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Maridos, mujeres e ilegalidades

¿Sabe ya Woody Allen que su comedia dramática Maridos y mujeres ha sido superada? Sinopsis: la Guardia Civil registra la casa de la jefa de la Oficina Nacional de Investigación antifraude (ONIF), por una presunta trama de blanqueo de capitales de su marido. Tócate el clarinete, Woody. Muy fan.

El procedimiento, según informaba El Confidencial, habría sido el siguiente: los defraudadores enviaban el dinero a Suiza, desde allí hacían transferencias a cuentas de Alejandro Pérez Calzada en Andorra, él sacaba la pasta, la traía a España y entregaba en mano el dinero a los propietarios, más blanco que un Caminante de Juego de Tronos. Todo ello mientras su mujer, Margarita García-Valdecasas, fumigaba defraudadores con el Flit de la agencia Tributaria.

García-Valdecasas ha enviado un correo a los trabajadores de la ONIF explicándoles que la investigación a su marido es fruto de un error. “El registro que la UCO realizó en mi casa se debe a que mi marido compró una sociedad de valores en 2001 (...) sigan trabajando con la misma ilusión”. Chimpún. Dicen desde el ministerio que la jefa de la ONIF responderá con querellas ante cualquiera que cuestione su labor.

La noticia sobre el estreno de este presunto drama cómico y económico, publicada por El Confidencial, explicaba que la sospecha del chiringuito del Calzada habría aflorado durante la investigación de la lista Falcianilista Falciani, allí aparecía Joel David Alar, que había tenido un contrato en el pasado con la sociedad de valores de Pérez Calzada. La investigación aclarará los términos de esta historia y nosotros esperaremos a saber más, dándole al abanico.

Pero claro, es inevitable que este tipo de noticias cuyos protagonistas son Maridos y mujeres nos empujen a plantearnos si la culpa de todo lo malo que nos pasa la tiene el matrimonio. Igual nos estamos casando por encima de nuestras posibilidades...

Es que, oigan, llevamos una racha de maridaje entre amor y corrupción/fraude que es como para darse al porrón.

Aún resuena el eco del “Visto para sentencia” en el juicio por el caso Nóos. Una infanta de España en el banquillo para declarar sobre los tejemanejes de su esposo, porque ella no sabía nada.

Ni flowers de lo que sucedía en esa empresa ficticia llamada Aizoon de la que era propietaria al cincuenta por ciento: “Estoy absolutamente convencido de la inocencia de la infanta, y esa inocencia pasa obviamente por su fe en el matrimonio y el amor por su marido" dijo uno de sus abogados, Jesús María Silva.

En ese momento, tenía que haber sonado Love is in the air por los altavoces de la sala judicial, y los asistentes deberían haber acompañado la escena meneando el smartphone, con la pantalla encendida, al ritmo de la melodía. No, ya no se usan los mecheros en los conciertos.

Pero hagamos memoria. Tampoco sabía nada de lo que sucedía en su garaje Ana Mato, ella nunca vio el Jaguar que dormía allí. Tan despistada estaría la pobre, buscando el móvil en ese bolso regalado, relleno de confeti, que le podían haber metido en casa el acorazado Potemkin o un extraterrestre cabezón llamando a su planeta desde el teléfono fijo y tampoco se habría coscado.

De la procedencia ilícita del dinero que Julián Muñoz guardaba en sobres y bolsas de basura, a veces debajo de la cama de matrimonio –con la de pelusas que se forman ahí–, no supo jamás su exesposa, Mayte Zaldívar, condenada por blanqueo de capitales.

Durante el juicio, Mayte admitió haber creado sociedades y llevado el dinero a Suiza, pero aseguró desconocer el significado del término “paraíso fiscal”. Dónde está la Wikipedia cuando más se la necesita. “Yo solo sé blanquear paredes”, afirmó en plan cangurito gentil...

Ni Isabel Pantoja. Ella tampoco sabía nada de lo que hacía “esa persona”, así se refirió a su exnovio Cachuli, barceneando su identidad, que es lo que se lleva ahora.

“Yo soy igual que la infanta. No tengo nada al cincuenta por ciento con nadie”, dijo la cantante muy enfadada en Espejo Público de Antena 3. Le faltó rematar con una versión retocada de uno de sus hits: “Yo (no) soy esa”.

Hablando de barcenear... Rosalía Iglesias, la mujer de Bárcenas, tampoco sabía nada de las cuentas y cuentos contables de su cónyuge: “Toda la gestión económica la llevaba mi marido”.

Claro, una cosa es encontrar un calcetín desparejado en una montaña de ropa, con esa visión rayos X que tenemos las mujeres, y otra estar al corriente de que tu santo tiene 47 millones de euros en el paraíso montañoso de Suiza, son eminencias topográficas distintas.

Ya sé que a algunos de ustedes se les atiborrará la cabeza de preguntas cuando salen a la luz este tipo de noticias conyugales, pero ni se les ocurra formularlas. Dice la lideresa Aguirre que preguntar por las presuntas irregularidades de un marido es machista. Salvo que la esposa responda al nombre de Manuela y la que pregunta, al de Esperanza...

Cierro este artículo descorazonada perdida, consciente de la cantidad de Maridos y mujeres que no se cuentan sus cosas. Yo me los imagino en la terraza de un bar removiendo aburridos la horchata con la pajita y mirando cada uno para un lado. Vale, viven juntos, pero que no lo llamen matrimonio.

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