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El futuro del PSOE

Pedro Sánchez dice que el PSOE lidera “el cambio” y advierte a Podemos: “Lecciones, ninguna”

Susana Díaz se incorpora a la foto de familia de Pedro Sánchez con sus barones antes del comienzo del Comité Federal del PSOE, este 30 de mayo de 2015.

El PSOE se siente con la legitimidad de quien ha sido llamado por las urnas a "gobernar el cambio, no a administrar el recambio", como la fuerza sobre la que pivotarán los nuevos Ejecutivos de izquierdas decididos por los ciudadanos con su voto. Y ha sido él, y no los otros. Él, y no Podemos o Ciudadanos. Él, el PSOE, porque se ha ganado esa "legitimidad" con el "trabajo" de los últimos años, batallando contra el PP en distintos frentes. Así que se ha ganado "a pulso" la "confianza" de los electores. De modo que "lecciones, ninguna". 

Sobre esas vías discurrió el mensaje que este sábado dirigió Pedro Sánchez a sus compañeros del Comité Federal, el máximo órgano de poder del partido. Una cita convocada para colocar las vigas maestras de los pactos postelectorales, en los que Podemos, y en menor medida Ciudadanos, así como las plataformas de unidad popular, tendrán un papel preponderante a la hora de investir Gobiernos y arrebatar el poder al PP. Reunión, por cierto, que también sirvió para oficializar su postulación en las primarias abiertas para la elección del candidato a la Moncloa, "con humildad" e "ilusión", y que arrancan hoy mismo. La confirmación del anuncio fue replicada por una fuerte ovación de todo el Comité Federal. Susana Díaz se sumó unos segundos más tarde al aplauso, pero al final también cumplimentó al líder. 

El secretario general agradeció la "confianza" a los millones de españoles que respaldaron a los socialistas, y a los que prometió que hará "buen uso" de ese caudal de apoyos. "Vamos a cumplir", insistió, dejando claro que lo primero que buscará el PSOE a la hora de configurar alianzas será "el interés de los españoles". El mensaje de las urnas, el 24 de mayo, fue nítido, a juicio de Sánchez: que haya un "cambio a la izquierda, presidido por el diálogo y la estabilidad", en el que se primen las "soluciones justas", se huya de "cortoplacismos", se "renueve la política" y se regenere el sistema democrático, se combata "de forma implacable la corrupción" y se modernice la economía. Un cambio "en el fondo y en las formas, en las actitudes de los actores políticos". 

Para el secretario general, el "aprecio ciudadano" que los votantes han mostrado hacia el PSOE tiene "mucho que ver" con la presencia en la calle en los últimos meses, desde que llegó a la cúspide del partido, y con haberse mostrado "humildes, honestos, limpios". 

Sánchez, durante su discurso inicial, de cerca de media hora [consúltalo aquí en PDF], opuso el talante del PSOE con el del PP, que sufrió "un duro golpe" porque "siempre" ha gobernado "frente a la mayoría". Y aquí engarzó una crítica, aunque sin citarla, a Susana Díaz, quien había pedido no articular "frentes" contra nadie, ni tampoco ser una "pasarela para otros". Era la respuesta de la presidenta andaluza a las líneas rojas marcadas por Ferraz en su política de pactos: no a acuerdos ni con PP ni con Bildu. "El verdadero frente, el frentismo es el creado por el PP contra la clase media trabajadora", contra la comunidad educativa, contra las mujeres al amagar con la reforma del aborto, contra los trabajadores, contra los investigadores, contra los ayuntamientos y comunidades autónomas, contra la cultura, contra los funcionarios, contra los profesionales de la sanidad, contra los jóvenes, contra los mayores. "En estos cuatro años, es el PP el que ha practicado una política frentista, y por eso se han quedado solos. Nadie les excluyó. Su soberbia y su mayoría absoluta les hicieron autoexcluirse solos. Y su soledad es la antesala de la derrota que sufrirán en las generales", remachó.

Díaz pide "centralidad" y fidelidad "a los valores"

Delante, en primera fila, tenía a la presidenta en funciones de la Junta, que justo antes del comienzo del Comité Federal, en declaraciones a los periodistas, había llamado al PSOE a la "centralidad", a ser "fiel a sus valores" y a no "disfrazarse" de lo que no es. 

