El futuro de la monarquía

La sombra de Urdangarin en la Zarzuela

Iñaki Urdangarin, Cristina de Borbón y Juan Carlos I

A comienzos de 2009, un débil aleteo del azar introdujo el nombre de Iñaki Urdangarin en la investigación sobre los manejos del expresidente balear Jaume Matas. La intervención judicial de correos electrónicos del Govern sacó a la luz varios –y “anodinos”, recuerda una cualificada fuente– sobre unos juegos deportivos de playa que “Iñaki” tenía interés en promover. El proyecto quedó en nada, pero ese aleteo terminó desatando un huracán cuyas primeras rachas alcanzaron la Zarzuela en noviembre de 2011.

A partir de ahí, ya nada fue igual. Desde los emails aportados por Diego Torres, indicativos del apoyo activo prestado por el rey a su yerno, a aquellos otros que situaron en primer plano las ofertas de trabajo lanzadas por la princesa alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein, compañera de safari del rey en Botsuana, pasando por el episodio del préstamo de 1,2 millones –o donación encubierta prescrita, creen los investigadores del caso– del monarca a su hija para la compra del palacete de Pedralbes, todo el sumario en su conjunto fue poniendo sobre la mesa una idea nociva para Juan Carlos I.

Y esa idea no es otra que esta: que la sombra de Urdangarin jamás habría sido tan larga si administraciones públicas y empresas privadas no hubieran dado por hecho que esa sombra se extendía hasta la Zarzuela. En otras palabras: que si Urdangarin ejerció una especie de derecho de yernada, solo pudo hacerlo porque quienes nutrieron sus cuentas, las de Instituto Nóos y las de la empresa Aizoon –suya y de la infanta– creían que su suegro le respaldaba.

El propio juez Castro dio carta de naturaleza a esa tesis en el auto por el que imputó a la infanta por primera vez. “No se acaba de entender –escribió el magistrado en su resolución del 3 de abril de 2013– que SM El Rey no comentara con su hija las críticas o recomendaciones que [sobre Instituto Nóos] había hecho llegar o proyectaba hacer a su marido e incluso consensuara con ella su alcance y el compromiso, expreso o tácito, de que de alguna manera velara por su cumplimiento”.

Los emails que rompieron las costuras del blindaje mediático

Fue en noviembre de 2011 cuando, tras una batida de registros lanzados por el juez José Castro y el fiscal Pedro Horrach, un informe de Hacienda desvelado por el diario Público certificó que los 5,8 millones públicos –la cuenta supera ya hoy los seis– captados por Instituto Nóos habían acabado en las cuentas de Urdangarin y su socio de años, Diego Torres.

A partir de ahí ni el viento amainó ni las costuras del blindaje mediático que durante lustros había protegido al rey y su familia aguantaron el embate de lo que iban revelando otros correos, estos mucho más comprometedores y aportados por Diego Torres, ahora feroz enemigo de Urdangarin.

La exclusión de los duques de Palma de la agenda oficial de la Corona fue un gesto que acabó eclipsado por la formidable movilización del aparato del Estado que siguió a la primera imputación de la infanta en 2012. Tras una segunda imputación que la llevó a declarar en el juzgado 3 de Palma, su futuro pende ahora del auto que, no antes del 16 de junio, dictará el juez Castro. Salvo viraje de última hora, el magistrado procesará a la infanta por delito fiscal o por blanqueo, y lo hará en contra de la Fiscalía, que ve reprobable la actuación de la hija del rey pero no punible penalmente.

La infanta Cristina se colocó muy pronto en el centro del escenario, mucho antes de que el juez la citara por primera vez como imputada en la primavera de 2013. Pero, aunque orillado por buena parte de los medios de comunicación tradicionales, los correos de Torres indicaban dos cosas: que el rey había prestado apoyo a los proyectos profesionales de su yerno y que este no daba un paso sin consultarlo previamente con el secretario de las infantas, Carlos García Revenga, imputado desde hace año y medio y a quien Zarzuela ha mantenido en su puesto.

Fue al monarca a quien Urdangarin pidió ayuda para el primer gran pelotazo de Instituto Nóos, la cumbre turístico deportiva Valencia Summit: “Quería pedirle un par de gestiones que tendría interés en que pudiese mediar en la medida de la que fuera posible”, escribió a su suegro el 10 de septiembre de 2004.

Y fue al rey a quien Iñaki Urdangarin acudió de nuevo un año después de que, según la versión oficial –entre finales de 2005 y el primer trimestre de 2006– el asesor legal externo del rey, el conde de Fontao, le ordenase abandonar Instituto Nóos y romper amarras con Diego Torres. El 9 de agosto de 2007, Urdangarin le escribió a Diego Torres lo siguiente: "Hemos conseguido que el rey se viera con Pedro para presentar el proyecto " . El yerno del rey se refería al empresario y regatista Pedro Perelló , líder del equipo Ayre , que pretendía incorporarse a la Copa América. Urdangarin pretendía participar a través de la última ONG de su serie, la Fundación DCIS, que fue justamente la utilizada para sacar de España al menos medio millón de euros.

En un segundo correo relacionado con el fallido proyecto Ayre, este datado 1 de octubre del mismo 2007, Urdangarin dice lo siguiente: "Tengo un mensaje de parte del rey , le ha comentado a Cristina para que me lo diga , que Camps le dirá a Pedro el tema de la base del Prada, y que en un principio no habrá ningún problema y que nos ayudarán a tenerla ". El Camps del correo es el mismo Francisco Camps que presidía el Gobierno de la Generalitat valenciana que concedió a dedo 3,5 millones de euros al Instituto Nóos de Iñaki Urdangarin entre 2004 y 2007.

Urdangarin pidió ayuda al rey para el primer gran pelotazo del Instituto Nóos

La Casa Real nunca ha negado la veracidad del contenido de esos correos ni de ninguno de los remitidos al juez por Diego Torres. Pero sus portavoces siempre han enfatizado que ni el rey tenía por qué saber nada de las irregularidades atribuidas a Urdangarin. Y que ningún dato apunta a que el monarca moviera influencias en su favor. 

La institución nunca se ha pronunciado para confirmar o desmentir la reunión supuestamente celebrada en Zarzuela en 2004 donde, según Diego Torres, él mismo y Urdangarin pergeñaron con Francisco Camps y Rita Barberá la idea de celebrar una serie de cumbres turístico-deportivas en Valencia. Tanto Camps como Barberá han desmentido que tal encuentro se produjese.

Pero altos dirigentes del PP valenciano, que se atrincheran en la petición expresa de anonimato, ya sostenían lo contrario antes incluso de que Diego Torres hablara de esa cita durante un interrogatorio judicial. Antes, también, de que dos periodistas del diario El Mundo refirieran el episodio en un libro sobre el caso. Y lo han seguido sosteniendo tras el desmentido de la alcaldesa y el expresidente.

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