LIBREPENSADORES
Ayuso sigue controlando la agenda
El 16 de febrero de 2022 finalicé el texto que se acompaña, que se iba a titular “Hasta cuándo controlará Ayuso la agenda”.
El artículo estaba motivado por la preocupación ante el control absoluto de la agenda política, y sobre todo mediática, por parte de la Comunidad de Madrid, y las consecuencias de ello. Los hechos del 17 de febrero no cambian sustancialmente lo que se comentaba el 16 de febrero, por lo que envío a infolibre, Librepensadores, el mismo texto, añadiendo un comentario final:
Ezra Klein en su libro ¿Por qué estamos polarizados?, dice que “en un ambiente impulsado por la identidad y la pasión, los candidatos identitarios que despiertan las pasiones más fuertes tienen una ventaja. Pueden despertar esa pasión a través de la inspiración como hizo Obama, o mediante el conflicto como hizo Trump: lo que no pueden hacer es ser aburridos”.
En las elecciones a la Comunidad de Madrid de mayo de 2021, hubo claramente un aburrido, ningún inspirador y una seguidora aventajada del método Trump que fue la ganadora de las elecciones. ¿Y qué hizo Trump, según Klein?: "Es un maestro en sembrar conflictos identitarios en las redes sociales. Convierte en armas la indignación, las ofensas y las señas de identidad para alcanzar una proporción de la cobertura política desconocida en la era moderna. Privó a sus competidores del oxígeno mediático necesario para que se oyeran sus propios mensajes y ¿ cómo sacas a Trump de las encuestas si no puedes pronunciar una palabra?".
Una de las claves del triunfo de Ayuso, según la politóloga Verónica Fumanal, fue el control de la agenda, marcar los temas y el marco de la competición. Tal control de la agenda ha continuado por lo que se va a exponer.
En la izquierda no sólo no hubo inspiradores, sino que uno de los candidatos proporcionó a la derecha un arma de réditos seguros: un enemigo en quien concentrar los odios . “Gran parte del voto nace de un impulso negativo, de un odio visceral que impulsa a ir a las urnas para castigar a alguien”, recuerda David Trueba en su divertida y sustanciosa novela Queridos niños.
Lógicamente, el odio se había ido preparando poco a poco en una campaña sostenida hasta que los votantes de la derecha y extrema derecha vieran en el candidato de Podemos el origen de todos los males.
Identidades y valores
Como ha señalado el mismo Klein, la identidad es más poderosa que las posiciones sobre temas concretos para producir polarización o, como señala Gutierrez Rubí, encontrar valores compartidos es más relevante que reconocer intereses colectivos, o como recuerda David Trueba, “mis queridos niños votan más en función de su identidad y de sus valores que de sus intereses”.
¿Y qué identidad y valores promovió e hizo que se convirtieran en emociones arrolladoras la presidenta de la Comunidad de Madrid? La pandemia le puso en bandeja una situación única que supo aprovechar.
Según el politólogo Alain Acevedo, existía ya en Madrid una hegemonía cultural del PP: el mito americano a la madrileña, somos libres, podemos prosperar y da igual de donde vengas.
Este mito se había ido consolidando desde Esperanza Aguirre y el equipo de Ayuso lo ha articulado políticamente a partir de la pandemia: Madrid ofrece un modo de vida atractivo, libertario, todo lo contrario a la inquisición y el control que propone la izquierda, según este esquema.
Nada de hablar de gestión, de problemas concretos, ¿cómo defender una gestión inexistente desde 2019, ni siquiera la prometida bajada de impuestos?
Los valores que el programa de Ayuso defiende son los valores occidentales que la izquierda quiere abolir, según nos recordó en su discurso en Valladolid, en la campaña de las elecciones castellano leonesas. La izquierda es amoral, quiere destrozar la educación, solo trae pobreza, quiere erosionar la iglesia.
Un discurso del gusto de la derecha y extrema derecha que podrían asumir muchos simpatizantes del PP y sin duda sobre todo de Vox .
La separación neta de identidades del proyecto de Ayuso, o libertad o comunismo, o nosotros o ellos, es absolutamente polarizadora. Ahora sabemos lo que hay dentro de su concepto de libertad, pero en las elecciones de mayo de 2021 fue utilizado en un contexto de pandemia de forma muy inteligente.
