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Muros sin Fronteras

La guerra por YouTube

Dos asuntos pugnan por abrirse paso en la actualidad internacional: los bombardeos sobre el Estado Islámico y la epidemia del ébola. En el primero está comprometida nuestra seguridad, dicen, un eufemismo de sus intereses que también son los nuestros, no nos engañemos: calefacciones, gasolina, bienestar. En el segundo no hay intereses ni vacunas experimentales: los pobres no son negocio.

Solo dos informaciones sobre el ébola, una de The New York Times, que cita un informe de Centers for Disease Control and Prevention. Este asegura que, en el peor de los escenarios, el ébola afectará a 1,4 millones de personas. Se trata de un escenario catastrófico.

La segunda procede de la BBC y cita a la Organización Mundial de la Salud: el número de muertes se eleva al 70% de los infectados, mucho peor de lo que se creía. No es necesario ser matemático para unir ambas informaciones: ¿980.000 muertes?

Esta información de la BBC incluye el gráfico anterior y otros de valor para entender la extensión de la epidemia.

Estados Unidos ya ha comenzado sus anunciados bombardeos sobre el Estado Islámico dentro de Siria sin contar con el consentimiento de su Gobierno, a diferencia de Irak, donde el uso de la fuerza militar responde a una petición de ayuda del Ejecutivo de Bagdad, internacionalmente reconocido. ¿Cuál es la diferencia entre ambos Gobiernos internacionalmente reconocidos? El primero no juega en nuestro bando; el segundo, sí.

Este es el mapa publicado por The Washington Post, donde se pueden apreciar los objetivos de los primeros bombardeos en Siria. El siguiente vídeo incluye las imágenes de las explosiones dentro de Siria y los comentarios de algunos analistas de la cadena Fox cuya ignorancia es supina, al menos en este asunto.

 

Para derrotar al Estado Islámico (antiguo ISIS) EEUU necesitará tropas en el terreno, hombres capaces de enfrentarse en ciudades y calles. Como la presencia de soldados estadounidenses está descartada solo hay tres fuerzas que le podrían ayudar dentro de Siria: el régimen de Basar el Asad, la guerrilla libanesa Hezbolá e Irán.

El primero está descartado. EEUU prefiere concentrar sus ayudas en grupos rebeldes moderados para que sean estos los que combatan al ISIS y Asad simultáneamente. El problema de Barack Obama es que no quedan grupos moderados. Incluso están creciendo otros potencialmente más peligrosos para EEUU que el ISIS. Lo denunciaba The New York Times en una información titulada “US Suspects More Direct Threats Beyond ISIS”. Se refiere al grupo El Khorasan dirigido por Muhsin al-Fadhli, alto jefe de Al Qaeda, tan próximo a Osama bin Laden que sabía de antemano el plan del 11-S.

Las posibles alianzas con los chiíes de Hezbolá e Irán tendrán, de producirse, dos características: serán limitadas a situaciones muy concretas y secretas. Es algo que, de momento, les conviene negar a ambos.

Hay tres lecturas esenciales esta semana, todas de la revista estadounidense The New Yorker. La primera se titula "Obama Extends His YouTube War"; está firmada por John Cassidy, una de las estrellas de la revista. Como se puede deducir del título, que aprovecho para copiar para el mío, es un texto crítico con el presidente que llegó a la Casa Blanca como el candidato anti guerra, el hombre que iba a acabar con los conflictos de Irak y Afganistán y cerrar Guantánamo y que recibió demasiado preventivamente un premio Nobel de la Paz un tanto exagerado dadas las circunstancias.

La segunda lectura es una información sobre los kurdos iraquíes titulada "The Fight of Their Lives"; está firmada por Dexter Filkims, uno de los mejores corresponsales de guerra de los últimos años.

La tercera lectura se titula "The Name of the Fight"; de Amy Davidson, otra firma de prestigio. Este último texto se centra en el esfuerzo de la Casa Blanca por no llamar guerra a lo que sucede, sino lucha antiterrorista. Es un esquema que recuerda a George W. Bush y sus halcones. Davidson arranca con una pregunta a Truman el 29 de junio de 1959: “Mr. President, everybody is asking in this country, are we or are we not at war?”

El problema del Estado Islámico es que controla diez pozos petroleros, como informaba el Financial Times en este tuit que contiene el mapa de los pozos. Esa es la amenaza, el elemento movilizador.

La publicitada coalición internacional 'vendida' por Obama y en la que supuestamente participan países árabes que habrían bombardeado junto a los norteamericanos no parece demasiado sólida, como señala The Christian Science Monitor (CSM). La revista The Economist se pregunta "Consenso ¿para qué?" en una de sus informaciones de pago (cerradas) porque más allá de la exhibición televisiva (You Tube que decía Cassidy) no está claro qué se persigue.

Frente a los agoreros, la revista digital State recoge un artículo de Fred Kaplan en el que se muestra más optimista: The Right Target y un subtítulo aclarativo: "Why Obama's airstrikes against ISIS may be more effective than people expected".

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Business Insider ataca uno de los puntos débiles de la estrategia: Arabia Saudí, un exportador de islamismo radical con una mano y de petróleo con otra: "How A Crucial Western Ally Is Similar To ISIS Militants".

Para entender más sobre los movimientos del ISIS en Siria, y sobre todo en Irak, les recomiendo este gráfico interactivo de Al Yazeera. Si quieren averiguar cuánto saben de los islamistas radicales, el CSM les propone un test.

Si han quedado muy deprimidos, les regalo una canción.

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