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El Santander torpedea el envío de correos sindicales a la plantilla

Ana Patricia Botín, presidenta del Banco Santander.

El Banco Santander ha abierto expediente por una falta muy grave al secretario general de la sección sindical de CGT, Juan José Paredes, por enviar correos electrónicos a “miles de empleados” de la entidad financiera “contraviniendo su normativa interna”. No es la primera vez que el banco presidido por Ana Patricia Botín expedienta a un delegado sindical por mandar correos a la plantilla. Ocurrió en 2007 y el expedientado, tres veces, fue un representante de UGT.

Entre los correos por los que la entidad reconviene al responsable de CGT se encuentran uno que el sindicato mandó sobre las negociaciones para instalar un control horario en las oficinas y otro sobre las pagas de beneficios de 2016pagas de beneficios de 2016 que, en un principio, el banco no quería abonar a la plantilla. Ambos fueron remitidos a unos 16.000 empleados del banco. Un tercero, sobre movilizaciones convocadas por CGT, lo recibieron 881 trabajadores de Galicia.

A juicio del Santander, estos envíos contravienen el Manual de conducta en uso de las tecnologías de la información y una circular interna sobre empleo del correo electrónico de 2002 que prohíben las “cadenas de mensajes electrónicas desde la dirección de correo corporativa”. El banco explica al sindicato que es necesario “el acuerdo con la empresa” para mandar correos a toda la plantilla o a parte de ella. Y que existe un Portal Sindical en la intranet de la entidad para que los sindicatos cuelguen sus comunicaciones a los trabajadores.

Pero lo cierto es que la citada circular sólo regula el uso del correo electrónico por los empleados, pero nada establece sobre cómo deben gestionarlo las secciones sindicales. De hecho, desde 2004 no ha habido ninguna reunión entre ambas partes para regular las comunicaciones sindicales a la plantilla, explica Juan José Paredes. CGT ha alegado al expediente que, pese a haber solicitado un acuerdo “en múltiples ocasiones y foros de interlocución, tanto de manera verbal como escrita”, el banco “siempre se ha negado”.

Coinciden en ello UGT y CCOO, que se quejan de la actitud “cerril” del Santander al respecto. El responsable de CGT culpa a las “restricciones” y “rigideces” que quiere imponer la empresa de la imposibilidad de negociar un acuerdo durante la última década. “Nos hemos quejado muchas veces porque el sistema no nos gusta”, apunta la responsable de Comunicación de la sección de CCOO, Susana Bermúdez, “y hemos intentado llegar a un acuerdo, pero al banco no le interesa y dice que no está obligado más que a facilitar el portal sindical en la intranet”.

Carrera de obstáculos

José Ramírez, secretario general de la sección sindical de UGT en Cataluña, relata todo un rosario de obstáculos que debe saltar si quiere enviar un comunicado a los trabajadores del Santander. El banco lee los correos y, si detecta determinadas palabras clave, las siglas UGT sin ir más lejos, los bloquea, explica Ramírez. Por eso, ha optado por convertir los documentos en Word o PDF a formato JPEG –transformándolos, por tanto, en imágenes que no se pueden leer– para eludir los controles informáticos de la entidad. “Ni siquiera puedo enviar un correo al director de Relaciones Laborales, por ejemplo, desde mi cuenta de UGT Catalunya, porque el sistema lo bloquea y no llega”, protesta. También utiliza su cuenta de correo privada o su ordenador particular para garantizar la recepción de sus emails. Pero esa triquiñuela no le sirve durante mucho tiempo: en cuando la nueva cuenta es detectada, el sistema se la bloquea y debe cambiarla “cada dos o tres meses”.

Además, Ramírez no puede enviar correos a sus propios afiliados en Cataluña “sin pasar antes por Madrid”. Sólo está autorizada a hacerlo la sección sindical estatal, radicada en Madrid. Procedimientos similares para esquivar las restricciones del banco ha tenido que utilizar también la CGT. En sus alegaciones, el sindicato replica que los correos no los envía desde servidores propiedad del banco, sino desde otros “externos, de garantía y protocolos de seguridad confiables”. También utilizan sus propias herramientas y aplicaciones, no las del banco, aseguran.

Un portavoz del Santander, por su parte, advierte de que, mientras no exista un acuerdo sobre el uso del correo electrónico, las secciones sindicales “no pueden actuar por su cuenta”. Y destaca que “ningún sindicato hace un uso tan generalizado de la cuenta corporativa para sus comunicados” como la CGT. La empresa ya les ha facilitado el portal sindical y una dirección de correo, recuerda.

