Muros sin Fronteras

Propaganda de paz en Siria

Los optimistas estiman que la guerra de Siria durará cinco años más, con sus muertos y heridos, sus desplazados y refugiados, y bajo un silencio creciente de la comunidad internacional. Los pesimistas creen que se extenderá otros diez años y acabará por agotamiento, como un fuego al que no le quedan llamas, rescoldos ni oxígeno. Los periodistas y líderes internacionales preferimos estos días hablar de alto el fuego. Antes habría que definir los límites y el contenido de tan pomposa palabra. En el vídeo de la BBC titulado Inside Aleppo's ruined covered market, el periodista Jeremy Bowen, recorre una parte de lo que fue el viejo mercado de Aleppo, de más de 300 años de antigüedad. Cuenta que el alto el fuego son tres bombas diarias en lugar de 20. Les recomiendo que pinchen en este link antes de ver el siguiente vídeo.

Es el mismo mercado, pero antes de la guerra. Quizá el reportaje de Bowen ayude al tercer candidato presidencial en EEUU, Gary Johnson, que respondió a una pregunta sobre la guerra en Siria con un ¿Qué es Aleppo?, que ha hecho fortuna entre las redes sociales; aún no sabemos si también entre sus votantes. Se presenta como un candidato libertario que aspira a arañar votos a Hillary Clinton y Donald Trump. Ese es el nivel.

La respuesta del dibujante del Miami Herald, Jim Morin, es soberbia.

También es buena la de David Remenick, director del The New Yorker.

¿A quién puede beneficiar la metedura de pata? 

La duración de la guerra es importante no solo porque afecta a los muertos, a los que van a morir y aún no lo saben, sino porque afecta a la reconstrucción ética y física de un país. Para la segunda solo se necesita dinero y tiempo. Cuando termine esta guerra llegará el dinero.

Dependerá de quién gane, los donantes vendrán del golfo Pérsico o del Este. El dinero es otra arma de guerra que se utiliza en la paz. El objetivo será conseguir que el aliado ganador parezca un líder eficaz ante la opinión pública.

Pero todo esto son zarandajas primer mundistas. Cuando acabe la guerra no habrá opinión pública, solo sobrevientes que necesitarán ser reconstruidos desde una cultura de paz. En este segundo empeño, que es el importante para evitar futuras guerras, no sirve tanto el dinero, sino la voluntad política. No podemos ser optimistas con los precedentes de Afganistán y Libia.

¿Un alto el fuego? ¿será como el anterior, y el siguiente? ¿Cuántas cumbres se han celebrado sobre Siria? ¿Cuántas conferencias de donantes? ¿Cuántas resoluciones? Escribí esto en septiembre de 2015 sobre el arte de no decidir. No hemos avanzado lo mismo: el truco del trilero no ha cambiado. Ni John Kerry cree en lo acordado, solo sirve para ganar tiempo.

Este alto el fuego, dure lo que dure, es mejor que la guerra. Tres bombas al día es mejor que diez. El juego ahora, como sucedió decenas de veces en Bosnia, como sucede en otros lugares, incluida Gaza, es retorcer letra pequeña, no dejar pasar convoyes humanitarios, demorarlos. Todo es un juego para los que se forran con la guerra, para los asesinos de cuello blanco.

Guerra en Siria: imposible conocer el número de víctimas

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Este parón, llamémoslo así por precaución, beneficia al régimen de Basar el Asad, el aliado de Putin. EEUU ha pactado un alto el fuego que beneficia a su teórico enemigo. Son los dos países más activos en sus bombardeos. Rusia sabe quién es su aliado en el terreno, Basar, pero EEUU aún lo está buscando. Sin aliados en el terreno es imposible ganar la guerra. No todos en EEUU piensan igual, hay discrepancias entre Kerry y el Pentágono.

Existe la sospecha desde hace unos meses de que EEUU y Rusia trabajan más de acuerdo de lo que parece. Putin, por ejemplo, no tiene problemas en hacer de policía malo. El objetivo que les une es destruir al Estado Islámico, a la filial de Al Qaeda en Siria, el antiguo Frente al Nusra, que ha roto públicamente con la organización fundada por Osama bin Laden. Sobre el resto de los grupos hay discrepancias.

Otro actor que sabe lo que hace es Turquía. Hace unas semanas entró en territorio sirio para luchar contra el Estado Islámico, pero la operación parece una maniobra de distracción porque su objetivo son los kurdos sirios, aliados de los kurdos turcos. En esta película de kurdos los únicos buenos son los iraquíes que venden el petróleo que controlan las empresas de Occidente. Ese es el juego de la paz.

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