A una población angustiada se le habló, por parte de la derecha madrileña, de poder hacer lo que le viniera en gana, de cañas, de bares abiertos. Sin duda, buena parte de la población no quería angustiarse más oyendo hablar de muertes, de responsabilidades. También quería conservar o recobrar su trabajo, y la hostelería abierta y promocionada se convirtió para algunos en una realidad y para otros en un símbolo del trabajo asegurado.
A muchos les pareció más prometedor tener los bares abiertos que el hecho de que 3,5 millones de trabajadores conservaran su trabajo gracias a los ERTE, gestionados por el gobierno central, social-comunista. Nadie en este Gobierno ha sabido vender este dato de forma adecuada y tampoco los partidos de la coalición en la Comunidad de Madrid.
Las percepciones son lo que permiten cambiar la intención de voto de una persona indecisa , dice Xabier Peytibi en su obra Las campañas conectadas. No hay duda de que la campaña del PP hizo percibir a muchas personas en la Comunidad de Madrid que la realidad era la que contaba Ayuso, por mucho que los datos objetivos y de gestión, de la que no se habló, desmintieran esas afirmaciones.
Quizá Ayuso tuvo un asesor o asesores iguales o parecidos a Basilio, El Hipopótamo, el protagonista de la novela de David Trueba, Queridos niños; parece que sí, dado el desarrollo de la campaña permanente de la presidenta, y su control de la agenda.
“La campaña consiste en ocuparlo todo”, le dice Basilio a Amelia, la aparentemente tímida candidata de Los Cuervos: “No está permitido dudar, no está permitido decir la verdad, no está permitido rectificar”, añade.
Y así está siendo en la campaña permanente ayusina. Desde su elección, la presidenta ocupa todo el espacio, todos los días; ya sea porque estrena unas zapatillas, o viste un traje de conductora de coche de carreras o por cualquier otro nimio detalle ocurrido en seudo eventos diseñados para ella. Se comenta, se critica la última ocurrencia, opinión, insulto o provocación, y la izquierda política y sociológica siempre cae en ésta.
Cuando insulta, consigue dos objetivos: contentar a su parroquia (a mis queridos niños el insulto es parece un acto de valentía) y, en segundo lugar, logra la descalificación y la burla del rival (una disciplina que hay que saber ejecutar con maña).
Calificando de errores los abusos de los pederastas de la Iglesia católica, y apelando a continuación a las buenas acciones de ésta, consigue que muchos bienpensantes horrorizados clamen que no es error sino delito, con lo cual sus palabras se amplifican hasta el infinito y, además, envía un mensaje a sus simpatizantes católicos que también piensan que fueron pecadillos y que todas estas denuncias sólo buscan desprestigiar a su iglesia.
En cada intervención provoca al contrario que cae en la trampa y cuida a los suyos.
Hasta ahora, la izquierda madrileña no ha logrado revertir esta situación. Pese a que está trabajando con más empeño que en la campaña, hay que reconocer que el dominio sigue siendo de la presidenta. Es responsabilidad de los partidos definir y ejecutar la estrategia adecuada.
Para los ciudadanos, Ezra Klein ofrece una serie de consideraciones en el capítulo 10 del libro citado titulado Manejar la Polarización y a nosotros mismos. Algo podemos hacer en la desactivación del control expuesto, al menos no contribuir a la difusión de las provocaciones.
A partir del 17 de febrero
Los hechos del 17 de febrero de 2022, demuestran que Ayuso y sus asesores siguen controlando la agenda. Ellos han sido, según todos los indicios, quienes han provocado la ruptura con el PP, para tapar el asunto de la corrupción ligada a la presidenta. Y van a intentar seguir controlándola.
Sin embargo, e independientemente de la deriva política que tome el PP, Ayuso y Vox, se abre una oportunidad para la desactivación del control citado. Se puede obligar a la presidenta a hablar de algo que le horroriza: de gestión y de responsabilidades, de rendición de cuentas: de los contratos a dedo, su coste y beneficiarios, de las muertes en las residencias, de políticas sociales, de los efectos de las cacareadas bajadas de impuestos.
Partidos y ciudadanos tenemos un papel en acabar con la política de la propaganda y los insultos, de ofrecer políticas para todos los ciudadanos en lugar de polarización.
Julián Lobete Pastor es infoLibre