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Corrupción

El PP abandona a Barberá

La exalcaldesa de Valencia Rita Barberá.

"Voy a decir lo que creo y lo que siento. . Rita, eres la mejor. Eres la alcaldesa que se merece Valencia". Otra vez la hemeroteca golpea fuerte. Quien así hablaba era Mariano Rajoy, presidente del Gobierno en funciones y líder del Partido Popular. Y no hace mucho de esto. Era 21 de mayo de 2015, en plena campaña de las elecciones municipales y autonómicas y el jefe de los conservadores arropaba a uno de los referentes de su partido. Era un momento delicado para la ahora senadora. Se había conocido que la Fiscalía iba a investigar si sus gastos de representación y los del ayuntamiento entre 2011 y 2014 eran constitutivos de delito. Y Rajoy, y con él los pesos pesados de su formación, optaron por respaldarla. Es algo que, salvo un giro inesperado de los acontecimientos, no se repetirá ahora. "Todo pinta muy feo y es ella la que tiene que defenderse", señala un miembro de la dirección nacional del PP en conversación con infoLibre.

Aforada por mantener un escaño en el Senado, la Cámara en la que encontró refugio tras perder el consistorio, la exalcaldesa de Valencia es vista por muchos en su partido como la pieza que falta por encajar en la operación Taula. La dirección nacional del PP y la dirección del partido de la Comunidad Valenciana están marcando distancias con ella de una forma inédita. Tan inédita como que el pasado viernes el PP regional, con el total respaldo de Génova, anunciaba la disolución de la formación local y la instauración de una gestora. El PP de la ciudad de Valencia, el feudo de Barberá, desmoronado.

Este lunes, la preocupación cundía todavía más en el PP cuando se conoció que el el Juzgado de Instrucción número 18 de Valencia, iba citar a declarar a todos los concejales, exconcejales y asesores que ya habían sido interrogados por la Guardia Civil en el marco de la operación Imelsa. A todos ellos, medio centenar de personas se les imputa un presunto delito de blanqueo de capitales.

"Agilidad y contundencia"

Ese mismo día, preguntado en rueda de prensa el vicesecretario de Organización del PP, Fernando Martínez Maíllo, subrayó que su partido “es incompatible con la corrupción”. “El PP ha actuado con agilidad y contundencia”, dijo al tiempo que recordaba que se había suspendido de militancia a los detenidos a las tres horas de conocerse la operación y que se emprenderán acciones judiciales contra las personas que hayan podido dañar al partido. ¿Y en el caso de Barberá? Martínez Maíllo no esquivó la pregunta y sostuvo que en el supuesto de tener que actuar, el partido actuaría. "No es una cuestión de nombres", sentenció al tiempo que trasladaba a la propia senadora la tarea de defenderse. “Ha comparecido en algún medio para explicarlo y en el futuro comparecerá en otros medios. Ella tiene, como ya ha hecho, que dar las explicaciones correspondientes”.

En un sentido similar, este martes, el presidente del Gobierno no quiso respaldar a la exregidora. En la rueda de prensa que concedió en la Moncloa señaló que la situación de Barberá "será exactamente igual" a la de cualquier militante.

No pasa inadvertido que todo esto ocurre en un momento muy delicado para los conservadores: con un Ejecutivo en funciones y en plenas negociaciones para la investidura de un candidato. Hasta el propio Rajoy ha salido a asegurar que al partido que preside le faltó "diligencia" contra la corrupción.

Las fuentes consultadas en el partido y en el Gobierno señalan que no hay ningún tipo de consigna ni de argumentario interno que les inste a derivar hacia la propia Barberá cada vez que se les pregunta sobre ella. "Hemos aprendido a base de golpes, de poner la mano en el fuego y quemarnos. Que cada uno dé explicaciones de lo que le atañe", sostiene un dirigente regional. "Además, no sabemos cómo va a acabar", añade. El objetivo último de todos estos mensajes es el de trasladar toda la presión sobre la senadora para que sea ella la que se pronuncie y tome una decisión. Como el PP ha recordado siempre que un caso de corrupción les ha salpicado, el escaño pertenece al parlamentario y no al partido

Villalobos: "Eso es su problema"

El mensaje del lunes de Martínez Maíllo se amplificó el martes en boca de destacados dirigentes del PP, tanto nacionales como de la Comunidad Valenciana. 

Celia Villalobos, vicepresidenta del Congreso de los Diputados, fue preguntada en los pasillos del hemiciclo sobre si Barberá debería dejar su escaño en el Senado tras los avances judiciales que colocan a su gestión en el punto de mira: "Eso es su problema", respondió contundente.

También en la Cámara baja, el portavoz de los conservadores, Rafael Hernando, quiso lanzar el mensaje de que tiene que ser ella, la afectada la que tenga que "dar explicaciones" y tomar decisiones. Además, aprovechó para señalar que lo que se está conociendo estos días sobre Valencia se considera "ilícito penal" es porque en la anterior legislatura se hicieron reformas al respecto.

Rita Barberá, en el punto de mira de la Fiscalía Anticorrupción

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Mientras, en el Senado, el portavoz del PP, José Manuel Barreiro, sostuvo que no había hablado con la exalcaldesa de Valencia sobre este escándalo y remitió a las explicaciones que ella misma dé al respecto. El Grupo Popular tendrá que decidir si vuelve a concederle a la exalcaldesa la presidencia de una Comisión.

Todo esto ocurría el día que el diario El Mundo publicaba que la Guardia Civil investiga una conversación en la que Asunción Barberá, hermana de la exregidora, admitía ante sus colaboradores que fue un error recurrir a los trabajadores para financiar actos de la campaña.

 "Yo saldría y daría explicaciones", respondió Isabel Bonig, presidenta del PP de la Comunidad Valenciana, preguntada sobre qué haría ella si estuviera en la situación de Rita Barberá. Más presión.

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