La relevancia de la integración académica entre América Latina y la UE

Francisco Aldecoa Luzárraga

En 1987 el Comisario español Manuel Marín puso en marcha, por primera vez, el programa Erasmus. Al principio, tuvo algunas resistencias en varios países, y en algunos sectores. Sin embargo, casi 40 años después, el proyecto tiene una enorme vitalidad y está creciendo año a año, siendo uno de los factores que más están favoreciendo la integración europea. Erasmus fue el primer paso en la creación del Espacio Europeo de Enseñanza Superior (2008) en donde, hasta ahora, América Latina y el Caribe están prácticamente fuera.

El día 30 y 31 de enero, tuve oportunidad de estar en la Universidad Nacional de Costa Rica, participando en el XII Seminario Preparatorio para la VI Cumbre del Foro Académico Permanente América Latina y el Caribe, donde nos reunimos un centenar de académicos, investigadores y autoridades universitarias de ambas regiones, Europa y América Latina y el Caribe, con objeto de impulsar un acuerdo de integración académica, como marco institucional para la creación de un espacio común de educación superior, ciencia, tecnología e innovación. 

Este proyecto fue iniciado hace 12 años por la comunidad académica, en una reunión que tuvimos en Santiago de Chile, a la vez que la I Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) y la Unión Europea, en 2012. Hay que recordar que la comunidad académica América Latina y el Caribe (ALC) – Unión Europea comprende a 50 millones de estudiantes de educación superior y a más de 3 millones de profesores. Es una masa crítica, intelectual común muy relevante, y un pilar académico estratégico para enfrentar los desafíos globales. Esto tiene que ser un factor de impulso de cara a la nueva cumbre UE- CELAC, a celebrar en Bogotá el próximo septiembre, que será a su vez la X Cumbre ALC-UE. 

El objetivo de esta iniciativa es desarrollar un espacio común de enseñanza superior, en donde exista una libre circulación de estudiantes y profesores, de la misma forma que existe en Europa desde 2008, como consecuencia de la iniciativa de la reunión de rectores de Bolonia diez años antes, cuando se crea el Espacio Europeo de Enseñanza Superior. Con su creación, las universidades europeas han dado un avance importante, incluso con la llegada de estudiantes de todos los continentes, incluida una reforma de los sistemas educativos de gran intensidad, como en España, donde inicialmente hubo una gran resistencia pero en la actualidad está en pleno funcionamiento después de más de 15 años y pocas discrepancias.

Los estudiantes latinoamericanos participan de forma creciente en el espacio universitario europeo, bien entendido, con experiencias aisladas o bilaterales con algunas universidades, pero no de forma completa, sino que únicamente se incorporan a algunos de los programas. Incluso el programa Erasmus+ reconoce importantes ayudas económicas para la participación de estudiantes latinoamericanos. Sin embargo, hasta ahora esto es lo que podríamos llamar un sistema de cooperación académica entre universidades. 

El objetivo de este proyecto es dar un paso más, en el que las universidades latinoamericanas, o al menos algunas de ellas en una primera fase, se incorporen en igualdad de condiciones al espacio universitario europeo, y que gocen de los mismos derechos y obligaciones que el resto de los universitarios europeos. Por ello, este espacio de libre circulación debe ser en las dos direcciones, no solo que los latinoamericanos vengan a Europa, sino que los europeos puedan estudiar en las universidades de América Latina y el Caribe.

Con este proyecto se trata de fundamentar la Asociación Estratégica entre la UE y América Latina, e incluso de reforzar la misma, que viene funcionando desde hace 25 años, pero que todavía no ha logrado auténticos resultados. Ahora, se está planteando la necesidad de transformar la Asociación en Alianza, para profundizar las relaciones y establecer un marco común, dado que Europa y ALC comparten los mismos valores, tienen en gran parte intereses comunes y, sobre todo, participan en una misma visión del mundo.

Se busca en ambos continentes (América Latina y Europa) un equilibrio entre mercado, sociedad y Estado, mientras que en Estados Unidos prima el mercado sobre la sociedad y el Estado

Es importante recordar que, actualmente, las dos regiones son las que tienen un proyecto político más cercano, precisamente porque buscan, de alguna manera, el establecimiento de una sociedad del bienestar, bien entendido que en ALC todavía está en ciernes en muchos de sus Estados, pero con el objetivo común de alcanzar una alternativa al capitalismo norteamericano o asiático. Se busca en ambos continentes un equilibrio entre mercado, sociedad y Estado, mientras que en Estados Unidos prima el mercado sobre la sociedad y el Estado.

La visión del mundo común entre ALC y Europa se descubre en muchos elementos. Entre ellos, una concepción similar de los derechos fundamentales, que ahora se materializa con, al menos, la aceptación en ALC de la moratoria sobre la pena de muerte, donde, en el caso de la UE, todos los países han renunciado a la misma, incluso constitucionalmente. En América Latina, durante los últimos años no se está aplicando. Hay que recordar que, en Estados Unidos, en China, en Japón y en algunos países del mundo árabe, se sigue aplicando. 

También es parte de la visión común su percepción sobre los efectos del cambio climático y, por ello, suscribieron prácticamente todos los países el Acuerdo del Clima de París de 2016. Por otro lado, la mayoría de los Estados latinoamericanos son parte del Estatuto de Roma, por el que se creó la Corte Penal Internacional. De igual forma lo son los países de la Unión Europea. Asimismo, comparten la necesidad del desarrollo durante los próximos años y, por eso, aceptan los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, que son impulsados por ambas regiones, entre otros muchos ejemplos.

Son muchas las similitudes que hay entre ALC y la UE, y no solo una historia y gran parte de cultura común; sobre todo, hay que resaltar que tienen un modelo social y político que se diferencia de forma clara de las otras regiones del mundo. Por lo tanto, el Foro Académico Permanente busca la consolidación de esa cercanía, a través de la creación de este Espacio Eurolatinoamericano de Enseñanza Superior, en donde el intercambio libre de estudiantes, entendemos, va a profundizar el acercamiento entre ambos modelos. No me he referido a España, pero es claro que el Estado y los estudiantes de las universidades españolas son los más beneficiados de esta puesta en marcha.

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Francisco Aldecoa Luzárraga es catedrático emérito de Relaciones Internacionales en la UCM y presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo.

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