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El controlador armado

Una persona muere cada minuto a causa de un arma de fuego. Los cinco principales países del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, los que tienen el derecho de veto y la responsabilidad de preservar la paz en el mundo (EEUU, China, Rusia, Francia y Reino Unido), son los principales exportadores mundiales de armas y municiones. Es el cuento de la zorra y las gallinas. La incongruencia tiene precio: es un negocio que mueve 70.000 millones de dólares al año (unos 54.000 millones de euros).

Se producen 12.000 millones de balas cada año; son suficientes para matar una vez y media a la totalidad del planeta. Hay mil millones de armas en el mundo; un 25% en EEUU. Las armas ligeras están relacionadas con el 60% de las violaciones de derechos humanos. Son solo algunos datos; hay más.

España ocupa una posición de privilegio en este mercado: siempre entre los diez primeros. Entre 2007 y 2011, con un Gobierno socialista en el poder, se triplicaron las ventas hasta los 3.408 millones de dólares. No es algo de lo que los dirigentes presuman en público. Tal vez por eso, una pregunta directa y clara descolocó tanto a José Luis Rodríguez Zapatero en el programa Tengo una pregunta para usted.

Este gráfico interactivo, que solo llega hasta 2010, puede ser útil para entender la situación.

Las armas que matan lo hacen en las guerras y en las calles de países en paz. No existe regulación ni transparencia. El negocio se mueve en el secretismo con la excusa de la seguridad nacional. Detrás de este manto de silencio se esconden los intereses más inconfensables de países que 'se venden' como exportadores de moral y defensores de los derechos humanos.

Varias ONG, entre ellas Amnistía Internacional, Oxfam, el Consejo Mundial de Iglesias y Control de Armas, impulsan desde hace años la aprobación de un tratado internacional que imponga límites a este mercado, que regule.

No es fácil; los intereses son muchos. Tampoco fue sencillo aprobar los tratados que prohibieron las minas antipersonas y las bombas de racimo. Las armas ligeras son peores, responsables del 90% de las muertes en el Tercer Mundo.

Existen líneas rojas. Por debajo de ellas no sería un tratado, sería una decepción, una estafa. Debe existir una regulación de las ventas de armas a países en guerra y prohibir la exportación a países que violan los derechos humanos; también se deben incluir las municiones.

Apenas había horas para sellar el pacto en la sede de Naciones Unidas. Es una lucha contra el reloj que acababa 28 de marzo. Los más optimistas esperaban un acuerdo, aunque fuese de mínimos. Cuando el mínimo se impone sobre lo necesario es un fracaso. Los 'acuerdos de mínimos' defienden los intereses de los fabricantes, se pliegan a los lobbies como la Asociación Nacional del Rifle en EEUU, y esgrimen la necesidad de defender puestos de trabajo.

El último borrador alcanzado aún resulta decepcionante; un paso atrás, según las ONG implicadas. Amnistía Internacional denuncia “graves deficiencias”.

De momento, la votación prevista para la noche del jueves en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Tratado de Comercio de Armas fue aplazada a causa de las objeciones presentadas por Corea del Norte, Siria e Irán, que denunciaron que el texto no incluye la prohibición de la venta de material bélico a grupos rebeldes, como ocurre en el caso de los insurgentes sirios.

El veto de Irán, Siria y Corea del Norte no impedirá por sí mismo la aprobación del tratado, ya que, tal como ha recordado Amnistía Internacional, la resolución que ha permitido la reunión de Nueva York establece que, a falta de consenso entre los Estados, el presidente de la propia Conferencia, el australiano Peter Woolcott, tendrá atribuciones para remitir el texto a la Asamblea General de la ONU.

Esta segunda opción, que había apoyado Kenia "en nombre de once Estados importantes", permitirá casi con toda probabilidad la adopción del tratado el próximo martes, en el actual periodo de sesiones de la Asamblea General.

Suceda lo que suceda, nadie espera milagros en el seno de una organización dirigida por los cinco grandes traficantes –perdón, comerciantes- de armas. Y menos en un mundo en recesión, sumido en una grave crisis económica. En tiempos de escasez se refuerzan los egoísmos, las xenofobias, las excusas. Gana el miedo, el enroque.

Amnistía denuncia el cinismo de Irán, Corea del Norte y Siria

Cuando abunda la riqueza nadie pregunta de dónde viene tanta prosperidad, en qué condiciones se obtiene el petróleo de Irak o el uranio de Mali; tampoco se pregunta por los nombres de los muertos de las balas 'made en el norte'.

Cuando sobra la riqueza nadie pregunta; cuando falta, nadie responde. Todo es una cortina de humo.

------Este artículo ha sido editado para actualizar la información acerca del aplazamiento de la votación, prevista originalmente para el jueves.

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