Cataluña

Las diferencias de estrategia entre los partidos soberanistas se reproducen en la ANC y Òmnium

ANC celebró su asamblea general el pasado domingo.

Desde hace unas semanas, Junts per Catalunya y ERC no esconden sus diferencias sobre la formación de Gobierno, especialmente en lo relativo al papel que debe desempeñar el expresident Carles Puigdemont. Y esta discrepancia también existe entre las dos principales entidades soberanistas, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural: mientras la primera aboga por mantener el pulso con el Estado y tratar de investir a Puigdemont, la segunda defiende que es urgente formar ya un Gobierno para derogar la aplicación del artículo 155 de la Constitución, pese a que –como ERC– sigue defendiendo públicamente que quien tiene la legitimidad para ser presidente es Puigdemont.

Las dos grandes formaciones independentistas no dejan de hacer llamamientos a la unidad de acción, pero lo cierto es que, desde hace semanas, los desencuentros entre Junts per Catalunya y ERC son notables a raíz de la investidura de Puigdemont. Los republicanos apuestan por hacer presidente ya a otro candidato en el Parlament y dar a Puigdemont un cargo simbólico como presidente del Consejo de la República en Bruselas, y a sus tesis se ha sumado en los últimos días el PDeCAT, el partido en el que milita el expresident. No obstante, Puigdemont (que tiene el apoyo de más de una veintena de los 34 diputados de Junts per Catalunya) mantiene su intención de intentar ser investido desde Bruselas y, si eso no es posible –como todo apunta–, aspira al menos mantener en sus manos el poder real desde Bélgica pese a que se escoja otro Ejecutivo en Barcelona.

Hasta el momento, ANC y Òmnium se han mantenido unidas y, de hecho, hace unos días pidieron conjuntamente a los partidos "aparcar las diferencias" para formar Gobierno. Pero el pasado domingo, la ANC aprobó su hoja de ruta para el año 2018, y en ella el objetivo era claro: la formación de un Ejecutivo con "poder efectivo y no dependiente del Estado español" que recupere la vía unilateral para, en último término, iniciar "un proceso constituyente" que lleve a Cataluña a controlar "financiación y control de la hacienda", el "poder judicial y la fiscalía" y la "seguridad de los catalanes".

Es decir, que la apuesta de la ANC es la de mantener el pulso con el Estado en lugar de la de conformar "un Govern estable dentro de la legalidad vigente", como pidió hace unos días la coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal. "Los partidos tienen que aprobar una legislación republicana en la forma que ellos pacten", sostienen fuentes de la entidad, que explican que un camino de "síntesis" entre las posiciones de Puigdemont y las de ERC sería el de "un presidente en el exilio que tenga atribuciones, con un Gobierno en Cataluña que se pliegue a la legislación autonómica pero dirigido desde Bruselas".

Precisamente uno de los aspirantes a presidir este Ejecutivo nominal en Barcelona sería el encarcelado Jordi Sànchez, exlíder de la ANC que fue número dos de la lista de Junts per Catalunya. Pero eso sí: la "primera opción" de la ANC es que Puigdemont "sea investido en el Parlament presentando su programa a través de una persona interpuesta o por vía telemática", una posibilidad que ha prohibido el Tribunal Constitucional. La lectura que hace la entidad de los resultados de las elecciones es la de que "ratificaron" tanto la apuesta independentista como "al presidente legítimo", y por ello Puigdemont "tiene que ser el nuevo president" o al menos ostentar el poder real del Gobierno.

Por su parte, Òmnium Cultural –como también ERC y PDeCAT– también sigue asegurando que su candidato es Puigdemont, ya que "el resultado de las elecciones y el mandato a favor de la independencia tienen que respetarse", en palabras de su vicepresidente y actual portavoz, Marcel Mauri, en conversación con infoLibre. Pero para la entidad, al igual que para ERC, la prioridad absoluta es "que haya un Gobierno ya" para terminar con la aplicación del 155, señala Mauri, que apunta que es necesario que este Ejecutivo tenga "objetivos claros" y que no supongan "una involución" en asuntos como "la inmersión lingüística, los medios de comunicación públicos o el derecho a decidir".

Es decir: la prioridad para Òmnium es que el pulso al Estado no provoque una nueva intervención o que se alargue la actual, ya que el Gobierno ha afirmado en varias ocasiones que solo retirará el 155 cuando el Parlament escoja un nuevo Ejecutivo catalán plenamente operativo. Y eso pasa por tener un Gobierno en Barcelona "que pueda luchar" contra esa intervención –una exigencia similar a la de ERC, que pide un Ejecutivo "efectivo" desde el primer día–, por mucho que haya un órgano "en el exilio" presidido por Puigdemont.

"El 27 de octubre [fecha de la declaración de independencia en el Parlament] culminó un periodo muy importante", pero se decidió "no implementar" la secesión para evitar una respuesta virulenta del Estado, así que hay que buscar "nuevas estrategias" fuera de la vía unilateral, desliza Mauri. Y esa estrategia, para Òmnium, debe pasar por "sumar a más gente" a la causa independentista con la idea de "construir más mayorías" para ejecutar la independencia, señala el portavoz, que no obstante recalca que –a diferencia de la ANC– Òmnium no cuenta con una "hoja de ruta" y afirma que estarán "cómodos donde esté el consenso".

Un presupuesto de millones de euros

Viggo Mortensen se hace socio de Òmnium Cultural

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En cualquier caso, parece seguro que en los próximos meses las dos principales entidades independentistas seguirán jugando un papel fundamental en el secesionismo. Òmnium y la ANC han sido en los últimos años las principales promotoras de las movilizaciones en favor de la secesión, y ambas aseguran que van a intensificar sus llamadas a la protesta. La ANC, además, también tiene previsto iniciar una ofensiva judicial, según explica a infoLibre un portavoz, que asegura que van a ser "mucho más sistemáticos a la hora de denunciar los abusos del Estado" y pone como ejemplo el bloqueo que sufrió su página web los días posteriores a la consulta ilegal del 1-O por parte de la Guardia Civil. "No nos podemos conformar con recuperar la web, sino que tenemos que denunciarlo", señalan estas fuentes.

Las dos entidades independentistas aseguran que no reciben fondos de la Generalitat desde hace años, pese a lo que ambas manejan un presupuesto de millones de euros. Buen ejemplo de ello es la llamada "caja de solidaridad" que gestionan conjuntamente ANC y Òmnium, un fondo de donativos destinados a hacer frente a los procesos judiciales contra líderes independentistas, que a finales de 2017 había reunido 5,7 millones de euros.

Òmnium manejó más de 4,4 millones de euros en 2016, último año del que hace público su presupuesto, mientras que la ANC tiene previsto ingresar 2,1 millones de euros en 2018 únicamente a través de las cuotas de sus socios y los donativos de sus simpatizantes, según está recogido en el presupuesto aprobado este domingo. Entre ambas categorías –los primeros pagan cuota fija y los segundos no–, la ANC tiene unos 80.000 inscritos, mientras que Òmnium roza los 100.000.

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