La seña de identidad del PSOE, prosiguió Sánchez, será el "cambio seguro", como tantas veces dijo en campaña y antes, y "consecuente". "El PSOE ha entendido el mensaje. Estamos determinados, con humildad, a gobernar el cambio, y no a administrar un recambio". El PSOE, añadió, es un partido "de mayorías sociales", y sus enemigos "no tienen siglas", pues son el paro, la pobreza, la desigualdad o el desmantelamiento del Estado del bienestar. "Los ciudadanos quieren un giro a la izquierda y vamos a ser consecuentes con ese giro. El PSOE sólo gobernará cambios seguros y coherentes con el proyecto socialdemócrata. Nosotros no giramos, nos reafirmamos en los principios que representa el PSOE y que son mayoritarios en la sociedad española", reivindicó. Un mensaje indirecto a Podemos, que pide un "giro de 180 grados" al PSOE si quiere contar con su apoyo.  

Sánchez, frentre a los emergentes, explicó que ese apoyo del 24-M no procede de la nada. "Nos hemos ganado con nuestro trabajo en la oposición esa legitimidad". Recordó que el partido ha luchado contra la corrupción, los intentos de privatización de la sanidad, el acoso a la educación pública, el desmantelamiento de la dependencia o los recortes de los ayuntamientos en las calles, en las instituciones y en los tribunales. "Nos hemos ganado a pulso, con nuestro trabajo y nuestro compromiso, el crédito y la confianza para liderar ese cambio desde la izquierda", rubricó, entre los aplausos de los suyos. "Digo esto para que lo tengan claro el resto de formaciones políticas. Con humildad les digo que lecciones al PSOE ninguna, ninguna, compañeros". 

Será Podemos quien deba elegir entre PP o PSOE

El secretario general no citó en ningún momento a Podemos y Ciudadanos. Pero a las dos, especialmente a la primera, su aliado natural, les dijo: "Vamos a gobernar el cambio seguro y coherente con el proyecto mayoritario, y en coherencia donde nos pidan su apoyo seremos muy exigentes, muy exigentes, en el cumplimiento del programa de izquierdas del PSOE".

El PP, mientras, "puede perder las elecciones en noviembre", y es hoy "un partido dividido, fracturado, agotado y rechazado por una mayoría social, y asediado por la corrupción", y aquellos que "decían que el PSOE iba a tener que apoyar al PP o a otros partidos", les reiteró que las urnas son "la mejor cura de humildad". Lo decía otra vez por Pablo Iglesias, que hace unos meses insistía en que el nuevo bipartidismo era Podemos-PP. "Ahora estos partidos deben decidir si apoyan al PP o al PSOE. La única alternativa posible a la derecha es el PSOE", insistió. 

Sánchez enhebró un discurso en el que combinó tanto la felicitación por los resultados del 24-M –"excelentes" en las municipales, dijo, pese a que el PSOE ha caído dos puntos respecto a 2011– como una cierta autocrítica por los datos de las grandes ciudades, "mejorables". Y aunque los socialistas han recuperado "la confianza de los españoles", que hay que subrayar "con humildad, y sin triunfalismo", señaló que no está todo hecho: "Nos queda mucho trabajo, pero somos conscientes de dónde partíamos". La "ambición" de la dirección es convertirse "en primera fuerza" en las generales del otoño.

"Estamos en pie para cambiar España"

El secretario general dedicó elogios a los barones y candidatos que presumiblemente gobernarán en Asturias, Extremadura, Castilla-La Mancha, Comunitat Valenciana, Aragón y Baleares, además de Canarias, además de en Canarias, dando sustento a Coalición Canaria. No citó al aspirante en Madrid, Ángel Gabilondo, ni a los de Castilla y León, Murcia o La Rioja, donde depende de Ciudadanos. En el primer caso, lo hizo para respetar el deseo del exministro: que dé el primer paso la cabeza de lista del PP, Cristina Cifuentes. 

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Sí hubo más autocrítica respecto a las grandes ciudades, donde el PSOE se pegó un buen batacazo. De la quema se salvan, y así lo mencionó, Abel Caballero y Núria Marín, alcaldes reelegidos, y con holgura, de Vigo y L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona). El reto de Ferraz y en concreto de su secretario de Organización, César Luena, será rescatar las grandes urbes y captar el voto de los jóvenes. Lo que hace falta, recetó, es una "mayor apertura" del PSOE. "Más que una distancia por la ideología existe un distanciamiento por los modos de hacer política" con ellos, así que es mejor huir de "tentaciones endogámicas". 

Sánchez se mostró convendido de que el PSOE puede ganar las generales y "culminar" el cambio iniciado el 24-M. "Estamos en pie para cambiar España una vez más. Lo hicimos dos veces y a partir de noviembre, lo haremos una tercera". Los socialistas desean sumar a sus victorias de 1982 y 2004 otra fecha: 2015. Sólo cuatro años después de haber salido de la Moncloa y, muy probablemente, con su secretario general como candidato.  

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