La nueva legislatura

Comunidades autónomas: laboratorio y terreno abonado para los gobiernos de coalición

Ximo Puig y Mònica Oltra se abrazan en el pleno de constitución de Les Corts, este 11 de junio de 2015.

"¿Por qué en España os cuesta tanto poneros de acuerdo?". La pregunta parte de un periodista de un medio holandés que el pasado miércoles se acreditó para la sesión de constitución del Congreso de los Diputados con la esperanza de salir de la Cámara baja con alguna pista sobre lo que podría pasar en España a partir de ese momento. De si estamos más cerca de un Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez al que se sumen Ciudadanos o/y Podemos y algunas fuerzas nacionalistas, o quizás de uno liderado por Mariano Rajoy con reparto de carteras y competencias a los socialistas y al partido de Albert Rivera.

Es verdad que en la esfera nacional en España no hay experiencia de gobiernos de coalición. Pero no puede concluirse que España sea ajena a este tipo de pactos. Bajando niveles en la escala institucional se llega a las comunidades autónomas, donde queda claro que el hecho de que varios partidos se pongan de acuerdo para gobernar compartiendo responsabilidades no es una rareza. Es una especie de laboratorio de pruebas de lo que puede estar por venir. No hay un patrón común porque la casuística es variada y, en ocasiones, la política nacional interfiere de forma importante en estas coaliciones autonómicas, pero como subraya a infoLibre Josep María Reniu, profesor titular de Ciencia Política y de la Administración de la Universitat de Barcelona, ejemplos como los de Cataluña, Euskadi o Canarias han demostrado, en ocasiones, justo lo contrario de lo que se entiende a nivel estatal: que pactar no es negativo.

"Es lo que tenemos que hacer entre todos. Pedagogía. Por desgracia, en el resto del Estado se ha percibido que negociar era negativo, ceder, renunciar, mostrarse débil, ser incapaz de llevar adelante un proyecto político propio... cuando en realidad es todo lo contrario", añade Reniu.

Junto a otros especialistas, Reniu integra el Observatorio de los Gobiernos de Coalición en España, un proyecto del que en 2014 surgió el volumen Los gobiernos de coalición de las Comunidades Autónomas españolas (Atelier). Un repaso a estas experiencias en el que se pone de manifiesto lo que los politólogos llaman "diferencial de influencia política", la forma en la que los partidos evalúan hasta qué punto les es más beneficioso coaligarse, apoyar sin pedir a priori nada a cambio o mantenerse al margen. "Es la grandeza de esas dinámicas coalicionales. Porque a veces, y a nivel español es lo que ha sucedido en términos generales: se ha percibido que la negociación del pacto, que la formación de un gobierno de coalición era símbolo de debilidad. Y nada más lejos de la realidad. La política es negociación, es cesión mutua, es pactar para gobernar", subraya Reniu.

A grandes rasgos, puede decirse que son cinco –de 17– las comunidades autónomas en las que no se han dado gobiernos de coalición: Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Madrid y Murcia. Así queda recogido en uno de los capítulos del citado libro. Hay que recordar, no obstante, que tras las autonómicas de mayo Cristina Cifuentes (PP) gobierna en la Comunidad de Madrid gracias al apoyo de Ciudadanos en la investidura y Pedro Antonio Sánchez (PP) lo hace en Murcia, también gracias al respaldo del partido de Albert Rivera en la investidura.

Pablo Simón, politólogo y profesor en la Universidad Carlos III de Madrid, subraya en el estudio editado por Reniu que la ausencia de este tipo de gobiernos en las mencionadas comunidades "ni implica necesariamente que haya habido siempre gobiernos mayoritarios". "En ocasiones", añade, "ha habido gobiernos en minoría o coaliciones efímeras. Sin embargo, esto es más bien excepcional. A lo largo de los 30 años de vida del Estado Autonómico en su actual configuración  en estas cinco regiones ha habido casi en todas las legislaturas gobiernos monocolor con mayoría absoluta".

