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Una amistad sellada por el ladrillo

Cuando el exministro de Economía español Rodrigo Rato 'fichó' en 2007 por la compañía Lazard España, presidida por su amigo Jaime Castellanos, el presidente ejecutivo del grupo a nivel internacional, Bruce Wasserstein, tenía claro qué era lo que quería del expresidente del Fondo Monetario Internacional (FMI). "Rato aporta abundantes conocimientos en materia económica y relaciones en el sector público y el sector privado por su perfil en altos cargos financieros". Según publicó la prensa tras su fichaje, uno de los temas que Lazard tenía sobre la mesa consistía en asesorar a la francesa Eiffage en su oposición a la OPA de Sacyr.

La mentira judicial de Rato

El papel de Rato en Lazard podía llegar a ser determinante, si tenemos en cuenta que esta compañía había cobrado años antes protagonismo en la polémica OPA sobre Endesa. La alemana E.ON llegó a criticar ante la Comisión Nacional de Mercado de Valores (CNMV) el trabajo realizado por Lazard, que primero asesoró a Gas Natural y después a Acciona, que fue la que logró hacerse con el control de la eléctrica. En un panorama económico con fuertes injerencias de los políticos, el trabajo de Rato cobraba especial relevancia.

Jaime Castellanos fue hasta 2007 el principal accionista del grupo de comunicación Recoletos (Expansión, Marca y Telva), que vendió a la editora de El Mundo (Unedisa). Un negocio redondo, según algunos analistas. En su declaración en la Audiencia Nacional el exministro reconoció que se hizo amigo de Castellanos durante su etapa política cuando el empresario era responsable del grupo Expansión. Y meses antes de dejar Lazard, en octubre de 2009, Rato emprendió un negocio con Castellanos y otros directivos de Lazard en la empresa Paracuga S. L. Una firma que, según Rato, no protagonizó ninguna operación mercantil, pero que no cerró hasta finales de 2012. Todavía hoy Rato y Castellanos son dueños de un local en Alcorcón, alquilado a una cadena de supermercados. Una amistad sellada por el ladrillo.

Por eso, entre 2010 y 2012, con Rato al frente de Bankia, la relación de negocios entre ambos amigos permaneció intacta. Incluso cuando el expresidente del FMI adjudicó contratos a Castellanos por un valor de 9,2 millones de euros, según la documentación que obra en el sumario del caso Bankia. El propio magistrado Fernando Andreu preguntó a Rato si no consideraba que esas adjudicaciones eran "poco estéticas". El expresidente del FMI se defendió asegurando que en el mundo de las finanzas solo conocía a dos empresas asesoras que no estuvieran en el negocio de la colocación de acciones. Pero al final fue Lazard la elegida, la empresa de su amigo y socio Jaime Castellanos.

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