Debate del estado de la nación

Rajoy esconde todos los asuntos polémicos

Yolanda González / Juanma Romero

Recurriendo al término empleado por el propio presidente del Gobierno para criticar al líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, Mariano Rajoy vendió este martes en su segundo debate del estado de la nación como líder del Ejecutivo una "ensalada" de cifras y de titulares de periódicos. Cifras, para ilustrar recuperación. Esa recuperación de la que llevan meses hablando desde La Moncloa y desde el Partido Popular y cuya máxima expresión, la creación de empleo, sigue siendo una asignatura pendiente. Y titulares: los de hace un año, cuando todo pintaba mucho peor económicamente, frente a los de hoy en día, cuando, en palabras de los conservadores, ya se ve la luz al final del túnel.

Ambos elementos, las cifras y los titulares de periódicos, convergían en lo mismo: economía. Y dejaban una serie de agujeros, fundamentalmente en lo que se refiere a lo humano, a las personas. Así se lo recordaron a Mariano Rajoy en sus intervenciones todos los líderes de los partidos de la oposición que este martes subieron a la tribuna del hemiciclo del Congreso de los Diputados. Así, poco o nada abundó el presidente del Gobierno en asuntos como el aborto, las políticas sociales, la inmigración, el IVA cultural, los casos de corrupción que afectan a su propio partido o el fin del terrorismo. Y aunque habló mucho de Cataluña, no desveló nada sobre su hoja de ruta tras el desafío soberanista de Artur Mas. Se trata de temas, no obstante, que marcarán la agenda política de los próximos meses. Y Rajoy lo sabe. El 25 de mayo se celebran elecciones europeas y esos mismos temas que el presidente silenció serán, sin duda, los ejes de esta campaña que servirá al partido de Gobierno como termómetro definitivo de la aceptación de sus políticas. 

Tras esta estrategia está el convencimiento de Rajoy de que será la economía, la radiografía que pueda facilitar a los españoles al final de la legislatura, la que le aupará o no a una nueva legislatura como presidente del Gobierno. No es por ello de extrañar que, ante las constantes apelaciones de la oposición a pronunciarse sobre algunos de los asuntos mencionados, el presidente respondiese con la misma retahíla de cifras que ya había expuesto en su primera intervención. Es costumbre del presidente fijar en su propio diccionario una serie de términos tabú, como si el hecho de no pronunciarlos o no referirse a ellos significase que no existen. Así ha ocurrido en fechas no muy lejanas con el nombre de su extesorero, ahora encarcelado, Luis Bárcenas. O con la palabra "aborto" una vez que comprobó que había errado eligiendo el momento para iniciar los trámites de esta reforma.

Precisamente, sobre el anteproyecto de ley de reforma de la ley del aborto que el ministro Alberto Ruiz-Gallardón llevó al Consejo de Ministros el pasado 20 de diciembre, lo único que se le escuchó al presidente este martes fue que su Gobierno tiene intención de aprobarla. Sin más datos. Sin más pistas de si mantendrá firme su intención de acabar con el supuesto de malformación fetal. Cuando Rajoy pronunció esta palabra en el debate sobre el estado de la nación ya habían pasado muchas horas de su intervención inicial. Fue en su réplica al portavoz de IU, Cayo Lara. Cuentan en el PP que no quiso hacerlo en respuesta al socialista Pérez Rubalcaba para que el líder del principal partido de la oposición no se apuntase ese tanto.

Este miércoles, el presidente de Gobierno tendrá la oportunidad de dar respuesta a otros grupos. Las fuentes consultadas, no obstante, no creen que se guarde un as en la manga con esta reforma haciendo algún anuncio que sirva para calmar tanto a la oposición como el fuerte malestar interno existente en las filas conservadoras. 

Las políticas sociales fueron también las grandes perdedoras en el discurso del presidente del Gobierno. Así, las menciones expresas a la sanidad, a la educación y a las políticas de dependencia brillaron por su ausencia. Al respecto, Rajoy se erigió en garante del estado de bienestar. Lo mismo hizo en lo que tiene que ver con las medidas anticorrupción. En este caso, se curó un salud y, ya desde su intervención inicial, sacó pecho del paquete de medidas anticorrupción que su Ejecutivo ha vendido ya una decena de veces, y cuyo grueso pasó por el Consejo de Ministros del viernes pasado. Lo que no hizo fue asumir que esas medidas están ideadas como una especie de vacuna para frenar nuevos casos Gürtel y Bárcenas, Gürtel Bárcenasdos de los temas que más han consumido el tiempo de debate en la Cámara baja durante el último año.