En conversación con infoLibre, Simón sostiene que "hay que tener en cuenta que [desde las últimos comicios autonómicos de mayo] es la primera vez que no hay mayoría absoluta en ninguna comunidad autónoma" Y que ello ha dado lugar a "diferentes dinámicas" a la hora de la formación de los gobiernos. Una: gobiernos "en minoría monocolor", como ha ocurrido en Madrid, La Rioja o Murcia o gobiernos de coalición en minoría que recurren a apoyos externos, como sucede en la Comunidad Valenciana.

A continuación, repasamos los casos y peculiaridades de los gobiernos autonómicos de coalición que se han dado en España:

Andalucía

Desde que se celebraron las primeras elecciones autonómicas en Andalucía, en 1982, a día de hoy, siempre ha sido el Partido Socialista el encargado de formar Gobierno en esta comunidad autónoma. Lo ha hecho con mayoría absoluta tras cinco de los comicios (1982, 1986, 1990, 2004 y 2008); simple, en otros cinco (1994, 1996, 2000, 2012 y 2015). En los últimos comicios, la socialista Susana Díaz logró el apoyo de Ciudadanos (C´s) para la investidura y en tres ocasiones, en los años 1996, 2000 y 2012, se formaron ejecutivos en virtud a coaliciones de gobierno.

Entre 1996 y 2000 Manuel Chaves (PSOE) se coaligó con el Partido Andalucista. Lo mismo ocurrió en la siguiente legislatura (2000-2004) con él también de presidente. Y entre 2012 y 2015 Izquierda Unida se sumó al ejecutivo de José Antonio Griñán antes de que este cediese el testigo a Susana Díaz en plena ebullición del escándalo de los ERE.

En 1996, los andalucistas entraron en el Gobierno socialista haciéndose con la consejerías de Relaciones con el Parlamento y la de Turismo y Deporte. En un principio, el PSOE andaluz barajó la idea de un Ejecutivo a tres con IU, pero se descartó esta opción y el conocido como Pacto de la Casa de Robles, selló la alianza PSOE-Partido Andalucista. 

Tras la sesión de investidura, el documento denominado Compromiso por Andalucía fijaba la hoja de ruta de la coalición. 

La legislatura se agotó. Y tras unas nuevas elecciones, los socialistas volvieron a reeditar el acuerdo para 2000-2004 porque, a juicio de Chaves, según sostienen Santiago Delgado y Antonio Robles (Universidad de Granada) en esta investigación sobre los gobiernos de coalición autonómicos, "la coalición de Gobierno PSOE-A y PA no había sido castigada electoralmente por los andaluces". 

"En virtud del pacto de gobierno de 2002, el PA siguió gestionando la consejería de Turismo y Deportes con competencias intactas con respecto a la anterior etapa. También gestionó la Consejería de Relaciones con el Parlamento", subrayan Delgado y Robles.

La segunda experiencia de coalición, algo más convulsa por diferencias entre PSOE y PA en materia de la Ley de Cajas, la fiscalidad ambiental o el recurso de inconstitucionalidad a la Ley de Extranjería. Pero no se terminó en ruptura.

El tercer pacto llegó en abril de 2012, con IULV-CA (Izquierda Unida Los Verdes-Convocatoria por Andalucía). La presencia en el Gobierno andaluz de cargos del PSOE era de nueve frente a los tres del partido minoritario que integraba la coalición. Destaca pues, que la presencia del segundo partido en lo que al reparto de carteras se refiere era mayor que en anteriores legislaturas.  

En el volumen editado por Atelier se pone de manifiesto que, en esta tercera coalición, la cuestión de mayor interés estuvo en la forma en la que PSOE e IU ratificaron de forma interna el pacto. El PSOE lo hizo en los órganos de dirección que establecen los estatutos; IULV-CA lo hizo mediante un referéndum interno.

Griñán dimitió cuando había transcurrido poco más de un año de los acuerdos suscritos con IU. Pero ambas partes acordaron que no se alterara lo esencial de lo pactado.

