Elecciones 20-D

Rivera evita la autocrítica sobre su mal resultado en Cataluña y pone toda la presión sobre el PSOE

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, a su llegada a la rueda de prensa.

Escasa autocrítica sobre el resultado en sus primeras elecciones generales y presión al PSOE para que mueva ficha ante el complicado reparto fuerzas que salió de las urnas este domingo. Estas fueron las dos ideas fuerza en las que el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, basó su primera rueda de prensa tras el 20-D.

El candidato de la formación emergente le pidió a Pedro Sánchez "responsabilidad y sentido de Estado" y le apremió a decidir "si va a bloquear la legislatura e intentar gobernar con ocho partidos, entre ellos, algunos que piden la secesión de Cataluña". Es decir, pidió al PSOE –como va a hacer Ciudadanos– que se abstenga en la segunda vuelta de la sesión de investidura y permita así que Mariano Rajoy siga siendo presidente del Gobierno.

Rivera no quiere elecciones anticipadas, un escenario que podría producirse si los socialistas, tal y como anunció este lunes su secretario de Organización, César Luena, votan 'no' a que Rajoy revalide un segundo mandato en La Moncloa. De hecho, preguntado por si otros comicios favorecerían o perjudicarían a su partido, Rivera se limitó a responder con un "no lo sé". Sí reiteró que nunca votará a favor de un gobierno en el que esté Podemos y rechazó hacer suposiciones sobre un hipotético cambio de postura de su formación en el caso de que el partido de Iglesias y el resto de marcas con las que concurrió este 20-D renunciaran a poner como condición para votar a favor de investir a Sánchez como presidente la realización de un referéndum en Cataluña. 

La formación de Rivera cosechó este domingo un resultado notable pero que no cumplió las altas expectativas generadas por las encuestas en los últimos meses: 40 diputados, un 13,93% de los votos y representantes en 26 de las 52 circunscripciones. El candidato admitió que, como siempre que se sale a jugar, se producen errores, aunque no los enumeró. Sí anunció que había encargado a sus principales colaboradores la elaboración de un informe de análisis de la campaña cuyas conclusiones espera que estén para después de las vacaciones navideñas. 

Especialmente limitado fue el resultado en Cataluña, donde sacó 489.503 votos, casi 247.000 menos que en las autonómicas de hace tres meses, en las que Ciudadanos se convirtió en la segunda fuerza del Parlament y la primera en el bloque no soberanista. Ahora ha quedado en quinto lugar, por detras incluso del PSC. Rivera atribuyó a la influencia de la ley electoral haber conseguido sólo cinco representantes en esta comunidad y señaló que, según sus cálculos, con un 1 o 2% más de votos sí habría llegado hasta los ocho escaños sumando tres adicionales en Girona, Lleida y Barcelona. 

Madrid, el gran feudo

El resultado de las elecciones del 20-D consagra a la Comunidad de Madrid como el principal granero de votos de Ciudadanos. La formación emergente obtuvo en esta circunscripción su mejor porcentaje de votos: el 18,80%. Se situó en tercera posición a sólo dos puntos de Podemos, que quedó en segundo lugar, y envió al PSOE al cuarto peldaño. En total, 676.389 madrileños escogieron este domingo la papeleta de Ciudadanos, lo que sirve a los de Albert Rivera para enviar siete representantes al Congreso. El 14% de los votos de la formación naranja en todo el país salieron de la comunidad madrileña. 

Ciudadanos ya se estrenó con buen resultado en Madrid en las autonómicas y municipales del pasado mayo. De hecho, sus 17 diputados autonómicos le sirvieron al PP para alcanzar la mayoría absoluta y perpetuarse en el poder. Sus electores parecen ahora haber avalado en las urnas este acuerdo. La formación emergente también quedó en una notable posición Aragón, donde prácticamente duplicó el resultado de las autonómicas de mayo. De hecho, su tercer mejor resultado lo obtuvo en la provincia de Zaragoza, donde logró hacerse con el 17,81% de los votos. 

Murcia, tradicional granero de votos del PP, también fue una buena plaza para Ciudadanos. El 17,67% de los electores murcianos respaldaron al partido de Rivera, que enviará al Congreso dos representantes por esta circunscripción. La formación emergente también está fuerte en Castilla y León, donde obtuvo más del 15% de los votos en todas las provincias menos en León, Palencia y Zamora. No obstante, sólo logró conseguir escaño en Valladolid, Salamanca y León. En la Comunitat Valenciana, también feudo tradicional del PP, Ciudadanos mejoró sus resultados respecto a las autonómicas de mayo al obtener 423.556 votos, un total de 117.160 más que en aquellos comicios. 

La batalla por el cambio 

Estos comicios también fueron la constatación de que, al menos por el momento, Pablo Iglesias ha ganado a Rivera la batalla por encarnar el cambio político. En la última semana de campaña el líder de Ciudadanos se empleó a fondo en sus críticas contra Podemos –partido al que ve incapaz de abrir "un espacio de diálogo tranquilo"– e insistiendo en que la renovación que "necesita" España llegaría "por el centro y no por los extremos". Pero no parece haber conseguido que calara ese mensaje.

De hecho, Ciudadanos sólo supera a Podemos en número de sufragios en nueve de las 52 circunscripciones: Guadalajara, Valladolid, Salamanca, Albacete, Almería, Toledo, Segovia, Ávila y Melilla. En las tres últimas, a pesar de estar por encima del 15%, C's no obtuvo representación. Preguntado por este tema en rueda de prensa, Rivera se limitó a decir que "el cambio tiene dos caras" y que él sí siente que su partido forma parte de ese "cambio".

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La implantación nacional, uno de los retos de C's en estos comicios, tampoco será completa. Ciudadanos enviará representantes al Congreso por 13 comunidades autónomas. Se quedarán fuera del Parlamento los candidatos de cuatro autonomías: Extremadura, Navarra, País Vasco y La Rioja. Euskadi es la comunidad en la que Ciudadanos obtuvo un peor resultado: el 5,86% de los votos en Araba, el 3,83% en Bizkaia y el 3,72% en Gipuzkoa. En Navarra sólo logró hacerse con el 7,05% de los apoyos. Unos registros que no resultan muy extraños teniendo en cuenta la posición tan beligerante que ha mantenido la formación naranja en ambos territorios, al mostrarse partidario de cambiar el modelo que rige su relación fiscal con el Estado. 

Limitada es también la implantación del partido naranja en Galicia, donde no llegó al 10% de los votos en ninguna de las cuatro circunscripciones, aunque sí consiguió enviar al Congreso un representante por A Coruña. También en Extremadura –donde mejor resiste el viejo bipartidismo– el partido naranja firmó unos datos pobres: el 11,40% de los votos en Cáceres y el 11,35% en Badajoz.

En Castilla-La Mancha obtiene un dato notable en Guadalajara, con el 18,06% y un diputado. Se queda por debajo del 15% en Albacete y Toledo, aunque consigue enviar un escaño por cada una de estas circunscripciones. En Ciudad Real y Cuenca no supera el 13% y se queda sin representación. 

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