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Cine español

Una generación de directores noveles y talentosos

Una generación de directores nóveles y talentosos

Cuenta Daniel Guzmán que el germen de su ópera prima, A cambio de nada, está en la capacidad creativa que desarrolló como hijo único que sólo contaba con su propia imaginación para pasar las tardes. “¡Yo también fui hija única!”, exclama Leticia Dolera, “tenía amigos invisibles, hacía programas de radio con los casetes e interpretaba diferentes voces. Es curioso porque se me daba especialmente bien imitar a Jordi Pujol”. Ambos están nominados, junto a Dani de la Torre (El desconocido) y Juan Miguel del Castillo (Techo y comida) en la categoría de mejor dirección novel en la 30ª edición de los premios Goya, que se celebrarán el próximo sábado, día 6. Entre estas cuatro películas, suman un total de 20 candidaturas, desde mejor actor y actriz protagonista –Luis Tosar, por El desconocido, y Natalia de Molina, por Techo y comida-, hasta categorías técnicas como la de montaje, donde está nominado el primer largometraje de Leticia Dolera.

Sus propuestas cinematográficas son totalmente dispares, pero comparten cierto trasfondo de denuncia social. Así, oscilan desde la comedia romántica de Leticia Dolera -siguiendo el estilo indie de obras como Juno o 500 días juntos- acerca de una treintañera frustrada; al sobrecogedor drama de Techo y Comida, donde una madre soltera que lleva varios años en paro tiene que afrontar un desahucio. Quizás una de las grandes sorpresas de esta edición, haya sido el debut de De la Torre (Monforte de Lemos, Lugo, 1975) con El desconocido, un trepidante thriller con la estafa de las preferentes de fondo y que cuenta con ocho nominaciones. “Quise estudiar cine, pero en mi familia pasamos una época complicada y no pude hacerlo, así que me metí en un ciclo de formación profesional”, explicó el director en un reciente encuentro en la Academia de Cine.

De la Torre ha desarrollado su carrera en la televisión autonómica de Galicia, donde trabaja como técnico y para la que también dirigió una miniserie. Sin embargo, eso no ha sido cortapisa para que en su ópera prima haya contado con un elenco de lujo, con actores de la talla de Luis Tosar y Javier Gutiérrez como personajes protagonistas; o Elvira Mínguez, con un papel secundario que le ha valido la nominación a mejor actriz de reparto. “Tosar se incorporó al proyecto cuando era una sinopsis, pero paralelamente a la productora, yo hablé con él, le dije que era mi sueño trabajar con él, y conseguí que leyera la sinopsis de la película”, cuenta, “el resto fue cosa de casting. Tenía más dudas con los niños, fue un quebradero de cabeza porque ninguno sabe cómo van a funcionar y para los chavales era su primera película”.

Dolera y Guzmán, de la actuación a la dirección

Leticia Dolera (Barcelona, 1981) era un rostro conocido del cine y la televisión antes de debutar como directora. Actualmente, se la puede ver en la serie de Antena 3 Bajo sospecha y ha participado también en la película de Paula Ortiz, La novia, una preciosa adaptación cinematográfica de Bodas de sangre. “Era la típica actriz que siempre llevaba la cámara a los rodajes y luego hacía el making of”, explica Dolera, “hice tres cortos, cada uno muy diferente y me fui enamorando más del cine, desde el guión, desde cada plano… y cuando me puse a escribir el cuarto corto me di cuenta de que necesitaba más espacio y así apareció mi primer largometraje”. Requisitos para ser una persona normal está nominada en tres categorías, entre ellas, la de mejor actor revelación (Manuel Burque).

Su comedia romántica narra la historia de María de las Montañas, una joven sin trabajo que tiene que volver a casa de su madre y se esfuerza por conseguir tener todas condiciones que tiene una persona estándar, según la propia María de las Montañas: un trabajo, una casa, vida familiar, vida social, aficiones, una pareja y ser feliz. Plagada de tonos pastel, el sentido del humor transita por toda su ópera prima gracias al personaje que interpreta Burque y al suyo propio. Para dirigir y actuar a la vez, Dolera pidió consejo a una de las pocas personas que hacen lo mismo en España, Santiago Segura, quien le recomendó encarecidamente que lo hiciera.

Cuatro noveles muy curtidos para el Goya

Cuatro noveles muy curtidos para el Goya

Por su parte, Daniel Guzmán (Madrid, 1973), que ya había trabajado como actor y en 2003 ganó un Goya por su corto Sueños, decidió iniciarse en la dirección con una historia muy personal, A cambio de nada, con la que también está nominado, entre otras categorías, a mejor guión original. “Tenía mucho reparo a la hora de ponerme a escribir, me daba mucho respeto. El corto me salió muy rápido, pero para la película tardé 10 años”, reconoce Guzmán, a la vez que hace hincapié en lo difícil que fue enfrentarse a su propia historia y la de su familia a la hora de escribir el guión. De esta manera, no falta quién le pregunte por ciertos aspectos concretos de la cinta que ponen al desnudo la vida privada de su círculo más íntimo. “Siempre respondo que es una licencia poética”, dice entre risas. Al hilo de la película, Guzmán recuerda su problemática infancia y la respuesta de su familia cuando dijo que quería ser actor: “Me apoyaron porque vieron que era una manera de canalizar mucho [mis problemas]”. “Mi abuela me dijo: 'Dani, muy bien, hijo, si quieres ser actor, muy bien. Pero busca otro trabajo por si acaso”.

Algunas de las escenas de A cambio de nada fueron rodadas en los mismos sitios donde pasaron las historias reales en las que se inspira Guzmán. Una primera intención que a veces se complicó un poco, pero que resolvió con el sentido del humor que le caracteriza. “¿Cómo me iban a dejar rodar en el instituto del que me echaron tantas veces para hacer una escena en la que el niño se va de clase? Pues le propuse un cameo al director del centro en la película y así lo solucioné”.

Los tres directores que participaron en el acto organizado por la Academia de Cine -Dolera, Guzmán y De la Torre- se mostraron muy satisfechos con los éxitos y la repercusión que hasta la fecha han conseguido sus primeros largometrajes. “Un día me llamó la directora de mi banco. Me dijo: ¿Dani de la Torre? Sí, soy yo ¿pasó algo? No, es que vi tu película y mi marido también es director de otra sucursal y lo hemos pasado muy mal. Pero que sepas que no sabíamos nada de las preferentes”, relató entre las risas de los asistentes. Guzmán, concluyó asegurando que para él la nominación de su abuela, Antonia Guzmán, de 93 años, a mejor actriz revelación ya lo consideraba “el premio de verdad”.

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