Tras las elecciones del 22 de marzo de 2015, la lista encabezada por la socialista Susana Díaz fue la más votada. Terminó siendo investida presidenta, sin pacto de coalición, el 11 de junio. Pero con los votos de Ciudadanos. A la formación de Rivera le interesaba más esta opción que integrarse en un Gobierno autonómico de la mano de los socialistas. Su gran prueba de fuego eran las elecciones generales de diciembre. Y era pronto para empezar a desgastarse.Aragón

Aragón

Desde 1990 hasta 2015, la comunidad aragonesa ha sido para los sociólogos y los politólogos un laboratorio de pruebas clave a la hora de estudiar las coaliciones autonómicas. Así lo considera Albert Falcó-Gimeno, investigador posdoctoral en el Departamento de Derecho Constitucional y Ciencia Política en la Universidad de Barcelona, en el capítulo que escribe en el citado material fruto del trabajo del Observatorio de los Gobiernos de coalición. Y así se pone de manifiesto si se consulta el historial de ejecutivos aragoneses. Entre los años 90-91, 91-93 y 95-99 gobernó una coalición del Partido Aragonés (PAR) con el PP. Las tres legislaturas siguientes (99-2003, 2003-2007, 2007-2011) el pacto fue entre el socialista Marcelino Iglesias y el PAR.

Tras las últimas autonómicas de mayo de 2015, el socialista Javier Lambán se hizo con el Ejecutivo con el apoyo en la investidura de los 18 diputados del PSOE , los 14 Podemos, los 2 de la Chunta Aragonesista y el de Izquierda Unida. El PP fue la fuerza más votada. La lista encabezada por Roberto Bermúdez de Castro logró 21 escaños.

Como puede comprobarse en las etapas en las que Aragón ha tenido gobiernos de coalición, "el papel de bisagra del partido regionalista ha generado direcciones políticas cambiantes, de centro-izquierda y de centro-derecha, en función de los pactos que se cerraban en cada legislatura", añade Falcó-Gimeno.

Además, apunta que "hay evidencia empírica" que apunta a que los gobiernos de coalición y en minoría "tienden a terminar antes que los gobiernos monocolor mayoritarios. En el caso de Aragón, no obstante, hay que olvidarse de este tipo de gobierno porque sólo se han dado casos de gobiernos uni-partitos minoritarios y de coalición. En lo que tiene que ver con los de coalición, todos, salvo uno, culminaron "con la nueva convocatoria de elecciones fijada estatutariamente". La excepción se debió al caso de transfuguismo de Emilio Gomáriz, que dio paso a que una moción de censura terminara con la coalición PAR-PP en 1993.

"Podemos afirmar con cierta seguridad que los acuerdos coalicionales no han sido particularmente inestables en el Aragón autonómico", añade este investigador. 

Por su parte, Pablo Simón pone el acento en un sentido global en cómo suelen comportarse las formaciones "nacionalistas o regionalistas" a la hora de formar gobiernos regionales. "Han preferido entrar [al ejecutivo]", subraya recordando que otras formaciones, como por ejemplo ha ocurrido con el caso de Ciudadanos o Podemos en las autonómicas de mayo, "hacen cálculos intertemporales". "Piensan cómo puede verse en el electorado", añade. Y es que para ambos partidos su gran objetivo estaba puesto en las elecciones generales de diciembre.

Asturias

Han sido diez las elecciones a la Junta General del Principado que se han celebrado hasta la fecha. Y, tal y como recuerdan Reniu y Josep Maria Jové, profesor titular de Ciencia Política y de la Administración de la Universitat de Barcelona, únicamente en dos de las legislaturas, la primera (1983-87) y la quinta (1999-2003) se lograron mayorías absolutas. En ambos casos, del Partido Socialista.

No obstante, Asturias sólo ha sido testigo de dos gobiernos de coalición, los dos del socialista Vicente Álvarez Areces junto a Izquierda Unida entre 2003-2007 y 2007-2011. El resto de ejecutivos han estado en manos de gobiernos minoritarios. 

En la primera de las etapas, IU se hizo con dos de las once consejerías. Lo mismo ocurrió en la segunda. Y esto fue así pese a que en la legislatura 2007-2011 IU logró retener los cuatro escaños de la anterior y el PSOE perdió uno respecto a los 22 de 21. 

A grandes rasgos se puede decir que, contrariamente a lo que ocurre en otras regiones, de los resultados se desprende que los asturianos no castigaron a la coalición en tanto que encadenó dos legislaturas consecutivas.

