Cine español

El cine sobre la crisis, ausente

Maribel Verdú recoge el Goya a la mejor actriz

Una comedia agridulce en clave de musical (La gran familia española)La gran familia española; una historia nostálgica de un profesor en busca de John Lennon (Vivir es fácil con los ojos cerrados)(Vivir es fácil con los ojos cerrados); los problemas de un adolescente rebelde con su familia (15 años y un día); el drama de un asesino de mujeres (Caníbal); y los problemas psiquiátricos de una veinteañera (La herida) componen la lista de las cinco películas que optan al mayor galardón de los Goya que se celebran el domingo. Ni rastro, pues, entre los filmes más importantes del último año de una crisis que afecta a millones de españoles, una crisis que no sólo es económica, sino también política, social, cultural y moral. Dentro de la amplia variedad de géneros que maneja el cine español, una de sus virtudes tradicionales, la ausencia de una visión social clama a los cielos. ¿Por qué no han surgido en España creadores como el británico Ken Loach o el francés Robert Gueridian que han realizado durante años un cine social comprometido y, al mismo tiempo, respaldado por un público fiel?

A primera vista, resulta una paradoja que ese tipo de películas se rodaran y exhibieran entre los años noventa y la primera década del nuevo siglo con títulos tan significativos como Los lunes al sol Los lunes al sol(Fernando León de Aranoa), Flores de otro mundo (Iciar Bollaín) o La caja 507 La caja 507(Enrique Urbizu), cuando la burbuja estaba en todo su esplendor y corría el dinero fácil. También es llamativo que mientras la literatura y el teatro españoles del último lustro han reflejado con dureza y enorme sentido crítico la ruina, la corrupción y los desmanes de este país, el cine se haya mantenido un tanto ajeno. Al menos, el cine de grandes producciones y con amplia distribución comercial.

En cualquier caso, no deja de ser contradictorio que mientras la industria y los dirigentes del cine no cesan (con toda la razón del mundo) de criticar la política del Gobierno hacia su sector o el desprecio abierto (véase la espantada del ministro Wert), las obras cinematográficas no muestren esa terrible realidad en los guiones y en las pantallas. El filón argumental podría calificarse de inagotable en esta España de los desahucios, el paro, las estafas bancarias, la corrupción inmobiliaria, el descrédito de la política o el desmantelamiento de la sanidad y de la educación. Y de la propia cultura y el mismísimo cine. Desde las historias cotidianas hasta el thriller político la actualidad española no deja de ofrecer infinitos guiones.thriller

A juicio de Mirito Torreiro, profesor de Historia del Cine y crítico periodístico, el género social se ha desplazado o bien a los documentales o bien a las producciones baratas o de crownfunding crownfunding y cita una larga lista de creadores que están narrando en imágenes los problemas de la España de hoy como Toni Nievas, Carlos Marcos Marcet, Paco Avizanda, Juan Cavestany o Miriam Pedrero. “Está claro”, señala Torreiro, “que el cine social se ha refugiado en los documentales que sólo llegan a los festivales o a un público minoritario. En los documentales encontramos las películas más guerrilleras o críticas que abordan temas que van desde la emigración a los niños robados pasando por el paro”.

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Entretanto, los responsables de la distribución y de la exhibición, comenzando por el propio presidente de la Academia del Cine, Enrique González Macho, alegan que el público se ha contraído, entre otras muchas cosas, porque la devastación económica impide a muchos potenciales espectadores acudir a las salas. Así las cosas, los pocos espectadores que van quedando también prefieren, en muchas ocasiones, un cine más de evasión que de realismo social. “No es difícil hacer un cine crítico”, apostilla Torreiro, “lo que resulta muy complicado es comercializarlo”.

A las dificultades económicas para exhibir cine en la España de hoy, se añade el componente del miedo a que los proyectos rebeldes sean tumbados y no obtengan la financiación necesaria. La soga tendida por el Gobierno del PP para ahogar al sector, con un letal 21% de IVA; o el menosprecio explícito de un ministro que deja de asistir a los Goya, una de las citas culturales más importantes del año; ponen de relieve el cerco al cine español, en general, y a sus expresiones más rebeldes, en particular. En palabras de la profesora y novelista Marta Sanz, una de las abanderadas de una literatura crítica, “hemos de considerar también que ahora resulta mucho más difícil filmar películas por las dificultades industriales. No digamos las que pretenden mostrar los aspectos más terribles de nuestra situación de crisis y de saqueo de los servicios públicos”.

Mientras tanto los aficionados españoles echan de menos que alguien les cuente en clave de Margin call o de El lobo de Wall Street Margin callEl lobo de Wall Street(dos películas estadounidenses de referencia sobre el crack financiero) lo que ha pasado, lo que está pasando en España. Los guiños, las bromas y las denuncias sobre la crisis que devasta al país entero, incluido el cine, estarán muy presentes el domingo en el escenario de los Goya. Como ya ocurriera el pasado año con las intervenciones de las actrices Maribel Verdú y Candela Peña, entre otras. No es para menos. Pero esa indignación, esa rebeldía del sector no se está plasmando en las películas. Al menos en las dirigidas a un público mayoritario. Una paradoja más en los tiempos que corren.

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