Tribunal Constitucional

En España no hay ninguna norma legal que regule el empleo del correo electrónico por los delegados sindicales dentro de las empresas. Pero el Tribunal Constitucional (TC) sentó doctrina en un ya lejano 2005. Así, considera las comunicaciones sindicales a la plantilla parte del derecho fundamental a la libertad sindical. Por lo que el empresario “no puede negarse a poner a su disposición ni puede unilateralmente privar a los sindicatos” del empleo del correo electrónico. Pero, al mismo tiempo, establece unas condiciones para los envíos de emails: no podrán perturbar la actividad normal de la empresa ni perjudicar “el uso específico empresarial preordenado” para el correo ni ocasionar “gravámenes adicionales para el empleador, significativamente la asunción de mayores costes”. De esta manera el TC ponía punto final a un litigio que emprendió en 2000 el sindicato CCOO contra el BBVA. La Audiencia Nacional estimó parcialmente la demanda sindical, pero el BBVA recurrió al Tribunal Supremo, que en 2001 dio la razón al banco. No sin antes remitir una posible regulación del uso sindical del correo electrónico a la negociación colectiva.

Pues bien, el convenio colectivo de banca dispone que las entidades deben facilitar en la intranet “un sitio particular” a los sindicatos para difundir sus informaciones. También deben proporcionarles una “cuenta específica de correo corporativo”. Las condiciones de los envíos tendrán que fijarse mediante un acuerdo entre la empresa y los representantes sindicales. Ése es el pacto que no han sido capaces de firmar en el Santander. En Banesto –que fue absorbido por el Santander en 2012– la política para el uso sindical del correo electrónico no era ni de lejos tan restrictiva, resalta José Ramírez.

Por el contrario, sí que existe un acuerdo en otras grandes empresas, como Correos y Telégrafos. La compañía estatal limita a una comunicación sindical diaria las que se pueden mandar a la plantilla, con un peso máximo de 1 Mb. Además, se compromete a “no supervisar con carácter previo a su remisión los contenidos” de los correos sindicales. Lo contrario de lo que hace el Santander.

Cuatro correos colectivos al año

El presidente de la Asociación de Internautas, Víctor Domingo, cree que los sindicatos tienen “todo el derecho a dirigirse a la plantilla”, pero también que deben negociar con la empresa cómo hacerlo. Y considera más problemático que los sindicatos tengan en su poder la lista de empleados de la plantilla. Pero si los servidores y herramientas que utilizan no son propiedad de la empresa, ésta se queda sin un argumento para actuar contra los envíos sindicales de emails, destaca.

En sus alegaciones, CGT aclara que “cumple escrupulosamente la Ley de Protección Datos”, incluyendo la denominada Cláusula Arco (Acceso, Rectificación, Cancelación y Oposición), por la cual el receptor de un correo otorga o deniega permiso al emisor para manejar sus datos personales, y por tanto puede reclamar que no se le sigan mandando más mensajes.

Según cuenta Susana Bermúdez, en la última reunión de 2004 la empresa les ofreció permitir sólo cuatro envíos de correos al año, un número a todas luces insuficiente. Pero precisa que CCOO no manda emails a la plantilla, sino sólo a m miembros del sindicato. “No llegamos ni la mitad del número de envíos que hace CGT”, indica, “trabajamos de otra manera, intentado mantener el ten con ten con la empresa”.

Eso sí, coincide con sus compañeros de CGT y UGT en que el portal sindical de la intranet no es el instrumento adecuado para hacer llegar sus informaciones a los trabajadores. “No lo mira nadie”, resume Juan José Paredes. “Tienes que estar muy interesado, y buscar y rebuscar para encontrar los contenidos sindicales”, corrobora la portavoz de CCOO.

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Mensajes críticos

Tanto para UGT como para CGT el problema de los correos tiene poco que ver con posibles inconvenientes tecnológicos y mucho con las críticas contra la empresa incluidas en los mensajes sindicales. A juicio de CGT, el expediente a su secretario general no es más que un intento de “impedir que la postura de CGT sobre las políticas del banco llegue a la plantilla”. Para UGT, si los mensajes de los correos sindicales fueran “neutros”, no se les bloquearían. De hecho, asegura que los sindicatos “afines a la empresa” mandan más correos que ellos sin obstáculos.

Según el convenio colectivo de banca, las faltas muy graves pueden sancionarse con una suspensión de empleo y sueldo de hasta seis meses, un traslado forzoso a otra población, la pérdida definitiva del nivel con su consiguiente repercusión económica, la inhabilitación temporal hasta cuatro años para ascender e incluso con el despido. Sin embargo, el portavoz del Santander asegura a infoLibre que en este caso el expediente terminará con “una advertencia más formal” antes que con una sanción. CGT tacha de “amenaza” y “práctica antisindical” la apertura del procedimiento sancionador. “Si no me dejas utilizar el correo electrónico para informar a los trabajadores, entonces ¿para qué me vale?”, pregunta Juan José Paredes.

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