Pero, no obstante, el camino hacia los acuerdos no estuvo exento de dificultades. Reniu y Jové recuerdan que en 2003 y debido a las presiones de actores "externos a la arena parlamentaria" los plazos para la investidura se alargaron más allá de lo que marca la legislación autonómica y Areces no fue investido hasta 40 días después de la celebración de los comicios.

El acuerdo de Gobierno entre PSOE e IU-Bloque por Asturias estaba compuesto por un listado de compromisos sobre políticas públicas. Contemplaba la aprobación de 18 nuevas leyes. Pero sólo se aprobó la mitad. Y la reforma de 3 leyes. No se reformó ninguna. Sin embargo, en este campo, la etapa 2007-2011 salió peor parada: "Únicamente cuatro de las leyes tramitadas y aprobadas por la Junta General tenían su origen en el texto del pacto de gobierno", se subraya en Los gobiernos de coalición de las Comunidades Autónomas.

Baleares

Baleares está acostumbrada a los gobiernos de coalición. "Han sido una práctica habitual y compleja en una región marcada por la insularidad y la ausencia de una tradición de instituciones comunes de gobierno y administración", subraya Jordi Calvet, profesor de la Universitat de Derecho de Barcelona.

Han sido cinco las legislaturas en las que Balerares ha sido gobernada por coaliciones. Entre 1987 y 1991 gobernó Gabriel Cañellas (Alianza Popular) gracias a un acuerdo con Unió Mallorquina, operación que se repetiría entre 1991 y 1993 y entre 1993 y 1994.

Entre los años 1999 y 2003 la coalición viró a la izquierda apoyándose el socialista Francesc Antich en otros tres partidos (PSM, IU y EV). Fue el conocido como pacto del progreso, que se reeditaría después en la séptima legislatura (2007-2011).

La conclusión para este investigador es que "los gobiernos de coalición en las Baleares manifiestan que el sistema de partidos tiene una fragmentación mayor que otras regiones, pues existen partidos propios y clivaje regionalista (a la derecha y también a la izquierda)".

Canarias

Con algunas diferencias, el caso canario tiene muchos elementos del apartado anterior. La insularidad da pie a un sistema político fragmentado empujado por las diferentes instituciones insulares. Como recuerdan José Adrián García-Rojas y Alberto Báez, del Observatorio de los Gobiernos de Coalición en España,  el sistema electoral del parlamento de Canarias y la circunscripción insular "hacen casi imposible la consecución de la mayoría absoluta por parte del partido ganador, lo que aboca a distintos actores partidistas a la búsqueda de acuerdos de gobierno en los que se deben equilibrar intereses insulares, municipales, regionales y estatales". 

Contando el Gobierno de Fernando Clavijo (Coalición Canaria) con el PSOE que salió de las urnas tras las autonómicas de mayo, Canarias acumula desde 1987 once ejecutivos de coalición. En el grueso de ellos, la nota dominante es que Coalición Canaria ha sido un actor clave.

En este sentido García-Rojas y Báez recuerdan que "la imposibilidad de un acuerdo PP-PSC-PSOE, por las reticencias de sus cúpulas estatales, abocan a una política de acuerdos de gobierno autonómico en la que CC ocupa una posición central e insustituible como partido de gobierno en Canarias". Y, ligado a ello, se entiende que todos los grandes partidos canarios hayan formado parte de coaliciones de gobierno o parlamentarias.

La política nacional, evidentemente, ha tenido su efecto en este proceso. A partir de las elecciones generales de 1993, cuando el PP se convierte en alternativa de Gobierno en España, es cuando se explica la constitución de CC. El PSOE había perdido la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados.

En un artículo publicado por el El Periódico de Catalunya el pasado 23 de diciembre y titulado "Las coaliciones llegan a España", Joan Ridao, profesor asociado de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad de Barcelona, recuerda que hay una "enorme casuística" sobre el fenómeno de la coalición política "en la arena autonómica y local". Canarias es una de las regiones más experimentadas de España en esta materia junto a Euskadi y Aragón. 

