocomunismo.

R. Lo puedes llamar comunismo, anarquismo, lo puedes llamar piruleta.  Me da igual mientras que la gente ejerza un control democrático sobre la riqueza que ellos mismos crean. Sé que hay un montón de preguntas sobre cómo se va a organizar eso exactamente, sobre cuál es la mejor manera, y yo solía tener opiniones muy fuertes al respecto... pero ahora mismo siento que no lo sabremos hasta más adelante en el camino.

P. Ya nos hemos pasado de los 20 minutos, no quiero que pierdas en avión….

R. No te preocupes, si quieres podemos seguir la conversación otro día...

P. Genial, pues muchísimas gracias por atenderme.

R. Gracias a ti. ¡Adios!

El tono de llamada vuelve a sonar tras unos segundos. 

Boots Riley: ¡Hola! Perdona, pero es que me he dado cuenta de que hemos estado hablando de mis ideas políticas, y es verdad que yo siempre me tomo mi tiempo para hacerlo cuando tengo oportunidad de hablar con los medios... Pero nosotros somos una banda, y cuando vienes a una de nuestras actuaciones no vas a saber de lo que estamos hablando, porque todos los miembros ponemos un montón de energía sobre el escenario. Nos gusta decir que somos una mezcla de punk, funk, soul y hip hop. Somos como Sly & The Family Stone y The Clash pero sin la cocaína. La gente se suele sorprender con nuestros espectáculos, de hecho hay veces que hacemos de teloneros de otros grupos que nos dicen: '¡Joder, teníamos que haber salido antes que vosotros!' Para nosotros, la música es lo primordial. Hay un montón de arte político que es muy malo, que habla de cosas con las que yo estoy de acuerdo pero que artísticamente es muy malo. Lo fundamental es que la música tiene que ser buena, y esa es la única razón por la que tú estás hablando ahora conmigo: porque hacemos música que le gusta a la gente. Probablemente la gente no quiere oír todo esto de lo que te estoy hablando, incluso aunque estén de acuerdo. Yo tampoco quiero salir por ahí y escuchar esto, a lo mejor a la mañana siguiente, pero no por la noche. Nosotros te enganchamos con la música: la hacemos agresiva y divertida, para que salgas del concierto sudado, y así te puedas tomar en serio las ideas al día siguiente.

Fechas de la gira española de The Coup

6 de mayo: Actuación en el programa En el aire (La Sexta).

8 de mayo: Le Club, A Coruña.

9 de mayo: Sir Live, Oviedo.

10 de mayo: Helldorado, Vitoria-Gasteiz.

13 de mayo: El Sol, Madrid.

14 de mayo: Apolo2, Barcelona.

15 de mayo: Explosivo Club, Zaragoza.

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