Podemos

Iglesias busca blindar su capacidad de consultar unilateralmente a la militancia de Podemos

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias.

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y su corriente ya tienen negro sobre blanco su proyecto para organizar el partido tras el congreso de Vistalegre II. El equipo Podemos para todas –que engloba a Iglesias y a otros dirigentes como Pablo Echenique, Rafael Mayoral o Irene Montero– presentó este lunes una propuesta organizativa en la que el líder blinda su capacidad de convocar referéndums entre las bases sin consultar con la dirección y en la que, asimismo, busca seguir teniendo la sartén por el mango en lo referente a los nombramientos de su ejecutiva. No obstante, Iglesias también incluye una de las propuestas defendidas con más ahínco por los errejonistas: la necesidad de que una eventual fusión de Podemos con IU sea refrendada por dos tercios de las bases y también de los círculos del partido.

El pablista fue el último de los tres grandes sectores de Podemos en presentar sus documentos organizativo, ético y de igualdad, un día después de que el número dos del partido, Íñigo Errejón, hiciera públicas sus propuestas en este sentido. Precisamente en esos documentos, Errejón planteaba que el secretario general debería perder la capacidad de convocar consultas entre la militancia de manera unilateral, una vía que Iglesias ha utilizado de manera polémica en varias ocasiones, la última para que las bases se pronunciasen sobre el sistema de votación que se utilizará en Vistalegre II. Sin esta prerrogativa, si el número dos de Podemos se hubiera opuesto –como hizo– a convocar esta consulta, Iglesias hubiera tenido que consensuar con los errejonistas las reglas del juego para el congreso.

Errejón plantea que esa competencia pase a ser del Consejo Ciudadano –el máximo órgano entre congresos de Podemos, que se elegirá a través de primarias en Vistalegre II–, pero Iglesias quiere seguir conservándola. Por ello, en su propuesta organizativa, el líder establece que el secretario general podrá "convocar para cuestiones de especial trascendencia una Asamblea Ciudadana de cualquier nivel territorial", lo que le permitiría tanto llamar a las urnas a los inscritos para pronunciarse sobre una cuestión como convocar un congreso municipal o autonómico en el momento en el que lo desee. Esta segunda cuestión genera recelos en algunas direcciones territoriales y en el sector anticapitalista de Podemos. Además de Iglesias, el Consejo Ciudadano también podría convocar estas consultas entre las bases.

Con respecto al nombramiento del Consejo de coordinación de Podemos –su ejecutiva–, Iglesias plantea algunos cambios, aunque seguiría (con este modelo) teniendo la sartén por el mango en lo referente a la elección de su núcleo de confianza. Si en los actuales estatutos es el Consejo Ciudadano el que tiene que ratificar a los componentes de la ejecutiva "a propuesta del secretario general", la iniciativa de Iglesias elimina esa última coletilla y establece únicamente que las personas que integran el Consejo de Coordinación serán "elegidas por el Consejo Ciudadano, de entre sus propios miembros".

Es decir: Iglesias perdería su capacidad de proponer directamente a los miembros de la ejecutiva como secretario general, pero el sector mayoritario en el Consejo Ciudadano –previsiblemente, el suyo– tendría una posición de fuerza con respecto al resto, ya que sería necesaria únicamente una mayoría simple en el órgano para escogerlos, tal y como ocurre hasta ahora. La propuesta contrasta con la que plantean los errejonistas, que establecen la necesidad de que los integrantes de la ejecutiva sean elegidos por una mayoría de dos tercios del Consejo Ciudadano, lo que de facto obligaría a un pacto amplio entre familias.

En su propuesta, Iglesias también propone mantener la actual limitación temporal para los cargos del partido, que establece que una misma persona no podrá desempeñar un puesto interno o público más de ocho o, en casos excepcionales, doce años –Errejón plantea una limitación de seis años que únicamente se aplicaría al secretario general–. En lo que sí coincide Iglesias con su número dos es en establecer una limitación de "una persona, un cargo" para los dirigentes del partido.

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En lo que sí están de acuerdo Iglesias y Errejón es en establecer la necesidad de que una eventual fusión de Podemos e IU sea refrendada por una mayoría cualificada del partido. Por ello, al igual que proponen los errejonistas, el secretario general establece que "en el caso de que los acuerdos de la Asamblea Ciudadana [el congreso del partido] impliquen variar la forma jurídica de Podemos, o cualquier proceso de cambio de naturaleza orgánica con otras fuerzas políticas, será necesario adoptar las decisiones por mayorías cualificadas de dos tercios de las personas inscritas en Podemos" y, además, "dos tercios de los círculos activos". Este último extremo supone una novedad con respecto a la propuesta de Errejón.

La misma previsión se establece para posibles fusiones o cambios en la naturaleza jurídica del partido a nivel autonómico o municipal. Y, a nivel territorial, Iglesias y Errejón también coinciden en su propuesta de incluir en los estatutos que los pactos pre o post electorales de Podemos con otras fuerzas políticas estarán sujetos a la decisión de los militantes del territorio en cuestión. Esta medida –que igualmente plantean los anticapitalistas– supone satisfacer una de las revindicaciones de autonomías como la Comunidad Valenciana, que a partir de Vistalegre II tendrá la capacidad de decidir si concurre o no junto a Compromís a los próximos comicios autonómicos.

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