En conversación con infoLibre, Ridao recuerda que, a nivel estatal, la ley electoral "no facilita la formación de gobiernos de coalición". El sistema, altamente proporcional, "atomiza mucho la representación política". A su juicio, la ley electoral tiene unos amarres muy propicios para el bipartidismo. En este sentido, recuerda que hay casi un 40% de representación política que viene de circunscripciones donde el reparto queda en manos de dos grandes partidos. "Este factor se ha roto, no porque haya cambiado el sistema, sino por la pujanza de los nuevos part [partidos, en alusión a Ciudadanos y Podemos]", subraya.

Cantabria

Los gobiernos de coalición no han sido una rareza en Cantabria. Todo lo contrario. Siete de los nueve gobiernos que ha tenido esta comunidad autónoma desde su acceso a la autonomía han sido de coalición. Algo que, para Ridao, tiene un estrecho nexo con la "crisis institucionalizada" del periodo 1983-1995. 

"La inestabilidad política se manifestó a lo largo de estos años de práctica autonómica a través de frecuentes cambios en la estructura y/o composición subjetiva de las instituciones. Ni una sola de las legislaturas del periodo (segunda a cuarta) terminó con la misma estructura de grupos parlamentarios en la Asamblea Regional, de acuerdo con los resultados electorales, a consecuencia de las frecuentes fugas y transferencias de diputados. Además, debe citarse el alto número de mociones de censura presentadas, el más elevado de los registrados en todo el sistema parlamentario español desde 1978", mantiene.

En Cantabria, además de la actual coalición del Partido Regionalista de Cantabria (PRC) de Miguel Ángel Revilla con los socialistas, se dieron otros seis: 1990-1991 (PSOE-PP-PRC-CDS), 1991-1992 (UPCA-PP), 1995-1999 (PP-PRC), 1999-2003 (PP-PRC), 2003-2007 (PRC-PSOE) y 2007-2011 (PRC-PSOE). Vuelve a comprobarse en el caso de Cantabria la importancia de los gobiernos regionalistas en estos pactos de coalición.

Ridao subraya que, en el caso de Cantabria, también se reproduce "la dinámica observada en otros gobiernos de coalición en que los partidos con mayor peso parlamentario son también los más penalizados por el electorado".

Además no pasa por alto que las formaciones mayoritarias se han reservado las carteras de mayor rango institucional y que carteras de máxima relevancia política han sido ocupadas por los socios menores, añade. 

Cataluña

Joan Ridao

sostuvo en el diario del Grupo Zeta que "más del 50% de los gobiernos en ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas han sido de coalición, sin ir más lejos en Catalunya". Y recuerda que "las coaliciones se dieron durante la Segunda República con la Conjunción Republicano-Socialista, entre el Partido Radical de Alejandro Lerroux y la CEDA de José María Gil Robles, o con el Frente Popular". "En Catalunya, en el mismo periodo, se dio el pacto entre ERC y los socialistas de la USC, precedente de los sucesivos gobiernos de concentración durante la guerra civil, con presencia de republicanos, anarquistas y comunistas", añadió.

Según repasa Ridao en el citado volumen editado por Atelier en 2014, son once los gobiernos de coalición que ha habido en Cataluña. 1980-1984 (CDC y UDC), 1984-1987 (CDC, UDC, ERC), 1987-1988 (CDC-UDC), 1988-1992 (CDC y UDC), 1992-1995 (CDC-UDC), 1995-1999 (CDC-UDC), 1999-2003 (CDC-UDC), 2003-2006 (PSC, ERC e ICV-EUiA), 2006-2010 (PSC, ERC e ICV-EUiA), 2010-2012 (CDC y UDC) y 2012-2015 (CDC y UDC). Ocho bipartitos y tres tripartitos.

El pasado fin de semana se resolvió una situación que llevaba paralizada desde las elecciones del 27 de septiembre. Carles PuigdemontCarles Puigdemont fue investido presidente después de un acuerdo de JxSí y la CUP para apartar a Artur Mas.

Para Ridao "la historia y los acontecimientos externos también han acompañado la vocación pactista de los partidos catalanes, responsables de una cultura política y de una opinión públicas favorables al pacto, puesto que en muchos niveles de gobierno han proliferado los acuerdos institucionales entre formaciones políticas".

