Pensiones, salarios e inflación

Albino Prada

En el último año, tanto el Banco de España como el Banco Central Europeo se desentendieron de enfrentar las causas de fondo de la bomba inflacionaria que se estaba activando. Se limitaron a decir que era un asunto momentáneo y sectorial. Asombroso para quienes se suponen los máximos responsables de que la inflación no supere el 2 %.

En lo que llevamos del año 2022 y en todo 2021 el Banco de España parecía no prestar atención detallada y monográfica a estos asuntos, al estar despreocupantemente relajado considerando que, “tras mantenerse elevada en los primeros meses de 2022, se espera que la inflación se desacelere intensamente con posterioridad”. Y con eso, al parecer, tan tranquilos.

Lo que no quita para que, cuando ya estamos cuadriplicando aquella cifra, ahora concentren sus propuestas en evitar que las pensiones y salarios se actualicen de acuerdo con el IPC. Resultado: empobrecer a los pensionistas y al conjunto de los trabajadores para evitar, ahora sí, que la inflación se haga crónica y acelerada.

Antes de, brevemente, intentar descalificar ambas propuestas debo dejar anotadas dos cosas. Que el objetivo de inflación debiera pasar del actual 2% al 4% en toda el área euro, y que cambiar la tarifa marginalista de la electricidad y unos mercados energéticos oligopólicos debieran ser, desde hace meses, dos decisiones impulsadas por nuestros Bancos Centrales para gestionar mejor una, menor, espiral de precios de recursos importados.

Pensiones e IPC

Cuando el Gobernador del Banco de España recomienda que las pensiones no crezcan en función del IPC, cabe suponer que a causa del impacto que tendría en el gasto público, se sitúa en un terreno anticonstitucional y de incitar a un incumplimiento legal. Pues se incumpliría el art. 50 de nuestra Constitución al dejar de garantizarse la suficiencia económica (poder adquisitivo) de los pensionistas, según lo concretó la reciente Ley 21/2021 sobre el particular (que en su artículo 1 obliga a hacerlo por el IPC del año anterior).

Siendo esto lo fundamental hay que añadir varias cosas. La primera que el gobernador fue nombrado de manera agónica por un presidente del Gobierno que al día siguiente se vería obligado a cesar por una moción de censura. Y que, por ello, sorprende que se mantenga en el cargo y se despache con semejantes consejos neoliberales. Aunque puede que ese sea su verdadero papel como presunto técnico “independiente”.

La segunda que ni el gasto en pensiones es causa fundamental del déficit y deuda públicos de España (sí lo es un sistema fiscal muy poco progresivo), que existen opciones para ajustar los ingresos del sistema público de pensiones a la creciente riqueza nacional, y que el Banco de España haría bien en proponer en las reuniones del BCE dos cosas: que una subida de tipos de interés sí estrangulará las cuentas públicas y que el objetivo de inflación debe pasar del 2% al 4%.

Salarios e IPC

No obstante creo que desacoplar las pensiones del IPC es una batalla que forma parte de un objetivo neoliberal más amplio: evitar que los trabajadores pretendan mantener su poder adquisitivo como lo harían los pensionistas

En esto nuestros bancos centrales no hacen sino seguir los consejos “técnicos” de expertos economistas académicos que mientras aún en un informe del año 2021 no consideraban la inflación un reto sustantivo, sintomáticamente, ya desaconsejaban que pensiones y salarios se ajustasen a su evolución (es decir al IPC).

Hacerlo para las pensiones en España sería ilegal y, además, incoherente… pero podría pensarse que al menos así los pensionistas dejarían de ser “privilegiados” respecto a unos trabajadores que no podrán actualizar sus salarios con el IPC. Pero ¿de dónde nace tal imposibilidad?.

De entrada debe anotarse que si la inflación viene causada por un shock de precios de energía a escala global lo que habría que evitar es una inflación mayor a la media europea en nuestro país. Siendo así que actualizar salarios en España con el IPC medio de la UE no nos haría perder competitividad relativa.

Lo segundo es que si la alternativa consiste en que solo se podrán subir salarios en función de la “productividad” (como quieren los empresarios) se está suponiendo intocable algo muy dudoso: que en todas las actividades que no produzcan más riqueza con menos empleo, sean los trabajadores, y no los empresarios o los inversores, los que deben empobrecerse. 

Que el shock externo lo enjuague la mayoría trabajadora con su masa salarial y no los capitalistas con sus rentas no salariales. Justo lo que lleva sucediendo en los dos últimos trimestres en España al crecer a doble ritmo (nominal) las rentas no salariales que las salariales (14 % y 7 %). Digo yo, ¿no sería justo este el momento de que los más no se empobrecieran y los menos –que viven a lo grande- bajasen su opulento nivel de vida?. También en favor de la demanda nacional agregada y del empleo.

Conclusión

Empobrecer, con la coartada de así no acelerar la inflación, a la mayoría (pensionistas y trabajadores) de la ciudadanía de un país no es ni una verdad técnica irrebatible ni inevitable. Forma parte de una ofensiva ideológica y de intereses en toda regla. Algo a lo que nuestros bancos centrales se pliegan un día sí y otro también. Cierto: los mismos que dormitaban mientras nos decían que la inflación iba a ser muy poca cosa y por poco tiempo.

Esta ofensiva neoliberal tiene dos frentes de avance. Primero subordinar a los trabajadores (primero a los del sector privado y luego a los del sector público) para que acepten trabajar lo mismo, o más, perdiendo poder adquisitivo este año 2022, para luego suspender las normas legales y que el conjunto de los pensionistas pierdan al menos lo mismo que los trabajadores respecto al IPC. Lo que se dice igualar por abajo. 

Y, al mismo tiempo, considerar muy justamente pagados a los que se suben el sueldo seis veces más que sus empleados (23 % frente a 4 % en 2021). A ver si nos enteramos de quién manda aquí.

Albino Prada es socio de infoLibre

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