El futuro del PSOE

Felipe González complica el inicio del mandato del líder socialista

Pedro Sánchez junto a Felipe González y Alfredo Pérez Rubalcaba en el Congreso Extraordinario del PSOE.

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, hizo este viernes algo poco habitual en política. Tras expresar hasta en dos ocasiones en la última semana sus discrepancias con Felipe González a propósito de las palabras de este último sobre Jordi Pujol –dijo del expresident que no consideraba que fuera un corrupto–, Sánchez dio un paso más. En una entrevista en Radio Nacional, el actual secretario general de los socialistas desveló que, también en privado, había afeado a González sus declaraciones sobre Pujol. "Será de todo menos inocente y, si es algo, es corrupción", insistió Sánchez en la radio pública sobre el que fuera president de la Generalitat durante 23 años. 

Nadie puede negar que el de la corrupción es un tema muy delicado. Tras años salpicados de escándalos –Gürtel, Bárcenas, ERE fraudulentos o Palma Arena– los ciudadanos fijan cada vez más su mirada en este asunto cuando se les pregunta por los temas que les preocupan. La corrupción y el fraude son el principal problema que aqueja a España casi para uno de cada cuatro ciudadanos, según el último sondeo del Centros de Investigaciones Sociológicas. El electorado socialista no escapa a esta percepción. Pedro Sánchez lo sabe y por eso ha intentado mostrarse así de tajante a pesar de que eso supusiera reprender en público (y también en privado) a la figura a la que en varias ocasiones se ha referido como uno de sus referentes políticos, el secretario general que dirigió el partido durante 23 años, el presidente del Gobierno durante catorce y el hombre que aún hoy goza de una poderosa influencia en las filas socialistas.

Sin embargo, este asunto no es el único que, de forma reciente, ha generado tiranteces entre ambos. En el entorno de líder de los socialistas admiten que, entre los dos, existen "evidentes discrepancias" en tres ámbitos. El primero, incuestionable a la luz de la última reacción de Sánchez, es el caso Pujol. Otras fuentes de la dirección socialista sostienen que el actual jefe del PSOE hace bien siendo tajante en este tema. "Es un caso en el que no cabe la presunción de inocencia", subraya, pues el expresident admitió que durante 34 años había mantenido escondido en paraísos fiscales el dinero que dijo recibir por la herencia de su padre. 

El segundo aspecto discrepante, también admitido por el propio Sánchez cuando todavía era aspirante a liderar el PSOE, es el tema relativo a la llamada gran coalición, un hipotético pacto entre PP y PSOE, siguiendo el ejemplo alemán, que González ha llegado a defender en el que caso de que el país lo “necesite”. infoLibre dio cuenta el pasado mayo de esta operación, alentada por los aparatos de los dos grandes partidos con el apoyo del núcleo principal del Ibex-35, una elite mediática capitaneada por el Grupo Prisa y empresas de comunicación dependientes del Gobierno y la Jefatura del Estado, y por la que se estaría preparando un escenario de acuerdo entre PP y PSOE con vistas al escenario posterior de las generales de 2015. Pues bien, sobre este asunto también se han pronunciado Sánchez admitiendo que hay cuestiones en las que no puede estar de acuerdo con González. "Ni gran coalición en Madrid ni tampoco en Bruselas", ha dicho en más de una ocasión. 

El tercer y último escollo que admite el entorno de Sánchez tuvo lugar a propósito de la votación de los europarlamentarios socialistas contra el candidato del Partido Popular Europeo Jean-Claude Juncker como presidente de la Comisión Europea, ordenada por el secretario general por razones de política nacional y “en coherencia” con su campaña de las elecciones europeas del pasado 25 de mayo. Esta fue una de sus primeras decisiones como líder del PSOE, tomada a sabiendas de que apoyar al candidato conservador no habría sido comprendido por los votantes y habría contribuido a dañar la imagen y el discurso del partido, precisamente en un momento de descrédito de la política y hacia las dos grandes fuerzas españolas. Esta decisión molestó a parte de la vieja guardia socialista, encabezada por Felipe González, sector al que no le gustó que el PSOE siguiera un criterio diferente al de la mayoría de los partidos socialdemócratas europeos, que sí apoyaron al luxemburgués.