Galicia

Entre 1981 y 2012 se formaron cinco gobiernos de coalición en Galicia, culminados por el bipartito del socialista Emilio Pérez Touriño (2005-2009) junto al Bloque Nacionalista Galego (BNG). 

Según recuerda Guillermo Marquéz, de la Universidad de Santiago de Compostela, en La formación de los gobiernos autonómicos en Galicia, este Gobierno de Touriño "es el producto de una coalición poselectoral típica, donde la ausencia de una mayoría absoluta de una sola candidatura propicia un acuerdo entre dos o más partidos". Son estas elecciones, las de 2005, las que ponen fin al ciclo de las cuatro mayorías absolutas presididos por el conservador Manuel Fraga desde 1989. 

Sobre el bipartito, Márquez considera que si bien BNG y el PSdeG han demostrado una dilatada experiencia o práctica coalicional en los gobiernos locales, "inclusive los apoyos del BNG al PSOE en otros niveles de Gobierno como durante las dos legislaturas de [José Luis] Rodríguez Zapatero, lo cierto es que no logran fraguar una cultura coalicional entre ambos". Este rasgo, no obstante, es observado en otras comunidades autónomas.

En 2009 no pudo revalidarse ese pacto. Los socialistas mantienen los mismos escaños que en 2005 y los nacionalistas pierden uno. Llegó entonces Alberto Núñez FeijóoAlberto Núñez Feijóo

Entre 1981 y 2012, el número de leyes que salieron del parlamento gallego ascendió a 340, una cifra que arroja un promedio de 42 por legislatura. Desglosando la cantidad, la cifra más baja, 32 leyes, se corresponde con la etapa del gobierno unipartidista de Manuel Fraga que fue de 1997 a 2001. Y el máximo, 5 leyes, al de coalición encabezada por Pérez Touriño (2005-2009).

Navarra

Para los politólogos, el escenario político en Navarra es uno de los más complejos y plurales de la política autonómica española. Un club que integran comunidades como el País Vasco, Cataluña y Canarias. En nueve legislaturas, contando la actual, Navarra ha tenido once gobiernos. El grueso de ellos, según sostiene Santiago Delgado, han sido "unipartidistas de minoría". Pero también se han formado cinco ejecutivos resultantes de un pacto o coalición entre distintas fuerzas políticas.

El más reciente ha hecho posible que gobierne Uxue Barkos tras las autonómicas de mayo de 2015 gracias al acuerdo de coalición al que llegaron GeroaBai, EH-Bildu e I-E. La coalición inmediatamente anterior (2011-2012) permitió gobernar a Yolanda Barcina (Unión del Pueblo Navarro) junto al Partido Socialista de Navarra (PSN).  

El caso de la ruptura del pacto 2011-2012 entre UPN y PSN es un ejemplo de cómo la política nacional se cuela en la autonómica, de las interrelaciones. La política nacional no sólo frena algunos gobiernos de coalición ante el temor de las formaciones de ámbito estatal a ser castigadas en un escenario de comicios generales. También destruye coaliciones autonómicas.

El 15 de junio de 2012, Yolanda Barcina (UPN) destituye al vicepresidente primero, el socialista Roberto Jiménez. La coalición no había cumplido un año. La política foralista justificó su gesto en unas declaraciones de Jiménez en las que este había cuestionado las cuentas de la comunidad. Pero, según recuerda Delgado, "lo cierto es que las relaciones en el seno del gobierno de coalición se habían complicado a raíz del pacto nacional suscrito en octubre de 2011 entre UPN y el PP, con el objeto de concurrir juntos a las elecciones generales. Este parece que fue el detonante más cierto de la temprana ruptura de la coalición".

País Vasco

Ignacio Urquizu,

profesor de Sociología de la Universidad Complutense en excedencia y diputado del PSOE por Teruel, recuerda en su estudio Los gobiernos de coalición en el País Vasco que si por Ejecutivo de coalición se entiende aquel que se construye tras unas elecciones por varios partidos sin que exista pacto previo, "la Comunidad Autónoma Vasca es el territorio que ha disfrutado de más gobiernos de coalición". Así, de los 13 ejecutivos autonómicos que ha habido desde 1980, ocho estaban formados por más de un partido. "Factores identitarios e institucionales explican su tendencia a la fragmentación partidista, donde ninguna fuerza política tiene mayoría como para gobernar en solitario", añade Urquizu. Tampoco hay que perder de vista la influencia del terrorismo de ETA.

