Debate sobre el 'caso Bárcenas'

El Partido Popular se siente “aliviado” y confía en una “minitregua” de 10 días

Al PP le gustaría que, como ocurre con los estudiantes que aprueban todo en junio, la comparecencia de este jueves de Mariano Rajoy en el Congreso de los Diputados fuese un pasaporte hacia un verano tranquilo. Sin sobresaltos. Una tregua del caso Bárcenas hasta el mes de septiembre, por lo menos. Pero en el partido y en el Gobierno son conscientes de que pese a que el presidente no ha defraudado a los suyos y ha estado a la altura de lo que esperaban –en esto coinciden todas las fuentes consultadas– el mes de agosto puede deparar sorpresas.

De momento, la tregua, salvo que Bárcenas decida irrumpirla antes con nuevas revelaciones, durará poco más de diez días. Los que tarden la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, y dos de sus antecesores, Javier Arenas y Francisco Álvarez-Cascos, en comparecer ante el juez Pablo Ruz en calidad de testigos. Esto ocurrirá los próximos días 13 y 14. "Es una minitregua", explica un diputado.

Pese a que desde Génova insisten en que es una buena noticia porque tanto Cospedal como Arenas van a tener la oportunidad de dar su versión en sede judicial, dirigentes del PP consultados admiten en privado que no es un plato de buen gusto que la cúpula de un partido desfile por los tribunales. "La foto. El problema es la foto y cómo cala ese mensaje en los ciudadanos", reconoce un miembro de la cúpula. "Todo lo que ocurra estos días va a ser mirado con lupa", añade.

Para los suyos, Mariano Rajoy pasó este jueves con buena nota su examen en el Senado. De hecho, no pocos se sorprendieron de que al fin mencionase el nombre de su extesorero y de que dedicase a este escándalo gran parte de su intervención, reduciendo así el tiempo dedicado a hablar sobre economía y regeneración democrática.

"Hemos salido aliviados de un trance que se esperaba muy duro",

admitió a infoLibre un miembro del Gobierno, que vio "tranquilo, contundente, sin miedo y muy seguro" a su jefe.

Todas las fuentes consultadas por este diario señalan que el discurso del presidente fue muy "en clave Partido Popular". Es decir, muy dirigido a sus votantes, militantes y simpatizantes. En las últimas semanas el Gobierno ha contemplado con preocupación cómo su electorado –siempre muy fiel, según presumen– se mostraba en desacuerdo en las encuestas con la gestión que el presidente del Gobierno estaba haciendo del caso Bárcenas. Lo de este jueves puede interpretarse como una forma de volver a tender puentes.

Al respecto, en el partido no ocultan que es posible que hayan quedado preguntas sin contestar, pero consideran que "el grueso" ya está claro. "No va a contestar a cada detalle, pero casi todas las preguntas que había en el aire se dan por contestadas", mantiene un dirigente regional. La misma fuente sostiene que el presidente ha ganado terreno a todos aquellos grupos que querían que acudiera al Parlamento a "dimitir y a admitir su culpabilidad". "Ha hecho todos lo contrario. Ha acudido, sí. Pero para defender su honradez y la del Partido Popular".

Por contra, los conservadores dicen haberse encontrado en frente a un PSOE "sin rumbo y descolocado". "Carente de estrategia". Sostienen que el líder de los socialistas, Alfredo Pérez Rubalcaba, llegó al Senado con todos los cartuchos gastados y ni un solo as en la manga. ¿Por qué? Para el PP, Rubalcaba llegó al Senado pidiendo exactamente lo mismo que lleva semanas pidiendo: que dimita Rajoy. Lo mismo consideran respecto a la amenaza de la moción de censura. Una herramienta con la que los socialistas siguen contando después de haber escuchado al presidente del Gobierno.

Ganada la batalla de la militancia, según entienden en el Gobierno, la principal preocupación ahora es que este mensaje empiece a calar ahora en el resto de la opinión pública

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