La influencia de González

A pesar de estas desavenencias, en el entorno de Sánchez sostienen que González "no está condicionando" los pasos del nuevo líder del PSOE. Sí admiten, sin embargo, que sus declaraciones sobre los temas en los que discrepan obligan a Sánchez a dar un paso al frente y contradecirle en público para que no se instale en la ciudadanía un discurso que no es el que él defiende. En cualquier caso, resaltan que el actual secretario general tiene un "gran respeto" por la figura de González a quien, por ejemplo, reivindicó cuando todavía era aspirante a liderar el PSOE como la persona que "sacó a España del atraso secular al que le sometió la dictadura franquista". 

A pesar de estas diferencias, en el entorno de Sánchez dicen que hay otros temas en los que hay buena sintonía entre ambos y en los que González es visto como un referente y una ayuda. Un ejemplo de ellos es la cuestión soberanista en Cataluña, donde aseguran que "las ideas de Felipe le están ayudando a hilvanar su discurso". Pero hay otras cuestiones en las que el criterio del ahora consejero de Gas Natural coincide con el de amplios sectores del PSOE y eso explica, por ejemplo, el hecho de que Sánchez se haya mostrado en los últimos días tan tajante en su negativa a llegar a acuerdos electorales con Podemos antes o después de los comicios. "Hay muchos socialistas que piensan que hay una confluencia entre el PP y el partido de Pablo Iglesias para hundir al PSOE", señalan fuentes próximas a Sánchez. 

Una relación de amor-odio 

Pero a pesar de estos puntos de entendimiento, lo que transmite Sánchez con sus declaraciones es que la suya con González es una relación casi de amor-odio. Durante su campaña como aspirante a liderar el PSOE, el diputado por Madrid sacó a colación en varias ocasiones la figura del expresidente. Reivindicando su etapa al frente del PSOE y del Gobierno, dijo que su objetivo era hacerla suya si lograba el apoyo de los socialistas. En otras ocasiones llamó a su formación a "quitarse los complejos" y adelantó que defendería la "herencia verdadera" de González y Zapatero. Más tajante se mostró en una intervención en el programa Las Mañanas de Cuatrodonde criticó por "injusto" lo que "se está haciendo" con el expresidente, del que dijo que es "un gran dirigente" que "ha hecho muchas cosas" por España. Y antes de aseverar que "Felipe González no es casta como dice Pablo Iglesias", acabó pidiendo para él "un poco de respeto". 

González no piensa que Pujol sea “un corrupto”

González no piensa que Pujol sea “un corrupto”

Aunque obviado por el entorno del secretario general, hay otro asunto que también provoca cierta fricción entre ambos. Es la cuestión de las puertas giratorias, la presencia de cargos públicos en las grandes empresas españolas una vez que están fuera de la política. En este punto gana protagonismo el caso del expresidente, que mantiene un puesto como consejero de Gas Natural Fenosa. El diputado madrileño se comprometió durante su campaña a "cerrar" el flujo de cargos políticos a empresas privadas y, reivindicando al fundador del PSOE, Pablo Iglesias, subrayó que es básico que los cuadros den "ejemplaridad". No obstante, preguntado por si trasladaría ese mensaje a González, se limitó a decir lo siguiente: "Le diría a los expresidentes del Gobierno futuros que se acabaron las puertas giratorias". 

A pesar de que el pasado abril se confirmó que González seguiría un año más en su puesto de consejero –en el que dijo que se aburría a pesar de que le supone unos ingresos anuales de 126.500 euros, tal y como refleja el informe de la empresa catalana– el propio González dijo en una entrevista en el programa El Objetivo de La Sexta que sí creía que había que debatir "si se debe permitir a un exdirigente estar o no en una actividad privada o si es mejor que se asesore a una empresa extranjera", pero "desde el punto de vista ético, no de legalidad". "Yo apoyaré que se prohíba", dijo en esa ocasión. 

Pero hay un último asunto. Ambos también discreparon en la cuestión del aforamiento exprés del rey Juan Carlos, que el PP aprobó en solitario en un trámite ultrarrápido y sin apenas debate. En una entrevista en El PaísGonzález dijo estar a favor del "contenido de fondo", señaló que no consideraba que este blindaje fuera un privilegio y lamentó la postura del Grupo Socialista al respecto, que acabó absteniéndose en la votación. Este es otro de los asuntos por los que Sánchez discrepó en público con González cuando dijo que había cuestiones en las que no podía estar de acuerdo con el expresidente.  

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