Elecciones 25S

Urkullu se impone de forma contundente y podrá gobernar apoyándose en el PSE

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Las encuestas no fallaron. El PNV se impuso este domingo en las elecciones al Parlamento vasco y el actual lehendakari y candidato a la reelección, Íñigo Urkullu, tiene garantizada su continuidad en el Palacio de Ajuria Enea. La formación jeltzale, que ha sido la más votada en las once convocatorias electorales hasta la fecha –incluso en 1986, cuando los socialistas vascos les superaron en número de escaños pero se quedaron por detrás en papeletas–, aguanta la entrada de Podemos en el hemiciclo autonómico y cosecha un 37,65% de los sufragios, un resultado que les permite tener en la Cámara de Vitoria a 29 parlamentarios. La formación nacionalista mejora así el resultado logrado en los comicios de 2012, en los que se impusieron con un 34,6% de las papeletas y 27 escaños.

Mucho más disputado estaba el liderato de la oposición en Euskadi. Un segundo puesto al que optaban Elkarrekin-Podemos, que en las generales dio un golpe sobre la mesa en suelo vasco, y EH Bildu, que en 2012 se afianzó como segunda fuerza en el Parlamento autonómico. La formación abertzale aguanta como segunda fuerza más respaldada en las urnas vascas al lograr el 21,23% de los votos y 17 asientos en la Cámara de Vitoria. A pesar de que el partido soberanista ha perdido fuerza en comparación con los anteriores comicios autonómicos, en los que obtuvo el 25% de apoyos y 21 diputados, se mantien firme frente al ascenso de Podemos.

El tercer lugar, por tanto, fue para la opción que encabeza Pili Zabala.El partido morado logra en suelo vasco el 14,83% de los votos escrutados, lo que le permite acceder por primera vez al Parlamento autonómico con 11 diputados. A pesar de ser una buena entrada en la Cámara de Vitoria, Podemos se queda por debajo de las expectativas al no conseguir arrebatar a la izquierda abertzale la segunda posición. Sobre todo teniendo en cuenta que en las elecciones generales del 20D y del 26J fue la fuerza más respaldada –obtuvo el 25,97% y el 29,05% de las papeletas, respectivamente– y que el Euskobarómetro de enero le auguraba una segunda posición con entre 19 y 21 parlamentarios, cerca incluso del PNV.

Los socialistas vascos, por su parte, igualan el peor resultado de su historia en Euskadi en número de diputados –14,21% y 9 parlamentarios en 1980– y siguen encadenando descalabros en suelo vasco. El PSOE, con su candidata Idoia Mendia a la cabeza –cercana al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez– consigue en las urnas un escaso 11,94% de las papeletas, una cifra con la que sienta en la Cámara de Vitoria a 9 diputados. La formación pierde más de siete puntos de respaldo y se deja 7 representantes en comparación con los comicios de 2012, cuando, encabezados por Patxi López, también sufrieron una caída importante: 16 asientos (19,14%), 9 menos que en el año 2009.

Cierra la Cámara de Vitoria el PP, encabezado por el exministro de Sanidad Alfonso Alonso. El objetivo de la formación conservadora era mantenerse estable en un País Vasco en el que no consiguen redefinir su discurso en un contexto en el que ETA ha dejado de matar. A pesar de haber orquestado una campaña electoral con mucho respaldo desde Madrid, el PP se ha quedado en el 10,16% de los sufragios y 9 parlamentarios. Aunque obtiene una representación similar a 2012 –cuando sacó 10 asientos–, la formación sigue así con el retroceso que lleva sufriendo en Euskadi desde las elecciones de 2001, cuando consiguieron su mejor resultado–: sumó 15 asientos en 2005, 13 en 2009 y 10 en 2012.

Hundimiento de PSE y PP

Nunca antes los dos grandes partidos en España habían obtenido tan poca representación. Con estos 18 parlamentarios en conjunto, han quedado relegados a la cuarta y quinta plaza, algo que nunca antes había sucedido. Atrás quedaron los 38 parlamentarios que el PP de Antonio Basagoiti (13) y el PSOE de Patxi López (25) sumaron en las elecciones autonómicas de 2009 para investir por primera vez en la historia a un lehendakari no nacionalista

Durante toda la campaña, el PP ha repetido hasta la saciedad que las elecciones en Euskadi iban a ser importantes para el futuro de España –el propio Alonso lo dejo caer este domingo tras ejercer su derecho al voto–. Vendieron la idea del cambio de cromos, de que si la formación conservadora conseguía un resultado "decisivo" para la continuidad de Urkullu como lehendakari, esto podía facilitar que los nacionalistas cambiasen de postura y acabasen tragando a Mariano Rajoy en Madrid. Finalmente, los resultados de este domingo, tal y como ya pronosticaban todas las encuestas, no convierten al Partido Popular en la pieza indispensable para la investidura del nacionalista. 

El sistema de elección del lehendakari tiene sus peculiaridades. Si bien en primera votación los candidatos que se presenten –que pueden ser varios al mismo tiempo– necesitan mayoría absoluta (38 apoyos), en la segunda sesión, en la que los parlamentarios sólo pueden votar por un nombre o abstenerse, se impone el candidato que más apoyos logre. Teniendo en cuenta que Podemos y EH Bildu suman menos escaños que el PNV, Urkullu podrá mantenerse en Ajuria Enea durante los próximos cuatro años.

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Búsqueda de acuerdos

Sin embargo, la formación jeltzale no tiene mayoría absoluta para gobernar en solitario, por lo que necesitaría el respaldo de otra fuerza. Una suma que da con los socialistas vascos, en los que ya se apoya en ayuntamientos y en las tres diputaciones forales. La incógnita no se despejó hasta el último momento. Un escaño, el de Bizkaia, estuvo bailando en los instantes finales del recuento entre los nacionalistas y EH Bildu. Finalmente, el PNV se lo arrebató a la izquierda abertzale en el territorio histórico por sólo 80 papeletas.

El candidato del PNV a la reelección, Íñigo Urkullu, hizo hincapié durante su intervención tras conocer los resultados en la necesidad de dialogar y se mostró "satisfecho" con las cifras logradas en los comicios. "Espero que los partidos políticos vascos podamos seguir hablando con franqueza y dialogando con espíritu constructivo", señaló. Un diálogo y acuerdo que, según aseguró, "va a seguir siendo necesario". Con el objetivo de "propiciar los acuerdos que doten de estabilidad y fortaleza al Gobierno vasco", el nacionalista aseguró que mantendrá conversaciones "con todas las formaciones políticas".

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