Más solemnidad, pero sin hoja de ruta clara

Rajoy no quiso perder la oportunidad en su intervención inicial de marcar los límites al desafío soberanista de Artur Mas: ley y Constitución. Son los mismos elementos que siempre menciona, pero en esta ocasión lo rodeó de más solemnidad. Incluso dejó en el tejado de los nacionalistas catalanes la pelota de una reforma constitucional. No pocos de los diputados interpretaron esta oferta como una "trampa". Y es que cada vez que al Gobierno o su partido se le ha planteado la posibilidad de una reforma de la Carta Magna la respuesta ha sido la misma: no existe el consenso necesario en los grupos políticos.

Intentando que el presidente del Gobierno fuese un poco más allá de su tono solemne y tomándole la palabra de su disposición al diálogo, desde CiU, Josep Antoni Duran i Lleida invitó a Rajoy a poner una fecha y una hora a una entrevista con el presidente de la Generalitat.

En el Ejecutivo responden que ni en los últimos días, ni siquiera en el debate, ha cambiado nada para que Rajoy tenga que recibir o reunirse con Artur Mas. Apuntan a que el president sabe perfectamente que el referéndum es imposible. Por ello, interpretan las palabras de Duran como un gesto "de cara a la galería", a su electorado. "Si quiere reunirse con Rajoy que cuente el contenido de lo que quieren hablar, las propuestas concretas que van a llevar y que sepa que su planteamiento inicial es equivocado", sostienen desde La Moncloa.

Si el primer tanto parlamentario en contra del plan de Mas se lo llevó la semana pasada UPyD al proponer una iniciativa a cuyo rebufo tuvo que sumarse el PP, en este debate volvió a ocurrir algo similar en lo relacionado con el fin del terrorismo. El líder del Ejecutivo no hizo una sola mención al terrorismo ni a las víctimas del terrorismo en sus primeras palabras. Fue en respuesta a Rosa Díez cuando tuvo que verbalizar su defensa de las víctimas. Este ha sido siempre uno de los pilares del Partido Popular.

Rajoy, ante el espejo de los suyos

Dirigentes del PP consultados por infoLibre, no ocultan que la primera intervención de Mariano Rajoy pudo haber parecido fría. El presidente hiló dato tras dato para dibujar un panorama más alentador que el año pasado. En su entorno subrayan que es lo que tocaba después de dos años pidiendo sacrificios a los españoles y después de que el pasado abril, en la presentación del plan nacional de reformas remitido a las autoridades europeas, la principal idea que caló en los ciudadanos, por un error de estrategia del equipo de Presidencia, fue que el Gobierno había tirado la toalla.

En el partido y en el Gobierno aseguran que el objetivo del presidente del Gobierno en su segundo gran examen de la legislatura en el Congreso era trasladar la idea de que "España avanza". Y que este objetivo ha sido cumplido "con creces". Junto a esta idea está la de no ocultar que queda mucho, pero también la de hacer llegar a los ciudadanos que aquellos que hoy en día niegan los avances reman en contra. De ahí, que Rajoy acusase en más de una ocasión al líder de la oposición de hacer un discurso "apocalíptico".

A juzgar por las fuentes consultadas, Rajoy puede darse por satisfecho de la forma en la que caló su discurso puertas adentro del partido. Los suyos alababan que el presidente hubiese apuntado a "medidas concretas" y también se hubiese atrevido a "parar los pies" a quienes sólo venden "catastrofismo".

Pasadas las europeas, serán los barones y los alcaldes conservadores los que primero se sometan al examen de las urnas. Por tanto, el temor a que sean los primeros en pagar en sus propias carnes las reformas y recortes del Gobierno es recurrente.

"El hecho de que el presidente haya explicado, con cifras en la mano, que la recuperación se está produciendo nos da argumentos para contar en nuestros pueblos y ciudades que lo peor ya ha pasado. No es lo mismo un presidente derrotado que un presidente que defiende y da la cara por las medidas adoptadas", señala un destacado dirigente conservador.

A lo largo del día, los presidentes autonómicos de Madrid, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Aragón, La Rioja, Extremadura o Cantabria desfilaron por la tribuna de invitados del Congreso de los Diputados para escuchar las intervenciones de su jefe de filas.

Más sobre este tema
stats