Otra de las peculiaridades es que un partido, el Partido Nacionalista Vasco (PNV), siempre ha sido el más votado, aunque no siempre ha gobernado. También, según Urquizu, "la inestabilidad y la incertidumbre".

Pese a las fracturas sociales, en ocasiones, los partidos vascos han puesto de manifiesto con sus actuaciones que se puede pactar, llegar a acuerdos, con algunas cesiones. "En la etapa de gobierno de Ardanza –recuerda Urquizu– esta filosofía está muy presente". En este sentido, los socialistas hicieron una serie de concesiones para favorecer la gobernabilidad. Por ejemplo, cediendo la lehendakaritza en 1987 pese a ser la fuerza parlamentaria mayoritaria

En esta línea, el sociólogo recuerda que, en todos los gobiernos, los socialistas vascos han estado infrarrepresentados "en comparación con los escaños que aportaban".

El Pacto de Estella (1998) da una vuelta de tuerca a la situación. "No sólo agudiza la fractura social existente entre nacionalistas y no nacionalistas, sino que además conduce a una enorme convulsión e inestabilidad política. Para seguir esta estrategia, el PNV acaba cediendo más que los demás y [...] la principal fuerza política beneficiada en el reparto del poder es EA", añade.

La Rioja

José Ignacio Ceniceros

(Partido Popular) gobierna hoy en día La Rioja, uno de los feudos tradicionales del partido de Mariano Rajoy, gracias al apoyo que Ciudadanos le brindó en la investidura. Apoyo sin más, nada de dar entrada en el ejecutivo regional al partido de Albert Rivera. El caso de La Rioja hoy en día es lo que Pablo Simón, en conversación con este diario, califica de "gobierno en minoría monocolor". Pero no siempre ha sido así. Antes de las mayorías absolutas de Pedro Sanz (PP), hubo coaliciones del PSOE con el Partido Riojano Progresista (PRP).

"En algunas comunidades que tienen fragmentación electoral, porque por ejemplo hay ejes nacionalistas o regionalistas, ha habido experiencias de gobiernos de coalición", insiste Pablo Simón. 

Los gobiernos de coalición en La Rioja se dieron durante la II y la III legislatura [entre 1987 y 1995]. Los socialistas habían perdido sus mayorías absolutas y antes de que los conservadores empezaran a enlazarlas, se sucedieron tres gobiernos de coalición: uno del PP con el PRD y dos del PSOE.

La conclusión para este investigador es que el PRD ha ocupado una centralidad clave "conformando gobiernos alternativamente a derecha y a izquierda"

Comunidad Valenciana

Los socialistas acercan posturas con formaciones de izquierda para un Gobierno de coalición en Portugal

Los socialistas acercan posturas con formaciones de izquierda para un Gobierno de coalición en Portugal

La Comunidad Valenciana no ha sido nada representativa en lo que tiene que ver con los gobiernos de coalición. Es más, se trata de un fenómeno casi inexplorado. Sólo permitió gobernar a Eduardo Zaplana entre 1995 y 1999 junto a Unión Valenciana. El caso del apoyo que el CDS dio al socialista Lerma entre 1987 y 1991 no fue técnicamente un gobierno de coalición si se tiene en cuenta que el CDS se comprometió a aportar estabilidad parlamentaria sin entrar en el gobierno.

Las pasadas autonómicas sí que cambiaron la tendencia. El socialista Ximo Puig firmó un acuerdo con Compromís que acabó con los gobiernos de mayorías absolutas del Partido Popular, una formación muy sacudida por la corrupción en esta región.

Esta operación causó un terremoto en el PP. Alberto Fabra, el candidato, anunció que dejaba la presidencia del PP regional cediendo el testigo a Isabel Bonig. Los conservadores confían en que este cambio de caras y un discurso más contundente contra la corrupción acabe por devolverles el poder en las próximas autonómicas. Será ahí cuando se verá si los ciudadanos aprueban el paso dado por Puig.

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