Muy fan de...

Muy fan de... los cinco de Lucio

El rey Juan Carlos y Mariano Rajoy, con los expresidentes José María Aznar, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, el pasado 1 de julio de 2015 en Casa Lucio, en Madrid.

Es verano, el cuerpo pide fiesta y reunión. Cinco colegas se sientan en torno a una mesa: Juan Carlos, Felipe, José María y José Luis, convocados por Mariano, comparten charleta, huevos y risas. Se hacen la foto del momento, ¡patata!, y a otra cosa. Muy fan.

Es una acción común entre la gente común, aprovechamos el verano o las navidades, los dos parones oficiales del año, para organizar reencuentros. A veces, acudimos sin muchas ganas, forzados por la presión del compromiso, por la inercia educada de no saber decir que no, o por el deseo de sentirnos arropados, pertenecientes a una pandilla. Y acabamos inmersos en veladas extrañas, con extraños compañeros de mesa y mantel.

Mientras conversamos con los viejos compañeros de viaje, visualizamos con morriña la llave que entra en la cerradura de nuestra casa, nuestro sofá, nuestro mando de la tele, nuestro vaso de agua en nuestra mesilla de noche. Nos adelantamos mentalmente al momento feliz de la vuelta al territorio propio mientras sonreímos, mirando a cámara, como si nunca hubiéramos sido más felices, para etiquetar después en Facebook: “Con mis amigos en Casa Lucio, de risasCasa Lucio”.

A eso me recordó vuestra foto. Viejos compañeros de clase, los de la promoción del 78, compartiendo natural o artificial complicidad en una noche tórrida de julio en Madrid.

En las veladas de antiguos alumnos, el reloj viaja al pasado y se retoman durante un rato los diversos roles que cada uno de los comensales cumplía en las aulas, aunque la vida nos haya transformado por fuera y por dentro...

“El pringao” vuelve a ser “el pringao”, aunque ahora dirija una multinacional, “el empollón”, “el empollón”, aunque lo único que lea cada semana sea el boleto de la quiniela y “el ligón”, es “el ligón”, aunque haya cambiado la tableta de chocolate, el melenón y una agenda de teléfonos que contenía todo el santoral femenino, por barriga, calva, exmujer y tres hijos adolescentes.

En torno a la mesa de la cena, seguro que Juan Carlos volvió a ser “el campechano”, el que esquiaba, navegaba, viajaba y presidía recepciones, pero siempre accesible y cercano. Aquel que se mezclaba con gracia y naturalidad con el resto de habitantes del insti, el que siempre tenía un chascarrillo a mano.

–¿Te acuerdas, Juancar, cuando salió tu foto en Botsuana? ¡La que se lió!

–¿La foto con Paqui?

–¿Qué Paqui?

–¡Paquidermo!

–¡Juasssss! ¡Qué fenómeno! Pásame el jamón.

Jose vuelve a ser “el malhumorado” de la clase, el chico de Valladolid que consiguió hacerse amigo del amigo americano, ante el flipe general. El que se retrató junto a los cracks del instituto americano y el británico, en las Azores, aquel viaje de fin de curso...

–¿Y qué me decís del día en que Jose se levantó hablando con acento tejano?

–Ja,ja,ja, no me lo recordéis, mire usté.

–Jose, te lo digo sin acritud, sólo te faltaba el mariachi.

–Váyase a la porra, señor González y écheme un poco de vino.

Felipe retoma su rol, es “el seductor” de la pandilla que tenía a todas y a todos en el bote. El que en el 82 desplazó del top a Marving Gaye con su Sexual healing porque 10.127.392 españoles se bebían con pasión cada palabra que salía de sus labios prominentes.

–Anda que Felipe con lo de la OTAN... qué crack.

–¡Siiii, qué bueno!: “¡De entrada, no!” y luego, tachán, tachán: "¡Vota !” 

–¡Eso sí fue una puerta giratoria, por consiguiente!

–¡Me parto! ¿Tenéis pan por ahí?

José Luis, el más joven de los viejos compañeros, vuelve a ser el “sonrisas”. Siempre feliz, pase lo que pase, tranquilo, contento, más relajao que un gato tumbado al sol.

–¿Recordáis cuando José Luis dijo que España había entrado en la Champions League de la economía mundial?

Calla, calla, que me meo. Se quedó tan ancho, el tío.

–Ná, estuve mucho más gracioso cuando me equivoqué y dije: “Para follar” en medio de la clase.

–Gracioso y profético, nos dejaste bien jodidos...

–Jajajaja ¡Qué huevos!... los de Lucio.

Mariano es el “pachorro”, nunca dejó de serlo. El que ganaba en el balón prisionero sin atacar. Su táctica, esquivar la pelota y ver cómo, poco a poco, iban cayendo los de su equipo hasta quedar solo él.

–¡Y cuando Mariano salió en el plasma hablando de Bárcenas, qué!

–¡Qué punto, parecías una aparición mariana!

–Shíiii. ¡Qué fuerte!

–¿Has dicho “sé fuerte”?

–Jajajaja ¿Un chupito?

Así son estas reuniones, el recuerdo del pasado se edulcora con humor y condescendencia. Nada parece grave bajo el filtro de la distancia, la felicidad momentánea lima las asperezas y se olvidan los malos rollos. Y si tres días antes Jose puso a Mariano de hoja perejil en el Abc, no pasa nada; si José Luis acudió hace meses a una cena con los monaguillos de Maduro, como los llama Felipe, pelillos populistas a la mar,y si Mariano no le ha echado un piropo a la chica de Jose después de que esta dejara su cargo, nada que comentar. ¡Qué coño, somos amigos!

Estas noches se cierran con satisfacción general.

–Chicos, qué risas, que noche más buena y qué alegría ahora que ninguno de nosotros tiene responsabilidad, ahora que podemos hacer y decir lo que queramos, que no nos jugamos nada.

–¡No generaliceish, cabronesh!

–Ja, ja, ja. Es verdad, Mariano, que tú eres repetidor...

–Shí. A ver qué pasha con losh jovenzuelosh shabelotodo que vienen a dar clashes. Graciash por venir y por hacerosh la foto... ¡Que she shepa que shomosh la promoción guay y que shin nosotrosh el inshti sería un caoshhhh! ♪ ¡Y si somosh los mejoresh bueno, y qué! ♪

Mariano Rajoy y los tres expresidentes del Gobierno cenan con el padre del rey

Mariano Rajoy y los tres expresidentes del Gobierno cenan con el padre del rey

–♪¡¡Bueno y qué!!♪

–Gracias por la cena, me ha llenado de orgullo y satisfacción. ¿A cuánto tocamos?

–Ná, Juan Carlosh, tú olvídate, que eresh penshionishta. Pago yo, que para esho shoy el presidente, la próxima ya veremosh quién la paga...

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