Plaza Pública

Arco 2018: menos mal que #estamosaquí

Eva Fernández del Campo

El miércoles se abría la 37ª edición de la feria ARCOmadrid como cada año, con una bobada nueva. Esta vez, con el enorme y ficticio escándalo causado por la retirada de la obra Presos Políticos de Santiago SerraPresos Políticos, en la que aparecían representados Oriol Junqueras, exvicepresidente de la Generalitat de Cataluña, y los Jordis. La censura ejercida por el director de Ifema y por la comunidad de Madrid, que obviamente carecen de cultura artística, ha servido, una vez más, para los fines del autor de la obra y de su galerista: vender rapidísimamente, a un precio desorbitado y darle una publicidad inaudita a una serie, en mi opinión, bastante floja que de ninguna otra manera hubiera sido fácil colocar. Lo de la censura, además, es un decir, porque las imágenes han circulado por todas partes: en prensa, televisión y en reproducciones en papel, de manera que las hemos visto hasta hartarnos en esta campaña del gran director de márketing que es Serra. También es bastante gracioso leer y escuchar en los medios que es la primera vez que sucede algo así, cuando todos los años tenemos una de estas polémicas tontas, bien sea con Franco metido en una nevera o con algún símbolo religioso… O con cualquier excusa, con tal de no hablar de arte cuando llega la feria.

Con todo esto no quiero decir que me parezca bien la censura, que me parece fatal. Creo en la libertad de expresión y que todo el mundo debería tener derecho a expresar libremente sus ideas en todas partes, solo faltaría. El problema es que el discurso del arte está atrapado desde hace tiempo en el mundo del mercado, que es el mismo que el del poder y este, a su vez, no es solo tremendamente aburrido y heteropatriarcal sino gravemente perjudicial para nuestra salud. El mundo del arte en el que vivimos, con sus ideólogos, políticos, censores ha hecho cosas tan graves como que los niños vayan dejando cada vez más de hacer actividades creativas en la escuela; que nuestros políticos hayan relegado la educación artística de la enseñanza con la excusa de que distrae (será porque realmente esta formación es una de las pocas que nos permite “ver”); que el entorno en el que vivimos sea cada vez más feo, insalubre y sucio; que el mundo sea cada vez más homogéneo y menos creativo, etc. Eso sí que son cosas graves y no las patochadas que se discuten cada año en ARCO y que sirven para distraernos de lo que realmente importa.

Creo que muchas de las mujeres que trabajamos en el ámbito del arte somos especialmente sensibles al delicado momento que vive la creatividad y a las imposiciones a las que está sometida. Posiblemente porque la historia del arte nos ha excluido sistemáticamente de sus discursos, de sus museos y  de sus libros, y siempre hemos tenido que mirar desde la barrera.

El año pasado, según cifras proporcionadas por MAV (Mujeres en las Artes Visuales) sólo el 20% de los participantes en ARCO fueron mujeres y solo 5 de cada 100 artistas fueron españolas. Esto no deja de ser sorprendente cuando hay menos estudiantes de Bellas Artes hombres (solo el 40%).  Este año todavía no contamos con cifras, pero en una primera ojeada, daba la impresión de que el número de artistas mujeres representadas en la feria no era mucho mayor. Su director, Carlos Urroz, afirmaba el otro día en La Vanguardia que había una oportunidad para nosotras en ARCO por nuestra “valía”. Pero está visto que no hemos adquirido suficiente cantidad de la misma (consista en lo que consista eso de la valía).

Yo desde luego he visto este año obras magníficas de grandes artistas españolas de varias generaciones, desde Cristina Iglesias en Elba Benítez a Marina Vargas en Javier López&Fer Francés, Teresa Lanceta en Espacio Mínimo o, en Clorofila Digital, la preciosa escultura Tempestad de Mar Solís proyectando su sombra cambiante sobre una pantalla de luz blanca. Otra gran escultora, Alicia Framis, expone su obra Cartas al Cielo en Juana de Aizpuru y al contemplarla he sentido una gran alivio y reconciliación con el mundo del arte. Cartas al Cielo es una esfera de acero cortén pulido que refleja el entorno en el que se coloca: las nubes, el cielo, los árboles; una esfera brillante que tiene una ranura donde se invita al espectador a introducir mensajes para ser enviados a otro mundo; un buzón poético donde uno puede depositar sus anhelos, sus sueños, sus esperanzas; una pieza que exige la cooperación del público, que invita a los espectadores a dialogar con ella, a revitalizar el entorno donde se vive. Y es que muchas mujeres artistas trabajan de esta manera colaborativa tan interesante, pensando en el colectivo y en cómo mejorar el lugar donde una vive con los suyos. El trabajo en equipo cambia el mundo. Es tarea de todas nosotras hacerlo. Vandana Shiva nos lo recordaba el otro día: estamos en guerra contra nuestra propia estupidez y, para sostener el planeta y las sociedades, las mujeres deberán propagar la habilidad por compartir y cuidar.

El miércoles, de hecho, muchas de las mujeres que exponían en la feria dejaron por un rato sus galerías para sumarse a la acción #estamosaquí  propuesta por la artista Yolanda Domínguez en colaboración con María Gimeno, que reunió a más de sesenta artistas y que tenía como objetivo dar visibilidad a las mujeres artistas en el ámbito de la cultura.

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Llevando una señal roja de geolocalización como las de GoogleMaps sobre la cabeza,  las mujeres recorrieron la feria  de forma tranquila y positiva, brindando la posibilidad a los atónitos visitantes de ARCO para que dialogaran con ellas, intercambiasen opiniones y conociesen su trabajo. Esta acción, a parte de ser una de las pocas cosas divertidas que ocurrieron allí, fue todo un canto a la sororidad; en ella estaban muchas mujeres de La Caja de Pandora, un grupo de trabajo independiente y horizontal, de 3000 mujeres vinculadas al mundo del arte, que ha nacido para quedarse y que se centra en el La Caja de Pandora apoyo, la gestión, la educación, la prevención, los cuidados y los afectos en defensa de la mujer y contra violencia machista en el Mundo del Arte.

El viernes, a las 18, otra de las grandes artistas españolas, Eva Lootz, presentará en ARCO la importante obra Binomio, un diálogo con la científica Margarita Salas que se expone en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas. Se trata de una serie de dibujos fruto del trabajo de dos mujeres comprometidas con la vida, luchadoras, creativas y que han demostrado la función social de su trabajo, la belleza del esfuerzo colectivo y que no dejan ni un solo resquicio a la industria del entretenimiento ni a lo superficial. Estaremos allí. _____________________

Eva Fernández del Campo es profesora de Historia del Arte de la UCM y miembro de 'La caja de Pandora'.

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